domingo, 10 de enero de 2010

* Ana de Cléves.Cuarta esposa de Enrique VIII. “Hermana del rey”

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                     Ana de Clèves, Retrato de Hans Holbein.

Ana de Clèves (alemán: Anna von Jülich-Kleve-Berg) nació en la ciudad de Düsseldorf, el 22 de septiembre de 1515, siendo la segunda de los 4 hijos de Juan III, duque de Clèves, y de María de Julich, heredera de los ducados de Julich, Berg y Ravensberg. Como todos sabemos, pasó a la historia por haberse convertido en la 4ª esposa de Enrique VIII.

Más allá de la tristeza que embargaba a Enrique por la muerte de su esposa Juana, debió considerar celebrar un nuevo matrimonio, ya que resultaba conveniente a los fines de fortalecer sus alianzas de poder. En este sentido, necesitaba casarse con alguna candidata que lo aliara con el Sacro Imperio Romano Germánico que –liderado por el Emperador Carlos– representaba la mayor potencia de la época.
Entre las posibles esposas se encontraba la flamenca Ana de Cleves, princesa de una familia destacada de religión protestante luterana, lo que favorecería la posición de Enrique en Inglaterra como jefe de la Iglesia Anglicana que él mismo había creado.

En este sentido, a los fines de conocer el aspecto de la que sería su cuarta esposa, envió a la corte germana al pintor Hans Holbeín para que realizara un retrato de su prometida. Así lo hizo el gran pintor, sin embargo, por temor de desagradar al rey realizó un retrato retocado de la futura reina, ante el cual el rey aprobó y hasta se ilusionó con la nueva posesión conyugal. Pero cuando conoció personalmente a Ana de Cleves, no pudo menos que manifestar su desagrado. Según los cánones de la época, Ana era poco agraciada: era alta y corpulenta, y su rostro mostraba además marcas de picaduras de viruela.

Lamentablemente la educación de Ana no fue muy esmerada, María de Jülich, su madre, no permitían que se impusieran las excitantes ideas del Renacimiento en cuanto a la educación de las mujeres. Parece ser que la duquesa María era una católica estricta, que no compartía los ideales reformistas de su esposo. Se dice que Ana no sabía leer ni escribir en otro idioma que el propio, el dialecto llamado deutsch o dietsch, los ingleses lo llamaban holandés y lo encontraban extrañamente áspero al oído.

La corte de Clèves era mundo que nada tenía que ver con la Inglaterra del Renacimiento.Dicen que ella ocupaba su tiempo cosiendo, a igual que una de sus antecesoras, Catalina de Aragón. Lo que ocurría es que Enrique VIII estaba acostumbrado a esposas que podían hacer eso y mucho más. Como ya hemos nombrado en alguna ocasión, para el soberano inglés la música era de suma importancia. El monarca necesitaba el canto y la danza como el aire que respiraba, daba por hecho que su futura consorte poseería talentos musicales.

El contraste con sus antecesoras era muy significativo: No se podía comparar con la instruida Catalina de Aragón, ni con los dotes artísticos de Ana Bolena. A la edad de veinticuatro años, era tímida, ignorante y humilde, además de estar mal preparada para enfrentarse las intrigas cortesanas.Sin duda no poseía el encanto para conquistar un marido corpulento y quisquilloso, inseguro en cuanto a su propia virilidad, casi veinticinco años mayor que ella.

Preso de esta decisión, ya que no podía negarse al casamiento por los altos intereses políticos y económicos que la novia representaba, contrajo matrimonio en 1540. De esta manera, Ana de Cleves se convertía en la cuarta esposa de Enrique VIII.

Ana había permanecido católica conservadora, aunque su familia era luterana. Entablo una relación prospera con la princesa María y se estima que su relación con el rey era buena. A pesar de esto, Enrique había puesto su atención en una dama que formaba parte del sequito de damas de honor de Ana, la bella Catalina Howard. De esta forma, el matrimonio entre Enrique y Ana estaba destinado a la ruptura. De hecho, Enrique consiguió que la fea flamenca, quizá temerosa de correr la suerte de la otra Ana (Ana Bolena), aprobara el divorcio, apenas transcurridos unos meses desde el día de la boda.Ana afirmó que no habían consumado el matrimonio. A cambio de ello, recibiría una importante renta vitalicia y el título honorable de "hermana del rey", siendo considerada una de las mujeres más ricas de Inglaterra. Como curiosidad recibió como regalo el Castillo de Hever, antaño propiedad de la familia de Ana Bolena.

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        Castillo de Hever,Kent. Residencia de la Familia Bolena.

 

Pasó el resto de su vida en el campo, siendo contadas las ocasiones que acudió a la corte. Entre sus apariciones públicas, podemos enumerar: la boda de Enrique VIII con Catalina Parr( su última esposa) y la coronación de su hijastra María I, cabalgando al lado de la princesa Elizabeth. Murió el 28 de julio de 1557, teniendo el privilegio de ser la ultima esposa de Enrique en fallecer. Fue sepultada con honores en la Abadía de Westminster.

La posición y fortuna de Ana de Clèves la convirtió en una mujer poderosa e independiente para su tiempo, siendo además una dama de carácter afable y amable con sus seres queridos y demás sirvientes, mostrándose siempre generosa con todos. Enrique a pesar de todo, sintió estima hacia ella, y en ocasiones le pidió consejos. Ana tuvo la inteligencia de mantenerse en su lugar, ganándose el respecto y la admiración del reino.

 

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jueves, 7 de enero de 2010

* Jane Seymour, tercera esposa de Enrique VIII.

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Enrique VIII y Jane Seymour se comprometieron secretamente en Hampton Court, temprano, en la mañana del 20 de mayo, veinticuatro horas después de la ejecución de Ana Bolena. Al poco tiempo, el 30 de mayo de 1536 se celebró oficialmente el matrimonio en el "gabinete de la reina" en Whitehall.El 04 de junio fue públicamente declarada reina. Ella eligió como moto: "Obligada a obedecer y a servir".

Jane no pudo disfrutar de una gran coronación tal y como lo hizo Ana, la anterior consorte. Era verano y la peste se extendía por todo Londres. El rey le dijo que debería esperar hasta primavera para ser coronada. Pero se rumoreaba, que Enrique no tenía ninguna intención de hacerlo hasta que su esposa diera a luz a su ansiado hijo.

Se cuenta que era una dama que disfrutaba de los placeres sencillos. Adoraba los jardines y era una costurera experta, cuyo trabajo se exponía en los palacios reales más de un siglo después de su muerte. También le gustaban la caza y la pesca e iba de cacería siempre que podía.

Una de sus primeras medidas como reina, fue lograr la reconciliación entre Enrique VIII y su hija María. Consiguió que Enrique permitiera que Lady María regresara a la corte, donde le dio procedencia como "la primera después de la reina". Jane tomaba a María de la mano y caminaba con ella como su igual, y se negaba a ser la primera en cruzar las puertas. Apenas les separaban siete años de diferencia y se hicieron muy buenas amigas, además de compartir el fervor religioso por la vieja fe.

La corte de la reina Jane, si debía ser espléndida, también debía ser decorosa. Se cuenta que era estricta en cuanto a los trajes de sus damas, prohibiendo la moda francesa introducida en la corte por Ana Bolena. Se decía que sus amistades eran sólo femeninas y su reinado se caracterizó por transmitir una atmósfera severa, casi opresiva. Se preocupaba por los mínimos detalles, muchas veces sin importancia, quería que todo estuviera impecable.

Finalmente a principios de 1537, el rey recibió la buena nueva que tanto ansiaba: su queridísima esposa estaba embarazada. El embarazo de Jane le despertó un deseo incontrolable de comer perdices.El monarca ordenaba traerlas desde Calais y Flandes. Engordó terriblemente y se tuvieron que ensanchar todos sus vestidos.

A comienzos de septiembre de 1537, la reina se retiró al Palacio de Hampton Court para reposar en vísperas del gran acontecimiento. El parto fue largo y difícil, pero al final, a las dos de la madrugada del 12 de octubre de 1537, la soberana dió a luz el esperado príncipe. Enrique VIII se mostró lleno de júbilo y lloró de alegría cuando sostuvo a su hijo en brazos por primera vez, y el país estalló en celebraciones.A la edad de 46 años, el monarca había logrado su sueño. El niño fue bautizado con el nombre de Eduardo, por su bisabuelo, Eduardo IV, pero más en particular porque era la víspera de San Eduardo. Las hermanas del joven príncipe, María y Elizabeth atendieron al esplendida ceremonia de bautismo. Jane acudió al gran evento, pero aún se encontraba débil y sin fuerzas. María actuó como madrina, Elizabeth la llevaba en brazos el tío del niño, Thomas Seymour.

A los pocos días de nacer su hijo, Jane contrajo fiebre puerperal, probablemente a causa de los métodos obstétricos poco higiénicos que se emplearon en el parto. Al día siguiente después del bautizo, su salud fue empeorando cada vez más. La fiebre y la infección dominaban de su cuerpo. Desgraciadamente, Jane murió a medianoche el 24 de octubre de 1537, sólo doce días después del nacimiento de su hijo. Tenía veintiocho años y había sido reina de Inglaterra menos de dieciocho meses.

220px-Edward_VI_by_Holbein El príncipe Eduardo.( hijo de Eduardo VIII y Jane Seymour ).

El rey la consideró siempre su "verdadera" esposa, la única que fue capaz de darle el heredero varón que tanto deseaba. Tanto es así que la enterró en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, lugar que él había destinado para su propia tumba. Ella fue la única de las seis consortes que descansó eternamente junto a Enrique VIII, y según cuentan, la que sinceramente le amó. El monarca vistió negro hasta 1538 y tardó más de dos años en volver a casarse.

Nunca sabremos si detrás de ese rostro bondadoso y servicial se escondía algo más. Su familia, los Seymour, no midieron escrúpulos hasta ver a su hermana en el trono de Inglaterra. En una corte con tantas ansias de poder, no sería de extrañar que la ambición se hubiera apoderado de ella también. Tal vez quiso actuar con cautela y sensatez, sin entrometerse demasiado en los asuntos de Estado, en vistas del trágico destino de la anterior consorte. Años después de su muerte, incluso mientras estaba casado con otra de sus esposas, Jane seguía apareciendo en los retratos reales como reina. Su especial condición como madre del heredero nunca fue olvidada.

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* Catalina de Aragón, primera mujer de Enrique VIII

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Reina Consorte de Inglaterra
11 de junio de 1509 - 23 de mayo de 1533

Princesa de Gales
14 de noviembre de 1501 - 2 de abril de 1502
Predecesor Ana Neville
Sucesor Carolina de Brandeburgo-Ansbach

Coronación 24 de junio de 1509
Nacimiento 17 de diciembre de 1485
Palacio Arzobispal, Alcalá de Henares, España
Fallecimiento 7 de enero de 1536
Castillo de Kimbolton, Kimbolton, Cambridgeshire, Inglaterra
Entierro Abadía de Peterborough
Consorte Arturo Tudor (1501-1502)
Enrique VIII (1509-1533)
Descendencia María I de Inglaterra
Casa Real Casa de Trastámara
Padre Fernando II de Aragón
Madre Isabel I de Castilla
Catalina de Aragón y Castilla o Catalina de Trastámara y Trastámara (Alcalá de Henares, 16 de diciembre de 1485 - Kimbolton, Inglaterra, 7 de enero de 1536). Infanta de Aragón y Castilla que fue reina consorte de Inglaterra como la única esposa de Enrique VIII, según los católicos contemporáneos, y como la primera en una lista de un total de seis esposas para los fieles a la causa real. Enrique anuló el matrimonio, de 24 años de duración, por su pretensiones con una cortesana de Catalina, Ana Bolena, y por la supuesta incapacidad de la Reina para engendrar un hijo varón.

Infanta de Aragón y Castilla
Nacida en la ciudad de Alcalá de Henares, el 17 de diciembre de 1485, siete días antes de Nochebuena. Fue la menor de las hijas del rey Fernando II el Católico y de la reina Isabel I la Católica. Era tataranieta del rey Eduardo III de Inglaterra y prima en cuarto grado tanto del rey Enrique VII y de la reina Isabel de York. La hija de los Reyes Católicos era la que más se parecía a su madre: pelirroja, de ojos claros, decidida e inteligente. Catalina tenía sin duda grandes capacidades intelectuales y morales. Recibió una esmerada educación apegada al catolicismo digna de una futura reina, aprendiendo lenguas romances de la península ibérica, francés, flamenco, inglés y, por supuesto, latín, además de artes como la danza y la música. A los seis años contempló la emocionante y vistosa toma de Granada. Allí se quedó a vivir con sus padres, porque Isabel y Fernando siempre consideraron que la capital de la España suya, la de los Reyes Católicos sólo podría ser la ciudad de Granada. Pasaron los años y Catalina abandonó Granada junto con su familia para instalarse en Santa Fe. Su destino era el de contemplar el designio político de la España recién nacida como potencia universal, en contra de Francia, cuyo cerco establecieron los Reyes Católicos con el anillo de cinco bodas: Juan y Juana con los Habsburgo; Isabel y María con Portugal; Catalina con Inglaterra. Catalina fue prometida siendo niña al príncipe de Gales, Arturo, hijo de Enrique VII fundador de la dinastía Tudor.


Siguiendo la política de los Reyes Católicos de aislar a Francia, Catalina fue prometida en matrimonio el 26 de marzo de 1489 con el príncipe Arturo de Gales, primogénito de Enrique VII de Inglaterra, en el llamado tratado de Medina del Campo. A Catalina le causo un gran daño moral abandonar la Alhambra, ya que había pasado en el castillo rojo su niñez y adolescencia. A la edad de 15 años, el 17 de agosto de 1501 el barco de la infanta levó anclas desde La Coruña hacia Inglaterra, pero en el golfo de Vizcaya se desarboló al barco, por lo que debieron fondear en el puerto de Laredo para iniciar nuevamente el viaje el 27 de septiembre del mismo año.

Tras un mes de navegación Catalina llegó al puerto de Plymouth, donde fue recibida por el obispo de Bath, en representación del príncipe. El 14 de noviembre fue desposada por el desconocido, joven y enfermizo príncipe de Gales en la catedral de San Pablo de Londres. Causó una gran impresión a su futuro suegro. Como príncipe de Gales, Arturo fue enviado al castillo de Ludlow en Shropshire para presidir al consejo de Gales y fue acompañado por la ahora princesa de Gales. Unos pocos meses después, el 2 de abril de 1502, el joven príncipe murió por una epidemia, bautizada "como la fiebre del sudor", dejando a una princesa viuda y virgen.

Los intereses de ambas coronas, la pérdida de una cuantiosísima dote por parte de los españoles y la pérdida de un fiel y cada vez más poderoso aliado por parte de los ingleses, llevaron a negociar el matrimonio de la viuda con el siguiente en la línea de sucesión, el príncipe Enrique, hermano del difunto, que tan solo tenía 11 años. Incluso se llegó a barajar la posibilidad de casarla con el propio Enrique VII que había quedado viudo años antes. La princesa viuda testificó que debido a la juventud y carácter enfermizo del príncipe el matrimonio no había sido consumado, hecho que fue certificado con una dispensa del Papa Julio II para que el matrimonio con Enrique fuera posible.

Reina consorte de Inglaterra
En 1509 murió el rey Enrique VII de Inglaterra. Su hijo Enrique asumió el reinado como Enrique VIII de Inglaterra, de la reciente dinastía Tudor, mostrando su deseo de poseer cuanto antes a la princesa española. Por esa razón, dos meses más tarde, el 11 de junio, en la capilla Grey Friars, Catalina fue nuevamente desposada tras una larga y solitaria espera de siete años, llena de incertidumbre. Fue coronada como Reina, el 24 de junio de 1509. Tenía 23 años mientras que el rey acababa de cumplir dieciocho. Tanto como princesa de Gales como de reina, Catalina fue extremadamente popular, entre sus súbditos. Ella gobernó la nación como regente, mientras Enrique invadía Francia en 1513. Ella en persona cabalgó al frente de las tropas de reserva que derrotaron y dieron muerte al rey de Escocia en 1513. Para entonces Catalina había dado a luz a una niña muerta y había visto morir al heredero al trono.

Fue un matrimonio feliz para ambos -con infidelidades por parte del rey-, durante 18 años, hasta que el Enrique VIII comenzó a preocuparse seriamente ante la necesidad de un heredero varón y el fin de la fertilidad de la reina.


Catalina había sido madre en 6 ocasiones, pero los bebes o nacían muertos o sobrevivían poco tiempo. El primero fue un niño que nació en 1510, llamado Enrique que murió al poco tiempo; el segundo fue un varón al que le pusieron por nombre, Enrique y que nació el 1 de enero de 1511 que murió antes de llegar a su tercer mes de vida . Al cabo de dos años nacería otro Enrique pero tampoco sobrevivió. En 1514 nació una niña a la que parece ser también nació muerta. El 18 de febrero de 1516 nació la única hija de Catalina que sobrevivió, la futura María I de Inglaterra, la última reina católica que tuvo Inglaterra. Ante un último intento por parte de Enrique, nacería en 1518 otra niña que parece que murió muerta, aunque algunos apuntan que simplemente fue un aborto sin explicar el genero del bebe. El nacimiento de un varón se hacía esencial para Enrique VIII.

La dinastía Tudor era nueva, y su legitimidad estaba aún en entredicho. Ninguna reina había gobernado nunca exitosamente en Inglaterra en su propio derecho. Los desastres de la Guerra de las dos rosas (1455-1485) se encontraban aún vivos en la memoria colectiva.

En 1520, el poderoso sobrino de Catalina, Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de España, visitó Inglaterra, y la reina comenzó rápidamente con la política de ganar tanto su alianza como la de Francia. Inmediatamente después de la partida del emperador, el 31 de mayo de 1520, la reina acompañó al rey a Francia, para una visita a Francisco I, recordándose el encuentro (por el esplendor de la ocasión) como el campo de la tela de oro. Sin embargo, a los dos años se declaró la guerra contra Francia y nuevamente el emperador fue recibido en Inglaterra, entre otros asuntos, para hacer planes sobre el matrimonio de la princesa María.

Catalina de Aragón como Reina de Inglaterra .El rey, enamorado de Ana Bolena, solicitó la nulidad eclesiástica a la Iglesia Católica (1527) con el pretexto de la ilegalidad del matrimonio celebrado entre cuñados. La actitud inicialmente favorable del papa Clemente VII se modificó ante la negativa de Catalina y las presiones del emperador Carlos V, poco dispuesto a ver comprometida su estrategia.

En plena efervescencia protestante, la cuestión se convirtió en una viva polémica sobre la primacía papal en la que participaron teólogos y hombres de letras. Por último, Enrique se casó con Ana Bolena (25 de enero de 1533), ya embarazada de la futura reina Isabel I. El arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, anuló el matrimonio del rey con Catalina (23 de mayo de 1533). Enrique VIII se separó de la obediencia a la Iglesia Católica de Roma (1534) y se hizo reconocer como jefe supremo de la nueva Iglesia de Inglaterra.

Catalina fue confinada sucesivamente en Ampthill, en Buckden y en el castillo de Kimbolton, donde murió el 7 de enero de 1536, a la edad de 50 años. Aunque nunca renunció al título real, fue enterrada en la Catedral de Peterborough con un funeral propio de Princesa Viuda en lugar del de una reina. Las ciudades de Peterborough y Alcalá de Henares (su lugar de nacimiento) son hoy ciudades hermanas. Todos los 29 de enero, aniversario de su entierro, tienen lugar unos actos conmemorativos en la hoy catedral de Peterborough.

 

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sábado, 2 de enero de 2010

*Ana Bolena,la reina de los mil días.

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ANA BOLENA fue la más emblemática e influyente reina consorte de Inglaterra y1ª marquesa de Pembroke. Nació aproximadamente en el año 1501/07 y murió asesinada el 19 de mayo de 1536. Fue la segunda esposa del rey Enrique VIII, con quien tuvo una hija, la reina Isabel I.

Cuando Enrique VIII posó sus ojos sobre Ana fue en la casa de los Bolena. Por aquél entonces él tenía una relación extramarital con su hermana María y por las constantes visitas que le hacía a su amante, el rey comenzó a entablar una relación más estrecha con ella. Al poco tiempo de conocerla Enrique ya estaba obsesionado, la cortejaba sin cesar pero ella le decía tajante que sólo la tendría si era su esposa. La atosigaba con miles de cartas de amor en las cuales se le declaraba y rogaba que fuese suya. Después de tanto insistir le propuso casamiento y ella aceptó, pero se negó a dormir con el antes de la boda porque sabía que si engendraban un hijo, éste sería ilegítimo.

Tan reticente y difícil se mostró Ana que el rey, dispuesto a conseguirla fuera como fuese, solicitó la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, pedido que en un principio fue rechazado por la iglesia. Pero, gracias a varias jugadas que Enrique VIII hizo para con la Iglesia, el arzobispo Cranmer los declaró marido y mujer después de anular el anterior compromiso con Catalina, la cual fue desterrada en 1531. La nueva reina no fue muy bien recibida por el pueblo, la gente la abucheaba porque no consideraba justa la forma en que desplazó del trono a su anterior gobernanta.

La subida al trono de Ana Bolena fue el comienzo de una revolución tanto religiosa como social, ya que ella convenció al Rey que siguiera en consejo radical y religioso de William Tyndale, el que desterraba la figura de papa y consideraba que un monarca tenía que llevar las riendas de la Iglesia. Además garantizó a Inglaterra una fuerte unión con un aliado ya que por ese entonces Ana entabló firmes relaciones con Francia consiguiendo una alianza entre ambos países.

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Orgulloso de su esposa, Enrique VIII le cedió el marquesado de Pembroke convirtiéndola en la primera plebeya que fue noble por propio derecho. La familia Bolena también se vio muy beneficiada por la relación del rey con la joven.

Pero cuando Ana estaba embarazada de su primera hija, Isabel, Enrique tuvo amoríos con una joven de la corte, lío que enfureció a su esposa. La historia fue pasajera porque el rey no quería que nada alterase la tranquilidad de su mujer ni perturbara el embarazo. Más tarde, el 7 de septiembre de 1533, nació la primogénita del matrimonio real, que de mayor sería una gran soberana. Por ese entonces el papa había excomulgado a la pareja y la primera esposa de Enrique VIII había fallecido. Todo parecía volverse en contra de ambos y la tensión iba en aumento.

Pero los años de gloria fueron cortos y efímeros… Durante el entierro de Catalina, Ana sufrió un aborto y su esposo tomó este hecho como la confirmación de que el matrimonio estaba maldito por Dios. La relación comenzaba a derrumbarse y el rey se vinculó nuevamente a su joven amante, la cortesana Jane Seymour. Aprovechando los dichos de las malas lenguas que aseguraban que Ana le había hechizado para poder casarse con él, o quizás por celos, la mandó a encerrar en la Torre de Londres y así verse libre nuevamente y dar rienda suelta a sus amoríos.

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                             Caja de música de Ana Bolena

No contento con esto comenzó un juicio contra su esposa en el cual la acusaba falsamente de adúltera y de mantener una relación incestuosa con su hermano Lord Roeford. Hoy día se sabe que tales afirmaciones eran totalmente falsas, no existe prueba alguna que las avale y los testigos habían sido sometidos a torturas con el fin de que declarasen contra Ana.

Thomas Cromwell, que en un principio fue aliado de Ana, se volvió en su contra y formó parte del complot para darle muerte. Torturó a varios hombres a los cuales les obligó a declarar que habían tenido relaciones carnales con ella así como también al hermano de la reina, que a pesar de negarlo todo, culparon de traición y de mantener una relación incestuosa durante más de 1 año.

Los hombres fueron ejecutados un 17 de mayo y la muerte se llevaría el alma de Ana dos días después. Antes de su sentencia la joven mujer parecía haber asimilado su destino y mostraba una irónica alegría comentando con sorna que al momento de decapitarla “No tendrán mucho problema, ya que tengo un cuello pequeño. ¡Seré conocida como La Reine sans tête (la reina sin cabeza).

El 19 de marzo Ana Bolena fue ejecutada y sus restos no fueron debidamente enterrados en un ataúd real, sino que fueron depositados en un arca alargada, bajo una tumba sin inscripciones, en la capilla de St. Peter ad Vincula. Al día siguiente de la ejecución, el rey desposaba a su tercera esposa Jane Seymour.

Enrique VIII, vestido lujosamente de inmaculado blanco, se casaba con su tercera esposa, Juana Seymour.

La reina inmolada fue llamada "Ana de los mil días” a causa de que ésa fue la duración de su reinado.

Tiempo después, bajo el mandato de la reina Victoria, sus restos fueron identificados y el sitio donde está enterrado el cuerpo de la Ana Bolena está marcado con inscripciones en una lápida de mármol. Cuentan las leyendas que el espíritu de la joven Ana no encuentra sosiego y aún deambula por la torre de Londres en busca de justicia.

Su persona ha trascendido el límite del tiempo y continúa aún fresca y vivaz en nuestros días a causa de la muerte injusta y cruel a la que fue sentenciada. A pesar de que era una mujer inocente se la acusó de adulterio, incesto y traición condenándola a la morir decapitada. Pero conozcamos más acerca de esta interesante dama que revolucionó su época comenzando la agitación política y religiosa que desencadenó en la Reforma inglesa.

Ana fue hija de sir Tomás Bolena y de lady Isabel (Howard) Bolena. Por falta de registros poco se sabe de su nacimiento, tanto por el lugar donde fue dada a luz como el día en que aconteció. Sí se sabe que tuvo dos hermanos, una mujer y un varón, María y George.

El padre de Ana era un diplomático con gran facilidad para hablar lenguas extranjeras por lo que Enrique VII le tenía cierta predilección. Por tanto en toda Europa su fama se extendió y ganó la simpatía de muchos, incluida la archiduquesa Margarita de Austria.

Ella fue quien le propuso que enviase a su hija menor, Ana, a su casa ya que Margarita se refería a ella como “La petite Boleyn”. Así la joven vivió allí durante un año para después seguir educándose en París. Allí fue nombrada dama de honor de Claudia de Francia y terminó su importante educación capacitándose en cultura francesa, protocolo y cobrando a la vez interés por el mundo de la moda como por la filosofía religiosa.

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                                  Collar de Ana Bolena.

Ana no fue una de las mujeres más hermosas de su época, quizás por su tez mate y cabellos negros lo que por entonces no correspondía a los cánones de belleza establecidos, pero si era poseedora de una seducción innata, sus ojos eran el epicentro de toda su hermosura y ella sabía cómo utilizarlos para encantar a quien la conociera. Otro de sus atractivos era su carisma, elegancia y personalidad. La joven tenía una visión más amplia que muchas de las damas de aquél entonces, y por su sentido de la estética creó nuevas tendencias convirtiéndose en el ícono de la moda del siglo XVI. Era una mujer muy diferente a las demás, por ello en cualquier tertulia su persona era el centro de atención de todas las intenciones masculinas.

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El palacio de Malinas donde Ana Bolena pasó la mayor parte de su estancia en los países bajos.

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A partir de entonces comenzó su corto reinado, tan corto fue que fue llamada “la reina de los mil días“…

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                              Enrique VIII y Ana Bolena                

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martes, 29 de diciembre de 2009

* Isabel de Avis.

Reina consorte de España.

Isabel de Portugal.

Isabel de Avis y Trastámara, también conocida como Isabel de Portugal (1503-1539) fue reina consorte de España y también emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano-Germánico, por razón de su matrimonio con Carlos I de Habsburgo. En un principio fue infanta del reino de Portugal como hija segunda de Manuel I de Aragón y María de Aragón y Castilla, cuarta hija de los Reyes Católicos. Era pues, nieta de los Reyes Católicos, como también lo era Carlos.

La infancia de Isabel transcurrió junto a su amplia familia, hasta que a la muerte de María de Aragón en 1517 asumirá el papel de madre con los más pequeños de sus siete hermanos. La segunda esposa de Manuel I, doña Leonor, con la que contrajo nupcias en 1519, era hija de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. Doña Leonor estaba especialmente interesada en fortalecer aún más los lazos que unían a las casas reinantes en Portugal y España, de tal modo que fue la principal valedora del matrimonio entre Carlos I e Isabel. Se mantenía así la línea amistosa entre España y Portugal inaugurada con el Tratado de Alcaçovas de 1479.

El matrimonio entre Carlos, de veintiséis años, e Isabel, de veintitrés, se celebró en Sevilla en marzo de 1526. Ella fue descrita como una muchacha esbelta y rubia, de la que Carlos quedó prendado inmediatamente al verla. La luna de miel tuvo lugar en Granada, en la que Isabel quedó encinta de su primer hijo, Felipe. La dote aportada por Isabel tuvo mucha importancia en la época, y supuso un respiro a las arcas españolas, que empezaban a resentirse de los numerosos conflictos que Carlos enfrentaba tanto en España como en Europa.

Carlos I de España. Carlos I de España.

A lo largo de su breve vida, Isabel dio a luz a seis hijos, el último de los cuales se adelantó por motivos naturales, provocándole una fuerte hemorragia que acabó con su vida. También el niño murió. Los otros fueron Felipe, futuro Felipe II; María, futura esposa del Emperador Maximiliano II; Fernando; Juana, que casó con el heredero de Portugal y Juan, que murió en la infancia, así como el último hijo de la reina, el que le costaría la vida a ella.

La labor de Isabel de Portugal a lo largo de su vida fue más allá de la de dar a luz a los hijos del Emperador. Ejerció como regente en España en las diversas ocasiones en las que su esposo tuvo que abandonar el reino para visitar sus estados en Austria y en el Norte de Europa, así como para participar en las guerras de la agitada Alemania luterana. Durante sus regencias, en las que siempre mantuvo estrecho contacto con la voluntad de su marido, la reina se ganó el amor de sus súbditos por motivo de su acierto y dedicación. Establecida en Toledo con su Corte, mantuvo una intensa actividad artística y cultural, entre la que destacan personajes como Garcilaso de la Vega o Francisco de Borja, hijo del duque de Gandía, que sería canonizado en 1671.

En 1539 murió como consecuencia de su último embarazo. Fuertemente afectado por la noticia,Carlos I se retirará al monasterio de Santa María de la Sisla y encargará a su hijo Felipe la presidencia de la comitiva que trasladará el cadáver de la Emperatriz desde Toledo a Granada, para ser enterrada en la Capilla Real. Dirigió la comitiva Francisco de Borja como caballerizo de la Emperatriz. A la llegada a Granada, donde se debía depositar el cadáver, Francisco debía abrir el féretro para dar fe del hecho al entregarlo a los monjes que debían enterrarlo. En ese momento y al contemplar el descompuesto cuerpo de Isabel, Borja pronunció la frase «No puedo jurar que ésta sea la Emperatriz, pero sí juro que fue su cadáver el que aquí se puso». Tras esto, decidió optar por la vida religiosa y al enviudar de Eleanor de Castro, dama portuguesa de la Emperatriz, ingresó en la Compañía de Jesús.

Cuando muera el rey Sebastián de Portugal (1578) sin descendencia como consecuencia de sus aventuras africanas, y del cardenal Enrique (1580), Felipe II reclamará el trono portugués aludiendo el derecho que ostentaba por la rama de su madre, lo que dará lugar a la completa unión de España y Portugal en un solo reino, entre los años 1580 y 1640.

Isabel de Portugal ha pasado a la Historia por su belleza, su matrimonio y su admiración por la poesía.

Sin embargo, no resulta muy conocido el entrañable episodio ocurrido poco tiempo después de su boda.

Durante su estancia en el palacio granadino, en plena luna de miel, Carlos entregó a Isabel como promesa de amor el primer clavel, una flor importada de Oriente conocida como flor persa, inédita en España, y que entusiasmó y deleitó a la Emperatriz. Ante el hecho, el Emperador ordenó, como homenaje a su joven y amada esposa, la plantación de miles de claveles en los jardines de la Alhambra, que extendieron su olor por todos los rincones del extraordinario recinto.

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Clavel. Muerte de Isabel de Portugal.

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miércoles, 23 de diciembre de 2009

* Fernando I de Habsburgo, hijo de Juana I de Castilla Y Felipe el hermoso.

Fernando I de Habsburgo, hijo de Juana La loca y Felipe el hermoso

Fernando I de Habsburgo (Alcalá de Henares, 10 de marzo de 1503 – Viena, 27 de julio de 1564) fue Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a partir de 1558 y Rey de Hungría y Bohemia desde 1526. Era hijo de Felipe el Hermoso y de Juana I de Castilla y, por lo tanto, hermano de Carlos I de España.

El lema de Fernando fue «Fiat justitia et pereat mundus», «Que se haga justicia, aunque perezca el mundo».

Era el nieto preferido de Fernando el Católico, y fue educado a la española por su abuelo; en un principio fue investido como regente, en un testamento dado en 1512, hasta la llegada de Carlos a España, pero el anciano rey lo revocó antes de morir favoreciendo a su hermano Carlos, educado en Borgoña.

Hasta la muerte de su abuelo el emperador Maximiliano I estuvo relegado políticamente. En 1518 fue enviado a Flandes por los consejeros de Carlos I, con el ánimo de alejarlo de sus numerosos partidarios, que lo consideraban, por su educación española, como el auténtico príncipe nacional. Tras la muerte de Maximiliano, Carlos le concedió en 1520 el título de Archiduque de Austria y en el tratado de Worms de 1521 la posesión de la herencia austriaca de los Habsburgo, los estados de la Alta y Baja Austria, Estiria, Carintia, y Carniola y posteriormente, en 1522, por las conversaciones de Bruselas, el Tirol, la Alta Alsacia y el ducado de Württemberg.

Su abuelo paterno preparó el matrimonio con Ana de Bohemia y Hungría, hija de Vladislao II de Bohemia y Hungría y de Beatriz de Nápoles, y hermana de Luis II de Hungría, efectuado en 1521. Tras la muerte de Luis II Hungría en la Batalla de Mohács en 1526, sin descendencia, Fernando reclamó a través de su esposa los tronos de Bohemia y Hungría. Los bohemios le eligieron rey dos meses después y se coronó rey a principios de 1527. En Hungría fue elegido rey por una Dieta rival en diciembre del 1526, frente al otro rey coronado, el conde Juan I Szapolyai. Szapolyai era un conde húngaro de la región de Transilvania, a quien los altos nobles del reino lo habían electo rey por su gran influencia política.

Poco después debió contener el avance otomano en los alrededores de Viena y, gracias a la ayuda de su hermano, pudo entrar victorioso en esta ciudad y firmar la paz en 1532. En 1538, por la paz de Nagyvárad (alemán: Grosswardein), Fernando se convirtió en sucesor de Szapolyai, pero fue incapaz de imponer el acuerdo durante su vida.

A la muerte de Juan Szapolyai en 1540, que había continuado denominándose rey de Hungría, Solimán se apoderó de Buda y de la mayor parte de Hungría. El hijo recién nacido de Szapolyai, Juan Segismundo Szapolyai fue cuidado por su madre la reina Isabel, siendo igualmente anti-rey frente a Fernando I. El imperio Otomano amenazó Europa casi continuamente durante el reinado de Fernando. Los turcos fracasaron en ocupar Viena en 1529 pero amenazaron Austria otra vez en 1532 y 1541. Fernando se vio obligado a firmar una tregua en 1545, a cambio de la entrega anual de un tributo al sultán y del reconocimiento en Transilvania de la dinastía rival de los Szapolyai. Finalmente hubo una tregua en 1562 que otorgó a Fernando soberanía sobre una pequeña parte de Hungría, por la que se vio obligado a pagar tributos a los turcos. También convirtió las coronas electivas de Bohemia y Hungría en posesiones hereditarias de la casa de Habsburgo.

El conflicto con el trono húngaro se resolverá en 1568, luego de que el emperador Maximiliano II de Habsburgo, hijo de Fernando I firmase la Paz de Adrianópolis con el sultán Selim II. Ambos suscribieron un acuerdo de no agresión y una serie de impuestos. Por otra parte en 1570 Maximiliano II firmó el acuerdo de Speyer, con Juan Segismundo Szapolyai, donde el emperador renunciaba a sus aspiraciones sobre la región de Transilvania y el húngaro a la corona de Hungría. De inmediato Szapolyai fue coronado como Príncipe de Transilvania y surgió el Estado como una institución independiente, vasalla de los turcos otomanos.

Fernando de Habsburgo, Rey de Romanos (1531)Su hermano Carlos se sirvió de Fernando como representante y defensor de su política en sus largos periodos de ausencia del imperio. A partir de la coronación de Carlos V como emperador del Sacro Imperio, y la elección de Fernando como Rey de Romanos (condición previa para ser nombrado emperador) en 1531, éste adquirió cada vez más importancia en el imperio.

Por más de tres décadas fue diputado de Carlos en los asuntos alemanes, representándolo en las Dietas imperiales y sirviendo como presidente del consejo de gobierno imperial (Reichsregiment). Inicialmente siguió la política de Carlos casi incondicionalmente. Hostil hacia el protestantismo, cargó con alguna responsabilidad por la secesión luterana de la Dieta de Espira en 1529, y después de perder Württemberg ante el landgrave luterano Felipe el Magnánimo de Hesse en 1534, ayudó al emperador en la derrota de la Liga Protestante de Esmalcalda en 1546–1547.

Él presidía casi todas las Dietas; sin embargo, la política religiosa y el plan de Carlos de dejar en herencia a su hijo Felipe la corona imperial, así como su negativa de reintegrarle Württemberg, distanciaron a ambos hermanos. Desempeñó el papel de intermediario entre los príncipes y Carlos V, y contribuyó al arreglo del conflicto mediante un encuentro con Mauricio de Sajonia, en abril de 1552 en Linz, y la negociación de la tregua de Passau en junio y julio de 1552. Fernando empezó a tomar una posición más independiente. No se calmó hasta que finalmente Carlos aceptó en 1553 excluir a Felipe de la sucesión alemana, la cual pasó entonces al hijo de Fernando, el futuro Maximiliano II.

La paz religiosa de Augsburgo de 1555 fue también en gran parte obra suya. Los acuerdos tomados en ella establecieron una base firme de entendimiento para los siguientes sesenta años. Después de la abdicación en 1556 de su hermano Carlos V, quien lo designó en su lugar, fue ratificado definitivamente como emperador electo el 12 de marzo de 1558, y coronado dos días después como emperador electo en Fráncfort, meses antes de fallecer su hermano.

Ya nombrado emperador se mostró más conciliador que su hermano e impulsó la vigencia de la paz de Augsburgo. A su muerte fue enterrado en la Catedral de San Vito de Praga junto con su esposa y su hijo. Murió el 25 de julio de 1564 en Viena, según otras fuentes. Aunque siempre eclipsado por su hermano Carlos V, Fernando ha venido a ser uno de los gobernantes Habsburgo más afortunados del siglo XVI, aumentando las posesiones hereditarias de los Habsburgo austriacos significativamente y restaurando la paz del imperio después de décadas de guerras religiosas.

Política interior
En lo referente a la política interior, en especial a la lucha contra los protestantes, adecuó sus intereses a los del emperador si bien, durante su estancia en Flandes, mantuvo frente a ellos una relativa tolerancia, por influjo del erasmismo y de los humanistas. Fernando, que en los asuntos políticos era más práctico que Carlos, se convenció pronto de la imposibilidad de acabar con el luteranismo por la fuerza y buscó la solución del conflicto religioso mediante el diálogo. Con este espíritu participó en la asamblea de Ratisbona de 1524, que decidió una primera reforma católica en Alemania (disminución de las fiestas de precepto, entrega a los príncipes laicos del quinto de las rentas eclesiásticas); constituyó con los cinco primitivos cantones católicos de Suiza una Unión Cristiana en 1529 para combatir la herejía protestante; firmó con la liga de Esmalcalda la paz de Kadan, que prohibía al Reichkammergericht proceder, en materia religiosa, contra sus propios miembros en 1534; finalmente, sofocó una revuelta de señores checos en Bohemia en 1547, que se oponían a que se llevasen a cabo varias reformas eclesiásticas; intentó conseguir que Roma permitiese la comunión bajo las dos especies en 1554 y se esforzó en atenuar el conflicto religioso al negociar la paz de Augsburgo en 1555.

En la Declaratio Ferdinandea garantizó a sus súbditos la libertad religiosa y en la reapertura del Concilio de Trento en 1562 defendió la libertad de conciencia, y luchó personalmente porque fueran otorgadas amplias concesiones a los protestantes. Posteriormente, Fernando trató de reunir a católicos y protestantes, pero falló porque insistió en que los obispos conservaran su autoridad secular. Llamó a los jesuitas, con lo que creó las bases de la Contrarreforma en su heredad patrimonial.

Entre otros aspectos de su política interior cabe citar la reforma del sistema monetario, la reorganización del consejo áulico y la elección para la sucesión imperial de su hijo Maximiliano II. Fernando se esforzó al mismo tiempo por crear una autoridad central que asegurara la consistencia interna de sus territorios y centralizara la administración. Para ello, en 1522, creó un Consejo de Corte y en 1556 un Consejo de Guerra. En poco tiempo consiguió limitar de nuevo la autonomía de sus estados, que a la muerte de Maximiliano I había aumentado considerablemente. También pudo superar pronto la resistencia ofrecida en un principio contra sus consejeros extranjeros.

De la unión con Ana de Bohemia y Hungría, el emperador tuvo quince hijos:

Isabel de Habsburgo (9 de julio, 1526 – 15 de junio, 1545). Archiduquesa de Austria, casada con Segismundo II Jagellón, Rey de Polonia.
Maximiliano II de Habsburgo (Viena, 31 de julio de 1527 – Ratisbona, 12 de octubre de 1576), casado con su prima hermana María de Austria, hija de Carlos I.
Ana de Habsburgo (7 de julio, 1528 – 16/17 de octubre, 1590) casada con Alberto V de Baviera.
Fernando de Habsburgo (14 de junio, 1529 – 24 de enero, 1595). Conde de Tirol, casado con Filipina Welser y Ana Catalina Gonzaga de Mantua.
María de Habsburgo (15 de mayo, 1531– 11 de diciembre, 1581) casada con Guillermo V de Cleves el Rico.
Magdalena de Habsburgo (14 de agosto, 1532 – 10 de septiembre, 1590). Monja.
Catalina de Habsburgo (15 de septiembre, 1533 – 28 de febrero 1572). Archiduquesa de Austria, casada con Segismundo II Jagellón, Rey de Polonia.
Leonor de Habsburgo (2 de noviembre, 1534 – 5 de agosto, 1594) casada con Guillermo Gonzaga de Mantua.
Margarita de Habsburgo (16 de febrero, 1536 – 12 de marzo, 1567), Monja.
Juan de Habsburgo (10 de abril, 1538 – 20 de marzo, 1539).
Bárbara de Habsburgo (30 de abril, 1539 – 19 de septiembre, 1572) casada con Alfonso II de Ferrara.
Carlos de Habsburgo (Viena, 3 de junio, 1540 – Graz, 10 de julio, 1590). Archiduque de Austria, Duque de Estiria, de Carintia y de Carniola y Conde de Goritz y del Tirol. Casado con María Ana de Baviera. Ambos eran padres del emperador Fernando II.
Úrsula de Habsburgo (24 de julio, 1541 – 30 de abril, 1543).
Elena de Habsburgo (7 de enero, 1543 – 5 de marzo, 1574). Monja.
Juana de Habsburgo (24 de enero, 1547 – 10 de abril,1578). Archiduquesa de Austria, casada con Francisco I de Médicis, Gran Duque de Toscana. Una de sus hijas fue María, esposa del rey Enrique IV de Francia.

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martes, 22 de diciembre de 2009

* Leonor de Austria, hija de Juana la loca y Felipe el hermoso.

Leonor de Austria 

Hijos de Juana I  la loca y Felipe I el hermoso, tuvieron  seis hijos:

  • Leonor de Austria (Lovaina, cerca de Bruselas, 24 de noviembre de 1498 - Talavera la Real, cerca de Mérida, 18 de febrero de 1558), reina de Portugal y de Francia, hija primogénita de Felipe, archiduque de Austria y duque de Borgoña, y de Juana de Castilla, heredera de los reinos de Aragón y Castilla, conocida como Juana la Loca.

Fue célebre en su tiempo por su extraordinaria belleza y cultura, siendo pretendida por los reyes de Francia Luis XII y Francisco I y por el conde Federico del Rin, con el que íntimamente ella hubiera deseado casarse.

Pero como la política de los Habsburgo era procurar matrimonios políticamente ventajosos para el futuro de la dinastía, la comprometen con su tío, el rey Manuel I de Portugal, apodado "el Afortunado", que era viudo de sus dos tías, Isabel y María, hermanas de su madre.

El matrimonio se celebró en la ciudad de Lisboa, el 7 de marzo de 1519, y fruto de la unión nacen dos hijos:

  • Carlos (18 de agosto de 1520 - 15 de abril de 1521).
  • María (8 de junio de 1521 - 10 de octubre de 1577), señora de Viseo, y conocida como la princesa más acaudalada de Europa.

El rey Manuel I fallece víctima de la plaga en Lisboa, el 13 de diciembre de 1521, a los 52 años. Leonor tenía apenas 23, y decide retornar al lado de su hermano Carlos V, viéndose obligada a dejar en Portugal a su hija María, de sólo seis meses de edad. No volvería a verla en muchos años, siendo la relación entre madre e hija distante y difícil, sobre todo para la infanta portuguesa, que nunca perdonó a su madre el abandono.

La rivalidad entre Carlos V y Francisco I de Francia sacudía a Europa en una sangrienta lucha de poderes. Así que, cuando el rey francés fue capturado por el monarca español y encarcelado tras su derrota en la Batalla de Pavía (1525), se vio forzado a firmar el tratado de Madrid (1526), el cual pronto desconoce, reanudándose las hostilidades.

Finalmente se consigue la firma del Tratado de Cambrai o de las Damas (1530), llamado así porque fue firmado por Luisa de Saboya -madre de Francisco I- y Margarita de Austria -tía de Carlos V-. Una de las cláusulas de dicho tratado es que Francisco I, ya viudo, se casaría con la archiduquesa Leonor, reina viuda de Portugal. Para aquel entonces, Leonor había perdido el brío en su persona: se había vuelto enfermiza, delicada, y estaba además afectada por elefantiasis, una enfermedad que hincha y deforma las piernas, dejándolas amoratadas.

 

El matrimonio de Francisco I y Leonor se celebra en la abadía de Veien, el 5 de agosto de 1530. La vida de Leonor en la refinada y lujuriosa corte francesa fue difícil y angustiosa: veía como su marido la rechazaba y despreciaba, desviando sus atenciones hacia otras mujeres. Francisco I muere en Rambouillet, el 31 de marzo de 1547, a los 52 años de edad. Leonor, viuda y sin hijos en este matrimonio, regresa inmediatamente al lado de Carlos V.

Durante muchos años, Leonor trató, ayudada por su hermano, el consentimiento del rey de Portugal para que su hija María viviera con ella.

Tras la abdicación de Carlos V (1555) y su retiro a San Jerónimo de Yuste, Leonor y su hermana María deciden seguir a su hermano, dando muestra del inmenso cariño que los unía.

Entonces, sucede lo inesperado: el rey Juan III de Portugal al fin permite que la infanta María viviera al lado de su madre. Pero los años de separación fueron demasiado: una vez llegada a España, la infanta se negó a permanecer al lado de su madre y regresa a Portugal. Para Leonor fue el golpe de gracia; su salud se había resentido considerablemente en el último año, y el rechazo de su única hija fue más de lo que pudo soportar.

Falleció en la localidad de Talavera la Real, cerca de Mérida, el 18 de febrero de 1558.

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https://youtu.be/vLN1rLKh85o
 
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