sábado, 5 de diciembre de 2015

Guillermo II de Alemania.

                Emperador de Alemania y rey de Prusia.

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                        Káiser Guillermo II del Imperio alemán.

Middle_imperial_coat_of_arms_of_Germany.svgGuillermo II de Alemania(apodado Willy en familia) nació en  Berlín,27 de enero de 1859,  fue el último emperador o káiser del Imperio alemán y el último rey de Prusia. Fue el hijo primogénito de Federico III y de la princesa del Reino Unido Victoria y gobernó entre 1888 y 1918.) 

El parto fue difícil, y como consecuencia de ello el bebé nació con una deformidad en el brazo izquierdo, que los médicos de la corte berlinesa intentaron corregir en vano. Esta deformación consistía en una hipotrofia relativamente leve aunque visible.Aún así, el pequeño aprendió a montar y a cazar con sólo su brazo derecho, y sobrevivió a la estricta disciplina y protocolo del palacio como si su deformidad no existiera.

Considerado un “tullido” incluso por su familia, el heredero tuvo que sufrir con estoicismo los varios intentos de su madre para corregirle su “defecto”. Por ejemplo, a la tierna edad de cinco años, los médicos le colocaron un arnés metálico desde la nuca hasta los talones de los pies, pero el único efecto que el armatoste tuvo fue el desviarle la cabeza ligeramente hacia un lado. Los médicos tuvieron entonces que cortarle un tendón en el cuello para “equilibrar” la apariencia del niño, que nunca se quejó. Al no poder utilizar su brazo izquierdo, el príncipe necesitaba en todo momento la atención de un sirviente que le ayudaba en todos los aspectos de la vida diaria, desde abrocharle los botones de su casaca y atarle los botines, hasta cortarle la carne en el plato.

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                     Victoria del Reino Unido, (madre)

El káiser tuvo una relación difícil con su madre, quien era fría y estricta con él, y se sentía en cierta manera culpable por la deformidad de su brazo, tratando en muchas ocasiones de corregirla a través de un riguroso régimen de ejercicio y dolorosos sistemas médicos. En 1908 sufrió problemas mentales y, en adelante, su posición tuvo menor peso en la toma de decisiones en Berlín.

Varios análisis recientes de documentos sobre su nacimiento, almacenados en los Archivos Imperiales alemanes, han sugerido que Guillermo II pudo también haber experimentado un trauma cerebral en su nacimiento. Los historiadores no han podido determinar si tal incapacidad mental pudo haber contribuido a su agresividad, testarudez y falta de tacto con las personas que lo rodeaban (notablemente su madre) y a la hora de afrontar problemas, lo cual era evidente tanto en su vida política y personal.

La relación de Guillermo II con los demás miembros de su familia era tan interesante como la que tenía con su madre. Veía a su padre con un profundo amor y respeto. La posición de su padre como héroe de las guerras de unificación fue responsable de la actitud del joven Guillermo, ya que en las circunstancias en las que fue criado, el contacto emocional cercano entre padre e hijo no era muy alentado. Más tarde, cuando estuvo en contacto con los opositores políticos de su padre, Guillermo II adoptó sentimientos ambivalentes hacia su padre, dada la notable influencia de su madre sobre una figura que debió haber sido de independencia masculina y de fuerza.

250px-FriedIII             Federico III de Alemania  (padre)                                     

Guillermo II también idolatraba a su abuelo, Guillermo I de Alemania, y posteriormente intentó implementar una cultura del primer emperador alemán como «Guillermo el Grande». Guillermo I murió en Berlín el 9 de marzo de 1888, y el padre del príncipe Guillermo fue proclamado emperador como Federico III de Alemania. Federico murió de cáncer de garganta, y el 15 de junio de ese mismo año, su hijo de 29 años lo sucedió como Emperador de Alemania y Rey de Prusia

Guillermo II tenía una personalidad compleja, brutal para algunos, manipulador excesivo para otros, en suma una personalidad que algunos historiadores han tildado de megalómana extrema, poco tolerante y avasallante. No por ello menos inteligente y vivaz, y se ha afirmado que con el tiempo y la experiencia adquirió astucia política y militar.

Un indicio de su personalidad agresiva está en su deporte preferido: la caza mayor en la cual Guillermo II se jactaba de haber matado a más de 1000 ciervos.

A la muerte de su padre, que sólo llegó a reinar durante 99 días, el 15 junio de 1888, Guillermo II conquistó el trono alemán. Sus condiciones como gobernante eran muy buenas ya que tenía una gran intuición para darse cuenta de la raíz de los problemas, y su formación intelectual era muy completa. Además, poseía grandes dotes de oratoria que le hicieron más de una vez exaltarse en sus discursos políticos y decir más de lo debido.

Se comprometió con la importancia de su misión y sentía firmemente que si Dios le había llevado a ganar la corona, también lo iluminaría para que pudiera seguir el camino correcto en el ejercicio de sus funciones como Káiser. Sin embargo, a pesar de estas excelentes cualidades, Guillermo II acusaba una cierta inmadurez y una clara tendencia a sobrestimar sus propios poderes, cuando ocupó el trono a los 29 años de edad. Aunque carecía de experiencia en el campo internacional, desde el comienzo de su reinado quiso mantener la autoridad monárquica en el interior de Alemania y en sus relaciones con el exterior. Para ello se propuso conservar el poderoso ejército de que disponía y crear una fuerte armada, no sólo para impedir que su país fuese atacado, sino para incrementar su prestigio entre las potencias extranjeras, siendo un emperador respetado por los forasteros. Esta es una de las causas por la cual Alemania tuvo un gran número de judíos sobre su territorio, Guillermo II respetaba al judaísmo.

A mediados de 1918, la Primera Guerra Mundial caminaba hacia su cuarto año de duración. A esas alturas del conflicto ya se apreciaba la imposibilidad de que Alemania ganase la guerra; un Consejo de la Corona, bajo la presidencia de Guillermo II, decidió iniciar las conversaciones de paz, pero se perdió mucho tiempo en tomar esta decisión. El apoyo hacia el Káiser se colapsó por completó en octubre-noviembre de 1918 en el ejército, en el gobierno civil, y en la opinión pública alemana.

El Kaiser se dio cuenta de la necesidad de un armisticio y no consideraba ya necesario que Alemania debiera desangrarse más por una causa perdida. Dada su escasa popularidad, el Presidente Wilson dejó claro que el Káiser no podría tomar parte en las negociaciones de paz. Para colmo de males, Guillermo II enfermó a cusa de la famosa epidemia de gripe de 1918, aunque sobrevivió.

El Kaiser se encontraba en el cuartel general del Ejército Imperial en Spa (Bélgica) a finales de 1918. El "Motín de Wilhemshaven", protagonizado por la Marina Imperial Alemana lo conmocionó profundamente.

Tras el estallido de la Revolución Alemana, Guillermo II no acababa de decidirse a abdicar. Hasta ese momento aún confiaba que, si era obligado a abandonar el trono alemán, aún tendría el control sobre el reino de Prusia, manteniendo su título. La irrealidad de este proyecto se reveló cuando, con el fin de preservar alguna forma de gobierno en tiempos de anarquía, la abdicación de Guillermo II como Emperador de Alemania y como rey de Prusia fue anunciada por el Canciller, el príncipe Max von Baden, el 9 de noviembre de 1918. De hecho, el mismo Príncipe fue obligado a renunciar más tarde, cuando quedó claro que sólo Friedrich Ebert, líder del SPD, podría ejercer un control efectivo sobre Alemania.

Guillermo II aceptó la abdicación tras conocer que el general Ludendorff había sido reemplazado por el general Wilhelm Groener. Éste último le informó que el ejército se retiraría bajo las órdenes de Hindenburg, pero que no lucharía para ayudar a Guillermo II a recuperar el trono. La monarquía había perdido a su último y más fuerte apoyo, y finalmente el mismo Hindenburg (que estaba a favor de la monarquía) fue obligado (con cierta vergüenza) a aconsejar al Emperador que presentara su abdicación.

Al día siguiente, el ex-emperador Guillermo II cruzó la frontera alemana en tren camino a su exilio en los Países Bajos, que se habían mantenido neutrales durante la guerra.

Tras la firma del Tratado de Versalles en 1919, el artículo 227 del mismo estipulaba la persecución legal contra Guillermo II "por haber cometido una ofensa suprema en contra de la moralidad internacional y la santidad de los tratados", pero la Reina Guillermina rehusó extraditarlo, a pesar de las apelaciones por parte de los Aliados. El emperador se asentó en Amerongen, y luego se le otorgó un pequeño castillo en la municipalidad de Doorn, que se convirtió en su hogar por el resto de su vida.

En 1922, Guillermo II publicó el primer volumen de sus memorias. En ellas afirmaba que él no era el culpable de haber desatado la Gran Guerra y defendía su conducta a lo largo de su reinado, especialmente en materias de política exterior. Durante los 20 años restantes de su vida, el envejecido emperador regularmente entretenía a sus huéspedes y se mantenía informado de los acontecimientos mundiales. Gran parte de su vida en el exilio la pasó cortando madera (un pasatiempo que descubrió desde que llegó a los Países Bajos).

Parece que su actitud hacia el Reino Unido y los británicos finalmente se tornó en este período en un tibio deseo de emular las costumbres británicas. Se dice que lo primero que Guillermo II pidió, tras de llegar a los Países Bajos, fue "una buena taza de té británico". No siendo capaz de volver a llamar a su barbero de la corte, y en parte debido a su deseo de disfrazar sus características físicas, Guillermo II se dejó crecer una barba completa, permitiendo así que su famoso bigote se inclinara hacia abajo.

A principios de la década de 1930, el ex-emperador aparentemente esperaba que la victoria del Partido Nazi estimularía el interés en Alemania por la restauración de la monarquía. Su segunda esposa, Hermine, pidió activamente al gobierno nazi beneficios para su esposo, pero el desprecio de Hitler por el hombre responsable de la peor derrota militar de Alemania hasta entonces, y sus propios deseos de poder absoluto, impidieron que el IIIº Reich aceptase cualquier idea de restablecimiento de la monarquía. Si bien había oficiales antiguos en la Wehrmatch que no desaprobaban la idea de restablecer una monarquía (con Guillermo II o alguno de sus descendientes), gran parte de los jerarcas nazis y de sus propias masas de simpatizantes rechazaba de plano el retorno de los Hohenzollern al poder, por lo que Hitler pronto descartó semejante idea.

Con el kaiser Guillermo II y sus hijos

A pesar de haber recibido a Hermann Göring en Doorn al menos en una ocasión, Guillermo II desconfiaba de las intenciones de Hitler, aunque admiraba enormemente el éxito que éste había logrado en los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, e incluso envió al Führer un telegrama de felicitación después de la caída de París en 1940. También había asegurado en septiembre de 1939 a Hitler el apoyo leal de los miembros de la antigua Casa de Hohenzollern (entre ellos seis nietos del exemperador), que eran oficiales de la Wehrmacht. Sin embargo, tras la invasión nazi de los Países Bajos en mayo de ese mismo año, el anciano Guillermo II se retiró completamente de la vida pública.

A pesar de la ocupación alemana del territorio holandés, los líderes nazis tampoco realizaron entonces ningún acercamiento oficial al antiguo Kaiser.

Tiempo después de la ocupación, la admiración que sentía por el dictador alemán pronto se extinguió al enterarse de las persecuciones de judíos ocurridas tanto en las zonas ocupadas como en el territorio alemán. Se dice que el propio Guillermo llegó a decir: "Por primera vez, estoy avergonzado de ser alemán".

Guillermo II murió de embolia pulmonar en Doorn (Países Bajos) el 4 de junio de 1941, con soldados alemanes custodiando las puertas de su residencia al enterarse del fallecimiento del ex-emperador. Se dice que Hitler se disgustó porque Guillermo II tuviera una guardia de honor de tropas del IIIº Reich y al enterarse pensó seriamente en destituir y degradar al general de las fuerzas de ocupación que ordenó tal homenaje.

Guillermo II fue sepultado en un mausoleo en las tierras de Huis Doorn, que desde entonces se ha convertido en un lugar de peregrinaje de los monárquicos alemanes.

 

El mariscal Hindemburg (izqda.), el Kaiser Guillermo II (centro) y el general Ludendorff (dcha.) durante la Primera Guerra Mundial

El mariscal Hindemburg (izqda.), el Kaiser Guillermo II (centro) y el general Ludendorff (dcha.) durante la Primera Guerra Mundial.

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Busto de Guillermo II ante la que fue su residencia en el exilio en Doorn (Países Bajos)

En su juventud, Guillermo estuvo muy enamorado de una de sus primas  Elisabeth Louise Alice Alexandra de Hesse-Darmstadt  o futura Isabel Fiódorovna e intentó por todos los medios conquistarla sin éxito. El rechazo de Isabel se debió principalmente a los modales bruscos y poco atinados del entonces príncipe de Prusia. Nunca la olvidó. En su lugar, se casó con 22 años, el 27 de febrero de 1881, siendo Príncipe de Prusia, con la princesa Augusta Victoria de Schleswig-Holstein (1858-1921), con la que tuvo siete hijos.Doorn (Países Bajos)

 

             Guillermo II y su primera esposa Augusta Victoria.

Su madre era la princesa real Victoria del Reino Unido y su padre era el príncipe heredero Federico de Prusia futuro Federico III de Alemania. Nieto de la reina Victoria del Reino.  El 27 de febrero de 1881, Guillermo II, entonces Príncipe de Prusia, se casó con la princesa Augusta Victoria de Holstein-Sonderburg-Augustenburg  con la que tuvo siete hijos:

Rosa rojaGuillermo (Wilhelm (Guillermo))  Príncipe Heredero.

Rosa rojaEitel Federico (Eitel Friederich) (

Rosa rojaAdalberto (Adalbert) 

Rosa rojaAugusto Guillermo (August Wilhelm) 1887.

Rosa rojaÓscar (Oskar) 1888.

Rosa rojaJoaquín (Joachim) 1890.

Rosa rojaVictoria Luisa (Vitoria Luise) 1892.

Después de la muerte de Augusta Victoria, Guillermo II contrajo matrimonio con la princesa Herminia de Reuss-Greiz el 9 de noviembre de 1922. No tuvo descendencia de su segundo matrimonio.

 

Guillermo II y su madre, Vicky.

                         Guillermo II y su madre, Vicky.                

 

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             Guillermo II en el exilio junto a su hijo y nieto.

Guillermo II murió de embolia pulmonar en Doorn (Países Bajos) el 4 de junio de 1941, con soldados alemanes custodiando las puertas de su residencia al enterarse del fallecimiento del ex-emperador. Guillermo II fue sepultado en un mausoleo en las tierras de Huis Doorn, que desde entonces se han convertido en un lugar de peregrinaje de los monárquicos alemanes.

Se respetaron los deseos de Guillermo II de que sus restos nunca fueran devueltos a Alemania hasta que se restaurase la monarquía, y las autoridades nazis de ocupación permitieron que se realizara un pequeño funeral de tipo estrictamente militar, en tanto dicho acontecimiento no implicase que el Tercer Reich apoyaba la monarquía. Aun así no se respetó la petición de Guillermo II, de que la esvástica y otros símbolos nazis no se desplegaran en sus funerales.

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            Mausoleo de Guillermo II en Doorm (Pasíses Bajos).

Un paquete de cartas anónimas ha sacado a la luz un gran escándalo de orgías y duelos a muerte en la puritana corte del emperador Guillermo II de Alemania, que intervino personalmente para tratar de atajarlo.

«Escándalo en el pabellón de caza de Grunewald: masculinidad y honor en el imperio alemán» es el título del libro que acaba de publicar el historiador Wolfgang Wippermann, en el que revela con todo lujo de detalles el desarrollo de una fiesta de la nobleza que degeneró en una sonada orgía.

Un total de quince miembros de la corte del rey prusiano -9 de ellos hombres y 6 mujeres- participaron en el encuentro sexual una noche de enero de 1891 en el más antiguo palacio berlinés que se conserva, tras una jornada de caza en los bosques de Grunewald, según se desprende de las 246 cartas anónimas estudiadas por Wippermann.

Éstas revelan que en el selecto grupo figuraba la propia hermana mayor del emperador, pero también el maestro de ceremonias imperial, Leberecht von Kotze, y el príncipe Federico Carlos de Hesse, marido de otra de las hermanas del monarca, así como otros príncipes, duques y duquesas, condes y condesas, muchos amigos íntimos de Guillermo II.

El escándalo se extendió a lo largo de cinco años, el tiempo en el que fueron enviadas las cartas anónimas, muchas ilustradas con fotografías pornográficas en las que se recortaron las caras de sus protagonistas para ser sustituidas por los nombres de las personas que participaron en la orgía de sangre azul.

Las misivas revelan además la práctica de actos sexuales rechazados e incluso prohibidos por la ley en la estricta y puritana sociedad prusiana de la época, como las relaciones homosexuales entre hombres o mujeres o el adulterio.

Llamativas revelaciones

Descubiertos en el histórico y policial Archivo Secreto Prusiano, en el barrio berlinés de Dahlem, los anónimos revelan que Alide von Schrader, esposa del maestro de ceremonias, mantuvo en la cita prácticas lesbianas, mientras que el príncipe Aribert von Anhalt practicó sexo anal con otro de los invitados.

Las cartas se ceban especialmente con el conde de la familia Hohenzollern Friedrich von Hohenau, amigo íntimo del emperador, y su esposa Charlotte, el primero por su notoria homosexualidad y la segunda por acumular amantes como el que llegara a ser primer ministro del Reich Max von Baden, o Herbert von Bismark, hijo mayor del Canciller de Hierro.

Pero también con el cuñado del emperador Ernst Günther, famoso por sus visitas sistemáticas a los mas lujosos burdeles berlineses, al que en las misivas se cita por su apodo más famoso, el de Herzog Rammler», que traducido libremente vendría a ser en castellano el «duque fornicador».

Impulsado por el estricto código de honor y masculinidad que regía en la época, el escándalo, que llegó a trascender a la opinión pública, tuvo un final sangriento con la celebración de duelos a pistola con varios heridos, aunque con una sola muerte, en la búsqueda del autor de los anónimos.

Esta fue la del príncipe von Schrader, que fue abatido al amanecer por Leberecht von Kotze -ambos participantes en la orgía-, en un llamado duelo de barrera, en el que los contrincantes pueden dispararse sin cesar mientras caminan para encontrarse. Los distintos duelos consecuencia de la orgía fueron incluso fomentados por el propio emperador en su celo por la salvaguardia del honor prusiano, aunque el escándalo condujo poco después a que ese tipo de enfrentamientos entre nobles acabaran siendo prohibidos por ley por el Reichstag, el Parlamento germano.

Lo que el historiador Wippermann no ha podido desvelar con absoluta seguridad la autoría de los más de dos centenares de cartas anónimas, todas de la misma mano, que desencadenaron el escándalo. Wippermann sospecha, sin embargo, y espera que un estudio grafológico lo confirme, que la autora de las cartas fue Charlotte, la hermana mayor del emperador, quien se supone fue la organizadora de la cita y a quien su propia madre tachaba de «malvada».

 

 

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https://youtu.be/vLN1rLKh85o
 
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