viernes, 26 de febrero de 2010

Felipe II de España.


Rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Inglaterra e Irlanda, Duque de Milán, Soberano de los Países Bajos y Conde de Borgoña.

Portrait_of_Philip_II_of_Spain_by_Sofonisba_Anguissola_-_002b                         Casa de Austria.    
 Felipe II por Sofonisba Anguissola, 1565 (Museo del Prado)

   
Felipe II de Austria (o Habsburgo), llamado El Prudente, fue Rey de España desde el 15 de enero de 1556 hasta su muerte, de Nápoles y Sicilia desde
1554 y de Portugal y los Algarves (como Felipe I) desde 1580, realizando una ansiada unión dinástica con Portugal, que duró 60 años. Fue asimismo Rey de Inglaterra, por su matrimonio con María I Tudor, entre 1554 y 1558.
Hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel hija de Manuel I de Portugal, hermano de María de Austria y Juana de Austria, nieto por vía paterna de Juana I de Castilla y Felipe I y de Manuel I de Portugal y María de Castilla por vía materna. Murió a los 71 años de edad el 13 de septiembre de 1598, tras pasar unos años en unas condiciones de vida malas debido a la enfermedad que padecía, y que se agravaba con el paso del tiempo.


Felipe II y su segunda esposa María I Tudor, reyes de Inglaterra.

Felipe II se casó en primeras nupcias con su prima hermana, la infanta María Manuela de Portugal  el 15 de noviembre de 1543. Tuvieron un único hijo:

Red roseCarlos de Austria (1545-1568), príncipe de Asturias.

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María Manuela de Portugal, nieta de Juana de Castilla, sobrina nieta de Catalina de Aragón

Casó en segundas nupcias con la prima hermana de su padre Carlos, la reina María I de Inglaterra (1516-1558), en Winchester el 25 de julio de 1554. No tuvieron hijos.

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REINA MARIA TUDOR DE INGLATERRA Y REINA CONSORTE DE ESPAÑA.

Su tercer matrimonio con Isabel de Valois (1546-1568) tuvo lugar el 22 de junio de 1559. Tuvieron cinco hijas:

Red roseDos niñas gemelas (agosto de 1564), aborto espontáneo.

Red roseIsabel Clara Eugenia (1566-1633), casada con su primo hermano, el archiduque Alberto de Austria.

Red roseCatalina Micaela (1567-1597), casada con Carlos Manuel I, Duque de Saboya.

Red roseJuana (3 de octubre de 1568), murió a las pocas horas de nacer.

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INFANTA ISABEL CLARA EUGENIA. HIJA DE ISABEL DE VALOIS Y FELIPE II

Casó en cuartas nupcias con su sobrina la archiduquesa Ana de Austria (1549-1580), el 14 de noviembre de 1570. Ana era hija de Maximiliano II de Habsburgo (primo de Felipe) y de María de Austria y Portugal (hermana de Felipe). La pareja tuvo cuatro hijos y una hija:

Red roseFernando (4 de diciembre de 1571-18 de octubre de 1578), príncipe de Asturias.

Red roseCarlos Lorenzo (12 de agosto de 1573-30 de junio de1575).

Red roseDiego Félix (15 de agosto de 1575-21 de noviembre de 1582), príncipe de Asturias.

Red roseFelipe (14 de abril de 1578-31 de marzo de 1621), príncipe de Asturias, futuro rey de España como Felipe III.

Red roseMaría (14 de febrero de 1580-5 de agosto de 1583).

María Ana de Saboya-z

                      Ana de Austria

Quedando finalmente resuelto el problema de la descendencia, Ana de Austria moriría en 1580. Felipe II no volvería a casarse.

Las esposas de Felipe II no fueron las únicas que compartieron la vida intima del rey. Los rumores hablan  de muchas supuestas amantes y de hijos ilegítimos que nacieron de unas de estas relaciones.  Apuntan amores con Catalina Laínez, Eufrasia de Guzmán, Doña Elena Zapata,Catalina Leney , Magdalena Dacre, la vizcondesa de Montague. Incluso se dice que Felipe II estaba encaprichado con Isabel I, hermana de su tercera mujer María Tudor. Sin embargo, las más difundidas implican en particular a dos mujeres : Isabel de Osorio y Ana de Mendoza, princesa de Éboli que mantuvieron con él relaciones  que marcaron sin duda su vida.

15 años de amor con Isabel de Osorio, ” la dama de Saldañuela “.

Su relación con Isabel de Osorio duró 15 años y se dice que nacieron de este amor dos hijos : Bernardino y Pedro.

           Isabel de Osorio era hija de María de Rojas y Pedro de Cartagena, señor de Olmillos y regidor de Burgos.

Se supone que esta relación empezó poco antes de su enlace con María Manuela de Portugal , su primera esposa como lo deja entender  Guillermo de Orange en su Apología, libro en el que relataba las supuestas barbaridades atribuidas a su rival Felipe y que fue al origen de la Leyenda Negra. En efecto, afirmaba que cuando este se casó por primera vez con su prima María Manuela de Portugal ,  ya estaba desposado con Isabel de Osorio.  También se supone que es en la corte donde se conocieron ya que  Isabel de Osorio era dama de compañía de su madre, la emperatriz Isabel.

Lo que sabemos de seguro es que el joven príncipe  se enamoró perdidamente de esta mujer 10 años mayor que él y tuvo a lo largo de su vida una importancia cierta, hasta hacer construir para ella, tras finalizar su relación apasionada con ella,  un magnifico palacio (el palacio de  Saldañuela ) en un pueblo burgalés. Lo que provocó el enojo y los celos de sus vecinos que empezaron a llamar a el palacio  ” La casa de la puta del rey “.  Incluso se rumoreó una boda secreta con ella.

También le dejó Felipe una notable fortuna en dinero y joyas, cuyo detalle figuró en el Archivo de Simancas.

Por fin otro elemento muy revelador del amor intenso que el rey  sentía para ella,es que se atrevió a pedir a  Tiziano (pintor veneciano con quien compartía una relación de amistad estrecha) que pintara una serie  de cuadros de inspiración mitológicos pero con el rostro de Isabel de Osorio. Se dice que el rey quiso que las dos primeras obras fueran de un marcado erotismo. Así, uno de ellos representa a una diosa desnuda en actitud  provocadora.

Dánae recibiendo la lluvia de oro, cuadro de Tiziano (1553). Museo del Prado

La segunda entrega de Tiziano, Venus y Adonis, fue enviada directamente desde su taller de Venecia a Londres. Dicen que ambos poseen los rostros de la pareja de amantes, de Felipe e Isabel.

Venus y Adonis, cuadro de Tiziano (1553). Museo del Prado

Fue el matrimonio de Felipe con su tercera esposa Isabel de Valois que fue al origen de la forzada separación.

Isabel de Isorio vivió allí retirada y sin ninguna relación conocida hasta su muerte y fue enterrada en la iglesia del pueblo que ella misma fundó.

La leyenda de sus amores con Ana de Mendoza, princesa de Éboli

                           Princesa de Éboli

Hija única de Diego de Mendoza (Príncipe de Mélito y nieto del Gran Cardenal Mendoza)  y  de Catalina de Silva, Ana de Mendoza y de la Cerda era entonces descendiente de una poderosa familia aristocrática castellana.

Descrita como ” enigmática, bella, inteligente y ambiciosa” , la leyenda dice que tras la muerte de su esposo Ruy Gómez de Silva (hombre de confianza y amigo del rey) , la princesa de Éboli fue la supuesta amante de Felipe II y de su secretario Antonio Pérez a la vez.

Considerada como una de las mujeres más poderosas de España en la corte de la época, aprovechó la influencia de Pérez y su conocimiento de los secretos de Estado para satisfacer sus ambiciones políticas y sus necesidades económicas.
De carácter “ dominante y altivo, voluble, rebelde y apasionado” fue implicada en las intrigas de la corte : se dice que  junto a Antonio Pérez, mantuvieron  negociaciones  con los rebeldes flamencos y portugueses, traicionando pues al rey. Parece probable también una intriga compleja de Ana y Antonio acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra Don Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.El caso es que Juán de Escobedo (secretario de Don Juán de Austria y hermano bastardo del rey) había descubierto esos hechos y de sus amores con el secretario de Felipe II. Se dice que temiendo una posible denuncia, Ana  se le acusó de una grave conspiración política urdida con Juan de Austria y  así instigó su asesinato  logrando convencer el rey de sus supuestas intrigas.

Más tarde, el rey se dio cuenta de la superchería y de la traición de los dos amantes. Finalmente Ana fue arrestada con Antonio en 1579.

             Torreón de Pinto ( Madrid )

Todo esto la condujo evidentemente  a perder el favor real y a ser desposeída de todos sus bienes y derechos y a verse encarcelada en el torreón de Pinto ( Madrid ) luego al castillo de San Torcaz (dado a su delicado estado de salud y las malas condiciones del torreón) y, posteriormente a su palacio de Pastrana (en Guadalajara) con su hija menor Ana ,que la acompañó en su reclusión durante más de  11 años de su vida y pues hasta su muerte.

       Palacio Ducal de Pastrana ( Guadalajara )

Así según Queralt  ” fue la depositaria de la venganza que el rey quería ejercer sobre Antonio Pérez

Durante la época del Imperio español, surgen dos leyendas en Europa  que vinculados imágenes del Imperio muy contradictorias por todo el continente  : o sea excesivamente negativa  o excesivamente positiva.

  • La leyenda negra

” La leyenda negra se fundamenta principalmente en relatos de viajeros, peregrinos, comerciantes, emigrantes, exiliados de la época y hasta en las mismas tropas españolas, pero se apoya, además, en hechos históricos como la expulsión de los moriscos y los judíos.

Esta leyenda negra surge en Europa debido a las numerosas guerras internacionales que mantenía el Imperio y que lo convertían en un enemigo potencial para todos los países cuya religión no era la defendida por éste (la religión católica), es decir, para los protestantes, luteranos, anglicanos o calvinistas de Inglaterra, Holanda, etc., que temían que al imponer una religión universal, Felipe II querría convertirse en Monarca Universal.

En efecto, como su padre Carlos V, recordamos que Felipe II hizo de la defensa de la fe católica una prioridad y en esta empresa tan importante ante sus ojos, fue también presentado como un monstruo fanático y despótico por sus enemigos hasta ser apodado : ” el demonio del Mediodía”.

Esta leyenda fue  favorecida por muchos elementos :

Ilustración de Theodor de Bry (1528–1598) inspirada en el siguiente pasaje de la Brevísima de fray Bartolomé de Las Casas:

–  La explotación de libros como Exposición de algunas mañas de la Santa Inquisición española de Reginaldo Gonzalo Montanés o  de algunas obras de fray Bartolomé de las Casas, particularmente la titulada  Brevísima relación de la destrucción de las Indias que “se propone denunciar los destructivos efectos que tuvo para los pueblos indígenas de América la temprana colonización española.”

Muchas obras  fueron así utilizadas para alimentar  la leyenda negra española acusando el Imperio de fanatismo y crueldad a través de la Santa Inquisición y denunciando atrocidades cometidas por los españoles en la conquista de América.

– La Apología , que fue escrita por Guillermo de Orange y que acusa Felipe II del asesino de su propio hijo Carlos y de su esposa Isabel de Valois por motivos muy oscuros. En efecto, en su obra, Guillermo de Orange nos entera de una relación apasionada entre Felipe II y su sobrina Ana de Austria que llevó el rey a planear la muerte de su mujer y de su hijo para poder casarse con ella. Explica que al descubrir una relación intima entre los dos, aprovechó la situación. Así, tras enviudarse pudo conseguir la Sante Sede con el motivo de la falta de sucesor y entablar la relación tan deseada con Ana de Austria.

Sin embargo,ya que no se ha encontrado evidencia alguna que justifique estas acusaciones y la supervivencia de la leyenda sobre don Carlos se debe sobre todo a la popularidad de la ópera de Verdi.

– Muchos rumores relacionadas con la vida privada de Felipe II.

Por ejemplo, la que denuncia la relación secreta del rey con Ana de Mendoza y que dice que su segundo hijo Diego era en realidad el hijo ilegitimo del rey o la que dice que  vivía amancebado con su propia hermana Juana. Así, numerosos rumores fueron difundidos con insistencia para proponer una imagen muy extrema de Felipe II : la imagen de un monstruo sanguinario, cruel, sombrío, celoso, fanático y mujeriego.

  • La leyenda rosa

Varios historiadores e investigadores relacionan la leyenda negra antiespañola y anticatólica, con su contracara, la «leyenda blanca» (Gibson), «leyenda rosa» (García Cárcel) o «dorada» (Blasco Ibáñez, Juderías), propagandista de las conquistas de la España católica. Esta otra leyenda es defendida por numerosos autores pro-españoles de países como Inglaterra e Italia, que resaltan valores españoles como la astucia, la prudencia, el amor a la patria, etc., así como por los propios españoles, que exaltan la lengua, la cultura y la monarquía de Felipe II.

Rey de Inglaterra e Irlanda

El 25 de julio de 1554 Felipe se casó con la reina María I Tudor de Inglaterra. Al final de la ceremonia fueron proclamados:

Felipe y María, por la gracia de Dios, rey y reina de Inglaterra,Francia, Nápoles, Jerusalén, Irlanda. Defensores de la Fe, príncipes de España y Sicilia, Archiduques de Austria, Duques de Milán, Borgoña y Barbante, Condes de Habsburgo, Flandes y el Tirol, en el primero y segundo año de su reinado.


Las cláusulas matrimoniales eran muy rígidas (equiparables a las de los Reyes Católicos) para garantizar la total independencia del Reino de Inglaterra. Felipe tenía que respetar las leyes y los derechos y privilegios del pueblo inglés. España no podía pedir a Inglaterra ayuda bélica o económica. Además, se pedía expresamente que se intentara mantener la paz con Francia. Si el matrimonio tenía un hijo, se convertiría en heredero de Inglaterra, los Países Bajos y Borgoña. Si María muriese siendo el heredero menor de edad, la educación correría a cargo de los ingleses. Si Felipe moría, María recibiría una pensión de 60,000 libras al año, pero si María fuese la primera en morir, Felipe debía abandonar Inglaterra renunciando a todos sus derechos sobre el trono.

Felipe actuó conforme a lo estipulado en el contrato matrimonial, encontrándose con fuerte resistencia por parte de los cortesanos y los parlamentarios ingleses, lo que se llegó a manifestar en un intento de asesinato abortado en marzo de 1555 en Westminster. Sin embargo, ejerció una notoria influencia en el gobierno del reino, ordenando la liberación de nobles y caballeros presos en la Torre de Londres, por haber participado en rebeliones anteriores contra la reina María, y actuando de forma vital para la reintegración de Inglaterra en la Iglesia católica. Tras su partida a los Países Bajos, un Consejo Escogido de ingleses enviaba misivas a Felipe demandando su opinión y recomendaciones sobre los distintos asuntos de gobierno que debatía, llegando a seguir fielmente las directrices que el rey les hacía llegar posteriormente.​ Durante una parte importante de su reinado estuvo ausente, especialmente a partir de 1556, cuando su padre abdicó en él en las Coronas de España, Sicilia y Cerdeña.Tras la muerte, el 1 de noviembre de 15, de Francisco II, último Sforza, el Ducado de Milán quedó sin soberano. Los reyes de Francia, emparentados con la familia Visconti, reclamaban el ducado. Esta fue una de las causas de las sucesivas guerras italianas. Francisco I vio en la muerte del duque de Milán una nueva oportunidad para hacerse con el territorio, originando una tercera guerra contra Carlos I de España, que acabó con la Tregua de Niza en 1538.

El 17 de noviembre de 1558, encontrándose en los Países Bajos, la reina María I Tudor falleció sin haber tenido descendencia. Su hermana ascendió al trono como Isabel I de Inglaterra, reconocida como tal por el ya ex rey Felipe. Soberano de los Países Bajos y duque de Borgoña

En 1555 Carlos I, ya mayor y cansado, decidió renunciar a más territorios en favor de su hijo Felipe. El 22 de octubre del mismo año, Carlos abdicó en Bruselas como Soberano Gran Maestre de la Orden del Toisón de Oro. Tres días después, en una grandiosa y ostentosa ceremonia ante decenas de invitados, se produjo la abdicación como soberano de los Países Bajos de los Habsburgo. La renuncia al Condado de Borgoña tuvo lugar el 10 de junio de 1556.​

Carlos pensó que España defendiese desde esos territorios al Sacro Imperio Romano Germánico, más débil que Francia. A diferencia de Castilla, Aragón, Nápoles y Sicilia, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos y veían al monarca como un rey extranjero y lejano. Los estados del norte pronto se convirtieron en un gran campo de batalla, ayudados por Francia e Inglaterra, que explotaron la situación de rebelión constante de Flandes para debilitar a la Corona Hispánica.

Rey de España, Sicilia y las Indias

El 16 de enero de 1556 Carlos I, en sus habitaciones privadas y sin ninguna ceremonia, cedió a Felipe la Corona de los Reinos Hispánicos, Sicilia y las Indias. Felipe ya desempeñaba funciones de gobierno desde 1544, después de que Carlos I escribiera en 1543, a su regreso a España, las Instrucciones de Palamós, que preparaban a Felipe para la regencia de los reinos peninsulares hasta 1550 cuando éste aún tenía dieciséis años.​ Aunque durante su juventud vivió doce años fuera de España en Suiza, Inglaterra, Flandes, Portugal, etc., una vez convertido en Rey de España fijó su residencia en Madrid y potenció el papel de esta ciudad como capital de todos sus reinos.

Rey de Portugal

Dominios europeos y norteafricanos de Felipe II hacia 1580

El 4 de agosto de 1578, tras la muerte sin descendientes del rey Sebastián I de Portugal en la batalla de Alcazarquivir, en Marruecos, heredó el trono su tío abuelo, el cardenal Enrique I de Portugal. Durante el reinado de éste, Felipe II se convirtió, como hijo de Isabel de Portugal, en candidato al trono portugués junto a Antonio, el Prior de Crato y nieto del rey portugués Manuel I, Catalina de Portugal y los duques de Saboya y Parma. Felipe recibió el apoyo de la nobleza y el alto clero y el Prior de Crato fue apoyado por la gran mayoría del pueblo.

A la muerte de Enrique I, el Prior de Crato se autoproclamó Rey de Portugal el 24 de julio de 1580. Ante tal hecho, Felipe II reaccionó enviando a un ejército al mando de Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, el Gran Duque de Alba, para luchar contra el Prior de Crato y reclamar sus derechos al trono. La batalla de Alcántara culminó una rápida y exitosa campaña militar que obligó a Antonio a huir y refugiarse en las islas Azores, de donde fue desalojado en 1583 tras la batalla de la Isla Terceira.

Cultura y arte

El gobierno de Felipe II coincidió con la etapa histórica conocida como el Renacimiento. Aunque el cambio ideológico no fue tan extremo como en otros países; no se rompió abruptamente con la tradición medieval, no desapareció la literatura religiosa y fue durante el Renacimiento cuando surgieron en España autores ascéticos y místicos.

La literatura religiosa estuvo encabezada por escritores como santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, fray Luis de Granada, fray Luis de Molina, san Juan de Ávila y fray Juan de los Ángeles. Miguel de Cervantes empezó a escribir sus primeras obras. La poesía lírica renacentista de este se dividió en dos escuelas: la Salmantina (Fray Luis de León) y la Sevillana (Fernando de Herrera). La poesía épica culmina con Alonso de Ercilla, quien dedica La Araucana a Felipe II. En el teatro destaca Lope de Rueda, uno de los primeros actores profesionales españoles, considerado precursor del teatro de Lope de Vega, quien aún acaparará más importancia en el reinado de Felipe III, al igual que Miguel de Cervantes.

Entre los pintores más famosos destacaron el Greco, Tiziano, Antonio Moro o Brueghel el Viejo. Alonso Sánchez Coello fue el pintor de cámara de Felipe II. Fue el apogeo de los arquitectos españoles, entre ellos: Juan de Herrera, Juanelo Turriano, Francisco de Mora o Juan Bautista de Toledo, que tuvo como resultado la aparición de un nuevo estilo, que se caracterizó por el predominio de los elementos constructivos, la ausencia decorativa, las líneas rectas y los volúmenes cúbicos. Este estilo fue bautizado posteriormente como estilo herreriano. Estos afamados arquitectos construyeron edificios religiosos y mortuorios como el monasterio de El Escorial o la catedral de Valladolid; civiles o administrativos como la Casa de la Panadería de Madrid o la Casa de la Moneda de Segovia, y militares como la Ciudadela de Pamplona.

Los compositores más notables de música sacra durante el reinado de Felipe II fueron Tomás Luis de Victoria y Francisco Guerrero. También se publicó en 1576 uno de los últimos libros de vihuela: El Parnaso de Esteban Daza, Alonso Lobo compuso su conocida obra Versa est in luctum a la muerte de Felipe II.

De hecho, a esta época, en la que sobresalieron escritores y dramaturgos de gran talla, y acababan de nacer los que se destacaron bajo el gobierno de Felipe III, se le conoce como el Siglo de Oro o el apogeo de la cultura española.

En cuanto a la ciencia, Felipe II ejerció de mecenas en proyectos científicos, especialmente centrados en matemáticas, geografía e ingeniería naval. Sobre esto último, Felipe II convocó el primer debate moderno sobre ingeniería naval, ya que su objetivo era que la armada naval española superará a la de otros países como Inglaterra.

También fundó la primera academia de matemáticas de Europa, dándole lugar al lado del Palacio Real, y contratando a estudiosos de toda Europa para que estudiaran temas de diferente índole.

Política interior de Felipe II

La política interior de Felipe II se caracteriza por cambios que se mantendrían durante siglos en la Corona Española, y por el hacer frente a numerosos problemas internos, tanto de su propia familia como de problemas religiosos.

Una de las medidas de política interior más importante fue la de la sucesión.El primer hijo del rey, el príncipe Carlos, era alguien con un gran desequilibrio mental, intentando incluso conspirar contra su padre con la ayuda de los rebeldes flamencos. Tras una serie de atentados el príncipe fue detenido y encarcelado, muriendo poco tiempo después. No fue hasta su cuarto matrimonio que Felipe II tuvo un descendiente varón que pudiera tomar la corona, Felipe III.

La época de Felipe II también estuvo marcada por distintas rebeliones y revueltas. Una de ellas fue la Rebelión de Alpujarras, donde la población morisca se levantó en armas contra el rey debido a una ley que coartaba sus libertades. Felipe II deportó a los moriscos a diferentes partes del reino, aunque los moriscos habían reducido su número considerablemente. Pero los moriscos no fueron los únicos que se levantaron contra el rey, tras el arresto del antiguo secretario del rey, Antonio Pérez, los aragoneses comenzaron revueltas contra Felipe II, el rey resolvió la disputa mediante la fuerza.

Pero lo más importante de las políticas interiores del rey prudente fueron su reformas administrativas, algunas de las cuales son las siguientes.

* Fijó a Madrid como sede de la corte, y por tanto primera capital permanente de la Corona Española.

* Reformó la red de caminos, situando posadas en ellos e intentando que fueran lugares más seguros.

* Realizó innovaciones militares, mejorando a los tercios, una de las mejores unidades militares de la historia. Algunas de estas mejoras fueron la aparición de unidades militares especializadas en armas de fuego, y las nuevas formas de asedio.

* También se mejoró el combate marítimo, destacando la utilización de un gran número de galeones.

* Mejoró el sistema de comunicaciones entre los diferentes encargados políticos, siendo los mensajeros más rápidos de la época.

* Se creó una monopolio del comercio con las Indias, gracias a lo cual España se convirtió en el país más rico del mundo.

Política exterior

El gran imperio que controlaba Felipe II hacía que la política exterior fuera muy importante, especialmente el referido a las guerras que tuvo que afrontar contra otros países que buscaban territorios españoles, o reducir la influencia económica que el Imperio Español había conseguido tener.

Las batallas más importantes fueron:

* Las guerras italianas contra Francia: La guerra contra Francia fue causada especialmente por el apoyo de estos a los rebeldes flamencos. Estas guerras terminaron con la rendición francesa, y con la confirmación de España como la primera potencia mundial.

* Conflicto con Holanda: Los habitantes de Holanda veían al Imperio Español como algo extranjero, y eso provocó una serie de revueltas por la libertad que conllevarían el inicio de la Guerra de los Ochenta Años. Este conflicto se inició en época de Felipe II, pero duró varias generaciones de monarcas españoles.

* El conflicto con Inglaterra: Felipe II luchó contra Inglaterra por diferentes motivos, por razones religiosas, por los corsarios ingleses que atacaban los barcos españoles, y por la ayuda que los ingleses daban a los rebeldes flamencos. La guerra fue marítima, el único campo en el que los ingleses podían competir contra los españoles. Fue en esta guerra en la que España sufrió la horrible derrota de la Armada Invencible, la que para muchos fue el comienzo del declive del Imperio Español.

* Los turcos: El Imperio Otomano fue otro de los contrincantes de Felipe II. Los turcos eran la única potencia del mundo que podía enfrentarse a los españoles. Este fue un conflicto religioso, heredado del padre de Felipe II.

Murió a los 71 años de edad el 13 de septiembre de 1598, tras pasar unos años en unas condiciones de vida malas debido a la enfermedad que padecía, y que se agravaba con el paso del tiempo.Sus restos descansan en la cripta real del Monasterio de El Escorial.
Desde su muerte fue presentado por sus defensores como arquetipo de virtudes, y como un monstruo fanático y despótico por sus enemigos. Esta dicotomía entre la Leyenda Negra y la Leyenda Blanca o Rosa fue favorecida por el propio Rey Prudente, que se negó a que se publicaran biografías suyas en vida y ordenó la destrucción de su correspondencia. Aún hoy en día, la historiografía anglosajona y protestante representa a Felipe II como un ser fanático, despótico, criminal monstruo imperialista y genocida. Sus victorias fueron minimizadas hasta lo anecdótico (salvo unos pocos ejemplos como la Batalla de Lepanto) y sus derrotas magnificadas en exceso, a pesar de que no supusieron grandes cambios políticos o militares, como la pérdida de una pequeña parte de la Grande y Felicísima Armada debido a un fuerte temporal, que además los  historiadores anglosajones "transformaron" en una gran victoria inglesa.  
Durante su gobierno, el Imperio español dirigió la exploración global y la extensión colonial a través del Atlántico y Océano Pacífico,convirtiéndose durante mucho tiempo en el principal país y potencia europea en todo el mundo. Su imperio, el Imperio español se convirtió bajo su gobierno en el primer imperio global, porque por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes, las cuales, a diferencia de lo que ocurría en el Imperio romano o en el Carolingio, no se comunicaban por tierra  las unas con las otras.
 

Tras la muerte, el 1 de noviembre de 1535, de Francisco II, último Sforza, el Ducado de Milán quedó sin soberano. Los reyes de Francia, emparentados con la familia Visconti, reclamaban el ducado. Esta fue una de las causas de las sucesivas guerras italianas. Francisco I vio en la muerte del duque de Milán una nueva oportunidad para hacerse con el territorio, originando una tercera guerra contra Carlos I de España, que acabó con la Tregua de Niza en 1538.
En 1540 el ducado seguía sin soberano, estando a cargo de un gobernador. En un primer momento, el propio Carlos I pensó nombrarse a sí mismo duque, ya que Milán era un Estado feudatario del Sacro Imperio Romano Germánico y, el emperador tenía potestad para conceder el título. Pero esto podría ser considerado un casus belli en Francia, y además, dañaría su imagen de libertador y no conquistador. Entonces decidió conceder el título al príncipe Felipe. El 11 de octubre de 1540 fue investido Felipe como duque de Milán. La ceremonia fue secreta y no se consultó con los príncipes electores para evitar problemas internacionales


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          Real Monasterio de El Escorial (Madrid)

Estatua de Felipe II (1750) por Felipe de Castro, en los Jardines de Sabatini, en Madrid.
                         

El príncipe Carlos y el problema dinástico

El príncipe Carlos nació en 1545, hijo de su primera esposa María de Portugal con la que se casó dos años antes y la cual murió en el parto. Caracterizado por su desequilibrio mental, de muy posible origen genético pues
Felipe II tenía cuatro bisabuelos (en lugar de los ocho naturales) y seis tatarabuelos (en lugar de dieciséis), tuvo una complexión débil y enfermiza. Fue educado en la Universidad de Alcalá de Henares junto al hermanastro del rey, don Juan de Austria. Conspiró con poco disimulo con los rebeldes flamencos contra su padre. Tras asombrosos escándalos relacionados con esto, como el intento de acuchillar en público al Duque de Alba, fue detenido por su propio padre, procesado y encerrado en sus aposentos. Posteriormente fue trasladado al Castillo de Arévalo donde murió de inanición (se negaba a comer) y en total delirio en 1568. Este terrible hecho marcó profundamente, y de por vida, la personalidad del monarca.
De su segundo matrimonio con María Tudor no hubo hijos, pero de su tercer matrimonio con Isabel de Valois tuvo dos hijas, con lo que al morir en 1568 Isabel de Valois y su primogénito Carlos, Felipe II se encontró con 41 años, viudo y sin descendencia masculina. Éste fue uno de los peores años para Felipe II: a la tragedia personal se unían la rebelión en los Países Bajos y las Alpujarras, el avance imparable de la herejía protestante y calvinista en Francia y Europa Central, la piratería berberisca y el resurgir de la amenaza otomana tras el fracaso del
Sitio de Malta y la muerte de Solimán el Magnífico.
En 1570, Felipe II se casa por cuarta vez, con Ana de Austria, hija de su primo el emperador Maximiliano II, con quien tuvo cuatro hijos, de los cuales sólo uno, Felipe (14 de abril de 1578 – 31 de marzo de 1621), futuro Felipe III, llegó a la edad adulta.
Quedando finalmente resuelto el problema de la descendencia, Ana de Austria moriría en 1580. Felipe II no volvería a casarse.


Felipe, príncipe de Asturias, por Tiziano (1551).

          Rebelión de las Alpujarras


En 1567 Pedro de Deza, presidente de la Audiencia de Granada, proclama la Pragmática bajo orden de Felipe II. El edicto limita las libertades religiosas, lingüísticas y culturales de la población morisca.
Esto provoca una rebelión de los moriscos de las Alpujarras que Juan de Austria reduce militarmente.

La crisis de Aragón y Antonio Pérez

Antonio Pérez, aragonés, fue el secretario del rey hasta 1579. Fue arrestado por el asesinato de Juan de Escobedo (hombre de confianza de don Juan de Austria) y por abusar de la confianza real al conspirar contra el rey.
La relación entre Aragón y la corona estaba algo deteriorada desde 1588 por el pleito del virrey extranjero y los problemas en el condado estratégico de Ribagorza. Cuando Antonio Pérez escapa a Zaragoza y se ampara en la protección de los fueros aragoneses, Felipe II intenta enjuiciar a Antonio Pérez mediante el tribunal de la Inquisición para evitar la justicia aragonesa (la Justicia Mayor aragonesa era teóricamente independiente al poder real). Este hecho provoca una revuelta en Zaragoza, que Felipe II reduce usando la fuerza.
Su padre Carlos I había gobernado como un emperador, y como tal, España y principalmente Castilla habían sido fuente de recursos militares y económicos para unas guerras lejanas, de naturaleza estratégica, difíciles de justificar localmente puesto que respondían a su ambición personal (y aún más, a las ambiciones de la Casa de Austria) y que se habían convertido en carísimas con las innovaciones tecnológicas bélicas. Todo mantenido con los fondos castellanos y con las riquezas americanas, que llegaban a ir directamente desde América a los banqueros holandeses, alemanes y genoveses sin pasar por España.
Felipe II como su padre, fue un rey absolutista, continuó con las instituciones heredadas de Carlos I, y con la misma estructura de su imperio y autonomía de sus componentes. Pero gobernó como un rey nacional, España y especialmente Castilla eran ahora el centro del imperio, con su administración localizada en Madrid. Felipe II no visitó apenas sus territorios de fuera de la península y los administró a través de oficiales y virreyes quizá porque temía caer en el error de su padre, Carlos I, ausente de España durante los años de las rebeliones comuneras; quizá porque, a diferencia de su padre (que aprendió muy mayor el castellano) Felipe II se sentía profundamente español.
Convirtió España en el primer reino moderno, realizó reformas hidráulicas (
presa del Monnegre) y una reforma de la red de caminos, con posadas, con una administración (y una burocracia) desconocida hasta entonces, los administrativos de Felipe II solían tener estudios universitarios, principalmente de las universidades de Alcalá y Salamanca, la nobleza también ocupaba puestos, aunque en menor cantidad. Ejemplos reseñables de su meticulosa administración son:

  • En 1561, Felipe II decide trasladar la sede de la corte y convierte Madrid en la primera capital permanente de la monarquía española. Desde entonces, salvo un breve intervalo de tiempo entre 1601 y 1606, bajo el gobierno de Felipe III, en el que la capitalidad pasó temporalmente a Valladolid, Madrid ha sido la capital de España y sede del Gobierno de la Nación.
  • La Grande y Felicísima Armada (Armada Invencible), de la que se conocía hasta el nombre del ínfimo grumete, mientras que los ingleses no tienen noticia cierta ni siquiera de todos los barcos que participaron.

              Distintos soldados de los Tercios.
  • Los tercios eran las mejores unidades militares de su época. Creados por su antecesor, Carlos I de España, fueron decisivos para Felipe II en las victorias que obtuvo frente a los franceses, ingleses y holandeses en su reinado (ver apartados correspondientes). Eran expertos en tácticas como el asedio (Asedio de Amberes).
  • Aparte de tener los mejores soldados, también disponía de los mejores generales de su época, tanto en tierra como en el mar. De estos destacan Duque de Alba, Alejandro Farnesio, Álvaro de Bazán y Juan de Austria entre otros.
  • Innovaciones militares en todos los sentidos. Aparición de los arcabuceros y mosqueteros, que combatían junto con los piqueros y la Caballería. Asimismo se disponía de artillería: desde cañones de bronce o hierro colado, medios cañones, culebrinas hasta falconetes. En el aspecto táctico, destaca la utilización de ataques por sorpresa nocturnos (Encamisada). Si se trataba de un asedio, los Tercios realizaban obras de atrincheramiento para rodear la plaza y aproximar los cañones y minas a los muros. Uno de los escuadrones se mantenía en reserva para rechazar cualquier tentativa de contraataque de los sitiados.
  • En el mar, destacaba la utilización masiva de galeones, ya que su combinación de tamaño, velamen y la posibilidad de transportar armamento y tropas lo hacían idóneo para las largas travesías oceánicas, combinando así la capacidad de transporte de las naves de carga con la potencia de fuego que requerían las nuevas técnicas de guerra en el mar, permitiendo disponer de barcos de transporte fuertemente armados.
  • Carlos I creó el 27 de febrero de 1537 la Infantería de Marina de España, convirtiéndola en la más antigua del mundo al asignar de forma permanente a las escuadras de galeras del Mediterráneo las compañías viejas del mar de Nápoles. Sin embargo, fue Felipe II el que creó el concepto actual de Fuerza de Desembarco, concepto que aún perdura en nuestros días.
  • Destinó gran cantidad de dinero para crear la mejor red de espionaje de la época. Es muy conocido el uso de la tinta invisible y de la escritura microscópica por parte de los servicios secretos de Felipe II. Bernardino de Mendoza, fue militar, embajador y jefe de los servicios secretos en diversas regiones del Imperio español bajo Felipe II y durante este tiempo estuvo destinado como embajador español en París. Una de las acciones más importantes atribuidas a este antepasado de los actuales servicios secretos, fue el asesinato de Guillermo de Orange a manos de Balthasar Gérard.
El «Camino Español», fue utilizado por primera vez en 1567 por el duque de Alba en su viaje a los Países Bajos, y el último ejército en circular por él lo hizo en 1622.
  • Creación del Camino Español, una ruta terrestre para transportar dinero y tropas desde las posesiones españolas en Italia, hacia los países bajos españoles.
  • El comercio con las colonias españolas estaba fuertemente controlado. Por ley, las colonias españolas sólo podían comerciar con un puerto en España (primero Sevilla, luego Cádiz). Los ingleses, holandeses y franceses trataron de romper el monopolio, pero este duró durante más de dos siglos. Gracias al monopolio, España se convirtió en el país más rico de Europa. Esta riqueza permitió sufragar sobre todo las guerras contra los protestantes del centro y norte de Europa. También causó una enorme inflación en el siglo XVI, lo que prácticamente destruyó la economía española.
  • Felipe II se comunicaba casi diariamente con sus embajadores, virreyes y oficiales repartidos por el imperio mediante un sistema de mensajeros que tardaba menos de tres días en llegar a cualquier parte de la península o unos ocho días en llegar a los Países Bajos.
  • En 1566 realizó una reforma monetaria con el fin de aumentar el valor del escudo de oro, y se pusieron en circulación diferentes especies de vellón rico.
  • En 1567 Felipe II encargó a Jerónimo Zurita y Castro reunir los documentos de Estado de Aragón e Italia y juntarlos con los de Castilla en el castillo de Simancas, creando uno de los mayores archivos nacionales de su tiempo.

El gobierno mediante Consejos instaurado por su padre seguía siendo la columna vertebral de su manera de dirigir el estado. El más importante era el Consejo de Estado del cual el rey era el presidente. El rey se comunicaba con sus Consejos principalmente mediante la consulta, un documento con la opinión del Consejo sobre un tema solicitado por el rey. Asimismo existían seis Consejos regionales: el de Castilla, de Aragón, de Portugal, de Indias, de Italia y de Países Bajos y ejercían labores legislativas, judiciales y ejecutivas.
El Imperio de Felipe II en 1598, distinguiendo el ámbito de cada
Consejo territorial en el sistema polisinodial de la Monarquía Católica
Territorios adscritos al Consejo de Castilla  Territorios adscritos al Consejo de Aragón  Territorios adscritos al Consejo de Portugal  Territorios adscritos al Consejo de Italia  Territorios adscritos al Consejo de Indias  Territorios adscritos al Consejo de Flandes abarcando los territorios disputados con las Provincias Unidas.
Felipe II también gustaba de contar con la opinión de un grupo selecto de consejeros, formado por el catalán Luis de Requesens, el castellano duque de Alba, el vasco Juan de Idiáquez, el cardenal borgoñés Antonio Perrenot de Granvela y los portugueses
Ruy Gómez de Silva y Cristóbal de Moura repartidos por diferentes oficinas o siendo miembros del Consejo de Estado.
Felipe II y su secretario se encargaban directamente de los asuntos más importantes, otro grupo de secretarios se dedicaba a asuntos cotidianos. Con Felipe II la figura de secretario del rey alcanzó una gran importancia, entre sus secretarios destacan Gonzalo Pérez, su hijo Antonio Pérez, el cardenal Granvela y Mateo Vázquez de Leca.
En 1586 se crea la Junta Grande, formada por oficiales y controlada por secretarios. Otras juntas dependientes de ésta, eran la de Milicia, de Población, de Cortes, de Arbitrios y de Presidente
Letra y firma de Felipe II en una carta de 1557. Con la edad, los problemas de las vista y el avance de la gota, su letra a partir de la década de 1580 se hizo cada vez más grande y más ilegible.
Durante su reinado, la Hacienda Real se declaró en bancarrota tres veces (1557, 1575 y 1596), aunque, en realidad, eran suspensiones de pagos, técnicamente muy bien elaboradas según la economía moderna, pero completamente desconocidas por entonces.
Felipe II heredó una deuda de su padre de unos veinte millones de ducados, y dejó a su sucesor una cantidad que quintuplicaba esta deuda. En 1557, al poco de entrar al poder el rey, la Corona hubo de suspender los pagos de sus deudas declarando la primer bancarrota. Pero los ingresos de la Corona se doblaron al poco de llegar Felipe II al poder, y al final de su reinado eran cuatro veces mayor que cuando comenzó a reinar, pues la carga fiscal sobre Castilla se cuadruplicó y la riqueza procedente de América alcanzó valores históricos. Al igual que con su predecesor, la riqueza del Imperio recaía principalmente en Castilla, y dependía de los avances a gran interés de banqueros holandeses y genoveses. Por otra parte, también eran importantes los ingresos procedentes de América, los cuales suponían entre un 10% y un 20% anual de la riqueza de la Corona. Los mayores consumidores de ingresos fueron los problemas en los Países Bajos y la política en el Mediterráneo, juntos, unos seis millones de ducados al año.


         Felipe II. Por Antonio Moro


El estado de las finanzas dependía totalmente de la situación económica castellana. Los Países Bajos eran los principales receptores de la lana castellana, y debido al ya abierto conflicto de los Países Bajos, la ruta lanera se interrumpió, lo que produjo una recesión en la economía castellana en 1575. Como consecuencia, en ese mismo año se produjo una segunda suspensión de pagos al declararse la segunda bancarrota. En 1577 se llegó un acuerdo con banqueros genoveses para seguir adelantando dinero a la Corona, pero a un precio muy alto para Castilla, que agravó su recesión. Esto se conoce como El Remedio General de 1577, que consistió en una consolidación de la deuda a largo plazo, pudiendo llegar a 70 u 80 años. Se entregaron así juros (bonos) a los acreedores como compromiso de la Corona de la devolución del dinero con un interés del 7%. Dicho dinero se iría devolviendo a medida que se volviera a tener de nuevo liquidez y con el aval de los metales americanos. Paralelamente, entre 1576 y 1588, Felipe usó la intermediación financiera de Simón Ruiz, que le facilitaba pagos, cobros y préstamos a través de letras de cambio.
Anteriormente a Felipe II ya existían diversos impuestos: La alcabala, impuesto de aduanas; la cruzada impuesto eclesiástico; el subsidio, impuesto sobre rentas y tierras; y las tercias reales, impuestos a órdenes militares. Felipe II además de subir estos durante su reinado, implantó otros, entre ellos el excusado en 1567, impuestos sobre parroquias. De la Iglesia Felipe II consiguió recaudar hasta el 20% de la riqueza de la Corona, lo que supuso la crítica de algunos eclesiásticos.
En 1590 se aprueban en las Cortes los millones, consistentes en ocho millones de ducados al año para los seis siguientes años, los cuales se dedicaron en la construcción de una nueva Armada y para la sangrante política militar. Esto terminó por arruinar a las ciudades castellanas y fulminar con los ya débiles intentos de industrialización que quedaban. En 1597 se produjo una nueva suspensión de pagos al declararse la tercera bancarrota, recurriéndose a un nuevo Remedio General. Esto provocó ya un endeudamiento de la Corona gigantesco y desproporcionado, pero permitió la continuación de la política exterior.
A la ya malparada situación económica en Castilla que recibió de Carlos I, Felipe II dejó España al borde de la crisis. La vida de los españoles del tiempo era dura: La población soportaba una inflación brutal, p.ej. el precio del grano subió un 50% entre los últimos cuatro años del siglo; la carga fiscal tanto en productores como en consumidores era excesiva. Debido a la inflación y la carga fiscal, cada vez existían menos negocios, mercaderes y empresarios dejaban sus negocios en cuanto podían adquirir un título nobiliario (con su baja carga fiscal). En las últimas Cortes, los diputados protestaron efusivamente ante otra demanda de más dinero por parte del rey, urgiendo por una retirada de los ejércitos de Flandes, buscar la paz con Francia e Inglaterra y concentrar su formidable poder militar y marítimo en la defensa de España y su Imperio. En 1598, Felipe II firmó la paz con Francia, con Flandes no consiguió un acuerdo e Inglaterra no ponía las cosas fáciles con su constante piratería y hostilidad hacia España. La situación se agravaría con Felipe II debido a la reducción de ingresos procedentes de América y se comenzarían a oír aún más voces acerca de que Castilla no podía seguir soportando la carga de tantas guerras y de que el resto de miembros debían también contribuir al bien común.
La presión fiscal en la Corona de Aragón sin ser tan brutal a la de Castilla, no era mucho menor. Pero en este caso, la mayor parte de lo recaudado no iba a formar parte de la Corona española, sino que gracias a la protección de los fueros, pasaban a formar parte de la riqueza de la oligarquía y de la nobleza de esos reinos. El comercio en el Mediterráneo para Aragón (especialmente Cataluña) seguía muy dañado por el dominio turco y la competencia de genoveses y venecianos.
Los ingresos procedentes de otras partes del imperio: Países Bajos, Nápoles, Milán, Sicilia se gastaban en sus propias necesidades. La anexión de Portugal fue económicamente un gran esfuerzo para Castilla, pues pasó a costear la defensa marítima de su extenso Imperio sin aportar Portugal nada al conjunto.
La mayoría de historiadores coincide en subrayar que la situación de pobreza que sumió al país al final de su reino está directamente relacionada por la carga del Imperio y su papel de defensor de la cristiandad. Durante el reinado de Felipe II apenas hubo un respiro en el esfuerzo militar. Hubo de compaginar dos durante la mayor parte de su reino: el Mediterráneo contra el poder turco y los Países Bajos contra los rebeldes. Al final de su reino contaba con tres frentes simultáneos: Los Países Bajos, Inglaterra y Francia. La única potencia capaz de soportar esta carga en el siglo XVI era España, pero con unos beneficios discutibles y a un precio muy alto para sus habitantes.

Sitio de Gravelinas, donde se produjo la Batalla de Gravelinas, con una victoria española sobre las tropas francesas que obligó al rey francés a firmar la paz, y desistir de su invasión de Italia. Esta batalla se produjo después de la batalla de San Quintín, y en honor a esta victoria, el rey Felipe II mandó construir el Monasterio del Escorial.
Caracterizada por sus guerras contra: Francia, los Países Bajos, el Imperio turco e Inglaterra.
Mantuvo las guerras con Francia, por el apoyo francés a los rebeldes flamencos, obteniendo grandes victorias en San Quintín y Gravelinas (1558). La primera de ellas ocurrió el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo, en recuerdo de lo cual hizo edificar el Monasterio de El Escorial, edificio con planta en forma de parrilla (1563–1584). En este monumental edificio, el más grande de su tiempo (y llamado entonces la octava maravilla del mundo), y concretamente en la Cripta Real están enterrados desde entonces casi todos los reyes españoles y sus miembros familiares más cercanos.
En la Paz de Cateau-Cambrésis de 1559, Francia reconoció la supremacía hispánica, los intereses españoles en Italia se vieron favorecidos y se pactó el matrimonio con Isabel de Valois. Los problemas continuaron a partir de 1568 por el apoyo a los rebeldes flamencos de los hugonotes franceses.
Al término de las guerras italianas en 1559, la Casa de Austria había conseguido asentarse como la primera potencia mundial, en detrimento de Francia. Los estados de Italia, que durante la Edad Media y el Renacimiento habían acumulado un poder desproporcionado a su pequeño tamaño, vieron reducido su peso político y militar al de potencias secundarias, desapareciendo algunos de ellos.
En 1582 Álvaro de Bazán, el mejor marinero de la época, derrota a una escuadra de Corsarios franceses en la Batalla de la Isla Terceira, en la que se emplearon por primera vez en la historia fuerzas de infantería de tierra para la ocupación de playa, barcos y terreno, lo que se considera como «el nacimiento de la Infantería de Marina»

Esquema del puente de Alejandro Farnesio sobre el Escalda, construido durante el Asedio de Amberes en 1585. Este asedio, que mantuvo en vilo a toda Europa a la espera del vencedor, representó un derroche de medios e ingenio por ambas partes durante los trece meses que fueron necesarios para forzar la rendición de la que probablemente era la ciudad más rica y más populosa de Europa y cuya toma representaba la determinación de la corona española en recuperar los territorios perdidos y en el mantenimiento de la iglesia católica. Después de esta capitulación, se rindieron consecutivamente otras importantes plazas en manos de las Provincias Unidas.
Los Países Bajos fueron dejados a Felipe II en herencia por su padre, Carlos I, en unión del Franco Condado, para que España, la nación más poderosa del mundo, defendiera al Imperio de Francia. Por esta razón, era un punto a la vez estratégico y de debilidad para Felipe II. Estratégico pues a mediados del siglo XVI Amberes era el puerto más importante de Europa del norte, que servía como base de operaciones a la Armada española, y un centro donde se comerciaba con bienes de toda Europa y se vendía la lana castellana. Lana, de oveja merina, procesada en los Países Bajos que, vendida a precios razonables, llegaría manufacturada a España, con el correspondiente valor añadido, pero menor que si hubiera sido manufacturada en la península puesto que allí la mano de obra era más barata.
Una debilidad, pues para los Países Bajos no sólo supuso un cambio de rey sino también un cambio de «dueño», pasaron de formar parte de un imperio a formar parte del reino más poderoso de la época. A diferencia de Castilla, Aragón y Nápoles, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos, y veían a España como un país extranjero. Así lo sentían los propios ciudadanos de los Países Bajos, pues veían, a diferencia de
Carlos I a un Rey extranjero (nacido en Valladolid, con la Corte en Madrid, nunca vivía en aquellos territorios y delegaba su gobierno). A esto hay que añadir el choque religioso que se estaba gestando dentro de Flandes, y que sería azuzado por la posición de Felipe II en el plano religioso, las guerras de religión volvían al corazón de Europa después de la Guerra de los Treinta Años.
Gobernados por su hermana Margarita de Parma desde 1559, se encaró a los nobles rebeldes que pedían una mayor autonomía y a los protestantes que exigían el respeto a su religión dando inicio a la Guerra de los Ochenta Años. Sin embargo, Felipe II era de otra opinión. El Rey quería aplicar los acuerdos tridentinos, como había exigido a Catalina de Médicis en Francia contra la nobleza hugonota francesa.
Al conocer en los Países Bajos la decisión de aplicar los acuerdos tridentinos, las mismas autoridades civiles se mostraron reacias a aplicar las penas dictadas por los inquisidores y, fruto de un gran malestar, comenzó un ambiente de revolución. La baja nobleza se concentró en Bruselas el 5 de abril de 1566 en el palacio de la gobernadora, siendo despreciada como mendigos, adjetivo que tomarían los siguientes nobles en sus reivindicaciones, vistiéndose como tales. Los miembros del compromiso de Breda mandan a Madrid a Floris de Montmorency, Barón de Montigny, y luego al Marqués de Berghes, que ya no volverían.
Tras aumentar la tensión y los conflictos en Amberes, la gobernadora pidió al Guillermo de Orange que pusiera orden, aceptando éste de mala gana pero pacificando la ciudad.
El Príncipe de Orange, el Conde de Egmont y el Conde de Horno volvieron a pedir a Margarita de Parma más libertad. Ella se lo hizo saber a su hermano, pero Felipe II no cambiaba de opinión y avisaba de sus intenciones al Papa:
podéis asegurar a Su Santidad que antes de sufrir la menor cosa en perjuicio de la religión o del servicio de Dios, perdería todos mis Estados y cien vidas que tuviese, pues no pienso, ni quiero ser señor de herejes.
Antes de que llegaran estas noticias, el 14 de agosto un grupo de incontrolados calvinistas asaltó la principal iglesia de Saint-Omer. Le siguió una rebelión generalizada en Ypres, Courtrai, Valenciennes, Tournai y Amberes.
Felipe II recibió a Montigny y le prometió convocar al Consejo de Estado. El 29 de octubre de 1566, el Rey convocó a los consejeros más allegados: Éboli, Alba, Feria, el Cardenas Espinosa, don Juan Manrique y el conde de Chinchón, junto con los secretarios de Estado Antonio Pérez y Gabriel Zayas. El acuerdo fue proceder de manera urgente, y, pese a las diferencias en la forma, el monarca optó por la fuerza. Así se acordó mandar al Tercer Duque de Alba a sofocar las rebeliones. Este hecho propició un enfrentamiento entre el Príncipe Don Carlos y el Duque de Alba, puesto que el heredero se veía desplazado de sus asuntos.
El 28 de agosto el Duque de Alba llega a Bruselas. El Duque de Alba —al frente del ejército— efectuó rápidamente una durísima represión ajusticiando a los nobles rebeldes, lo que propició la dimisión de Margarita de Parma como gobernadora de los Países Bajos, dimisión al punto aceptada por su hermano el Rey. Además, el 9 de septiembre, Egmont y Horn fueron prendidos, y degollados el 5 de junio de 1568.
Felipe II buscó soluciones con los nombramientos de Luis de Requesens, Juan de Austria (fallecido en 1578) y Alejandro Farnesio que consiguió el sometimiento de las provincias católicas del sur en la
Unión de Arras. Ante esto los protestantes formaron la Unión de Utrecht.
El 26 de julio de 1581, las provincias de Brabante, Güeldres, Zutphen, Holanda, Zelanda, Frisia, Malinas y Utrech, anularon en los Estados Generales, su vinculación con el Rey de España, por el Acta de abjuración, y eligieron como soberano a Francisco de Anjou.
Pero Felipe II no renunció a esos territorios, y el gobernador de los Países Bajos Alejandro Farnesio, inició la contraofensiva y recuperó a la obediencia del rey de España de gran parte del territorio, especialmente tras el asedio de Amberes, pero se parte de ellos se volvieron a perder tras la campaña de Mauricio de Nassau.
Antes de la muerte del Rey de España, el territorio de los Países Bajos, en teoría las diecisiete provincias, pasó conjuntamente a su hija Isabel Clara Eugenia y su yerno el archiduque Alberto de Austria por el Acta de Cesión de 6 de mayo de 1598.
Guerra anglo-española (1585-1604)
Luchó contra la corona inglesa por motivos religiosos, por el apoyo que ofrecían a los rebeldes flamencos y por los problemas que suponían los corsarios ingleses que robaban la mercancía americana a los galeones españoles en la zona del Caribe a partir de 1560. Así pues, los principales escenarios de los combates serían el Atlántico y el Caribe.

        La batalla entre la Armada española y la flota inglesa.
Se ha mostrado en varias obras literarias y especialmente en películas el agobio causado por la continua piratería inglesa y francesa contra sus barcos en el Atlántico y la consecuente disminución de los ingresos del oro de las Indias. Sin embargo, investigaciones más profundas indican que esta piratería realmente consistía en varias decenas de barcos y varios cientos de piratas, siendo los primeros de escaso tonelaje, por lo que no podían enfrentarse con los
galeones españoles, teniéndose que conformar con pequeños barcos o los que pudieran apartarse de la flota.
En segundo lugar está el dato según el cual, durante el siglo XVI, ningún pirata ni corsario logró hundir galeón alguno; además de unas 600 flotas fletadas por España (dos por año durante unos 300 años) sólo dos cayeron en manos enemigas y ambas por marinas de guerra no por piratas ni corsarios.
La ejecución de la reina católica de Escocia, María Estuardo, le decidió a enviar la llamada Grande y Felicísima Armada (en la Leyenda Negra, Armada Invencible) en 1588, la cual fracasó. El fracaso posibilitó una mayor libertad al comercio inglés y holandés, un mayor número de ataques a los puertos españoles —como el de Cádiz que fue incendiado por una flota inglesa en 1596— y, asimismo, la colonización inglesa de Norteamérica.A partir de estos hechos y hasta el final de la guerra, España e Inglaterra consiguieron victorias a la par en los combates navales librados por ambos reinos, tanto en la mar como en tierra. Con lo que la guerra se mantuvo en un empate de pérdidas de recursos para los países hasta el final. Mientras los ingleses saqueaban las posesiones españolas y no consiguieron nunca el objetivo de capturar una flota de Indias, la Armada española se preparó sin mucho éxito para invadir Inglaterra, repelió algún ataque inglés y los corsarios españoles capturaban toneladas de mercancías de barcos ingleses. Los ataques ingleses ( y de piratas o corsarios a sueldo suyo) solían acabar en fracasos con pérdidas nada desdeñables, entre los que destaca el fracaso de la Armada Inglesa o Contra armada. La situación se equilibró, hasta que Felipe III firmó el tratado de Londres en 1604, con Jacobo I, sucesor de Isabel I. En algunas de las expediciones bajo su mando, se llegó a desembarcar en el sur de
Inglaterra o en Irlanda (Carlos de Amésquita desembarcó en 1695 en el sur de Inglaterra).
Felipe II refuerza urgentemente su escuadra, encarga doce nuevos galeones y para 1591, la reconstituida columna vertebral de su armada ya dispone de diecinueve de estos buques, entre los que encontramos tres nuevos, dos capturados a los ingleses, y cuatro veteranos supervivientes de Portugal  Alonso de Bazán, hermano del fallecido Álvaro de Bazán, procede contra Thomas Howard con una flota de 55 velas, logrando atrapar a los ingleses entre Punta Delgada y Punta Negra.  Los ingleses huyen , pero el galeón Revenge  es abordado y apresado. En 1595 (los ingleses) preparan la definitiva toma e instalación de una base en Panamá  con una flota de 28 barcos. Pero las cosas no fueron bien para los piratas. Al mando de Drake, marchan a Panamá, y es allí donde concluye su existencia sir Francis. Después de diversas vicisitudes, tan sólo ocho barcos de la expedición lograron regresar a la patria. Tras la contraofensiva inglesa Carlos de Amezquita desembarca en las costas de Cornwall. Siembra el Pánico en Pezance y otras localidades cercanas y se retira.
Víctor San Juan. La batalla naval de las Dunas. 2007.
Además, un sistema sofisticado de escolta y de inteligencia frustraron la mayoría de los ataques corsarios a la Flota de Indias a partir de la década de 1590: las expediciones bucaneras de Francis Drake, Martin Frobisher y John Hawkins en el comienzo de dicha década fueron derrotadas.
 

    
                 Batalla de Lepanto (
1571).

  
Turquía, que ya había sido contrincante de Carlos I de España, se vuelve a enfrentar al Imperio español. Inicia el Sitio de Malta , en 1565, que será fallido y además es considerado como uno de los asedios más importantes de la historia militar y desde el punto de vista de los defensores, el más exitoso. Sin embargo, anteriormente, en 1560, la flota turca; que era una potencia de primer orden, había derrotado a los cristianos en la Batalla de Los Gelves.
En 1570, después de unos años de tranquilidad, los turcos inician una expansión atacando varios puertos venecianos del Mediterráneo Oriental, conquistaron Chipre a Venecia con 300 naves y ponen sitio a Nicosia.
Venecia pide ayuda a las potencias cristianas, pero sólo el papa Pío V les responde. El Papa consigue convencer al rey de España para que también ayude, y se forma una armada para enfrentarse a los turcos. Esta armada se reúne en el puerto de Suda, en la isla de Candia (Creta).
Turquía, que ya había sido contrincante de Carlos I de España, se vuelve a enfrentar al Imperio español. Por si fuera poco, los barcos turcos y los piratas berberiscos atacaban a los barcos en todo el Mediterráneo y saqueaban las costas de los países cristianos.

  
          La batalla de Lepanto por Paolo Veronese.

    
Finalmente, se forma una coalición de reinos, conocida como Liga Santa, que se enfrenta a una flota turca en el golfo de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, contra una flota turca, librándose la Batalla de Lepanto («la más alta ocasión que vieron los siglos», ) que acaba en una gran victoria de los aliados católicos.
Así la describe el Marqués de Lozoya:
Durante dos horas se peleó con ardor por ambas partes, y por dos veces fueron rechazados los españoles del puente de la galera real turca; pero en un tercera embestida aniquilaron a los jenízaros que la defendían y, herido el almirante de un arcabuzazo, un remero cristiano le cortó la cabeza. Al izarse un pabellón cristiano en la galera turca arreciaron el ataque las naves cristianas contra las capitanas turcas que no se rendían; pero al fin la flota central turca fue aniquilada.
Después de este combate, los turcos rehicieron la flota de nuevo; la flota turca, otra vez aliada con los piratas berberiscos, seguía siendo la más potente del Mediterráneo.
Durante casi dos años la flota otomana evitó el combate, y no fue hasta después de la toma de Túnez y La Goleta por Don Juan de Austria, en 1573, cundo Selim II envió una fuerza 250 y 300 naves de guerra y un contingente de unos 100.000 hombres para reconquistar ambas plazas, labor en la perecieron cerca de 30.000 hombres, aunque con resultado satisfactorio. Fue la última gran batalla en el Mediterráneo.
Sin embargo, lo que no había resuelto las batallas y los combates, lo resolvió la diplomacia y las negociaciones internacionales, para beneficio de ambos imperios. Felipe II veía como se agravaba la guerra en Flandes, y
Selim II, sucesor de Solimán el Magnífico, tenía que hacer frente a la guerra con Persia. Ambos se encontraban librando campañas militares en otras fronteras, y ninguno se sentía con la fuerza suficiente para continuar el conflicto. Convencidos de la distinta situación que ambos imperios vivían, decidieron firmar una serie de treguas que terminaron por alejar definitivamente la guerra en el Mediterráneo durante unos cuantos años.

  
  Estatua de Legazpi en Ciudad de Cebú, Filipinas

   
Continuó con la expansión en tierras americanas e incluso se agregaron a la Corona las islas Filipinas (Miguel López de Legazpi, 1565–1569), denominadas así en su honor. La colonización española de las islas codiciadas también por ingleses, holandeses y portugueses no se aseguró hasta 1565 cuando Miguel López de Legazpi, enviado por el Virrey de Nueva España construye el primer asentamiento español en Cebú. La ciudad de Manila, capital del archipiélago, se funda por el propio Legazpi en 1571. Una vez descubierto el circuito de corrientes oceánicas y vientos favorables para la navegación entre América y Filipinas, se establece la ruta regular de flotas entre Manila y Acapulco conocida como el Galeón de Manila.
Florida fue colonizada en 1565 por Pedro Menéndez de Avilés al fundar San Agustín, y al derrotar rápidamente un intento ilegal del capitán francés Jean Ribault y 150 hombres de establecer un puesto de aprovisionamiento en el territorio español. San Agustín se convirtió rápidamente en una base estratégica de defensa para los barcos españoles llenos de oro y plata que regresaban desde los dominios de las Indias.
En el Pacífico sur, frente a las costas del actual Chile, Juan Fernández descubrió una serie de islas entre los años y 1563 y 1574. Le puso su propio nombre a ese archipiélago, quedando finalmente conocidas como Archipiélago Juan Fernández.
Los primeros europeos en llegar a las islas que hoy son Nueva Zelanda lo hicieron en el probable viaje de Juan Jufré y de Juan Fernández a Oceanía, ocasión en la cual habrían descubierto Nueva Zelanda para España, a finales de 1576; éste suceso se basa en un documento que se presentó a Felipe II y en vestigios arqueológicos (cascos estilo español) encontrados en cuevas en el extremo superior de la Isla Norte.
Se ampliaron los dominios en África: Mazagán (incorporada al imperio por que era una colonia portuguesa), al igual que Casablanca, Tánger, Ceuta e Isla de Perejil. Se reconquistó a los árabes el Peñón de Vélez de la Gomera, en una operación a cargo de García Álvarez de Toledo y Osorio, marqués de Villafranca y Virrey de Cataluña.
Además, debido a la anexión de Portugal, también se añadieron las colonias que este territorio poseía en Asia: Macao, Nagasaki y Malaca.

Semblanza

En 1554, según el observador escocés John Elder, Felipe II era de estatura media, más bien pequeña, y continúa:

de rostro es bien parecido, con frente ancha y ojos grises, de nariz recta y de talante varonil. Desde la frente a la punta de la barbilla su rostro se empequeñece; su modo de andar es digno de un príncipe, y su porte tan derecho y recto que no pierde una pulgada de altura; con la cabeza y la barba amarillas. y así, para concluir, es tan bien proporcionado de cuerpo, brazo y pierna, y lo mismo todos los demás miembros, que la naturaleza no puede labrar un modelo más perfecto.

Desde el annus horribilis de 1568, el monarca renacentista acentuó su severidad, y con el tiempo se fue asimilando al estereotipo de la leyenda negra, tan grave de gesto como de palabra. Era de carácter taciturno, prudente, sosegado, constante y considerado, y muy religioso, aunque sin caer en el fanatismo del que le acusaban sus enemigos. En 1577 se lo describe así

... de estatura mediocre, pero muy bien proporcionado; sus rubios cabellos empiezan a blanquear; su rostro es bello y agradable; su humor es melancólico. Se ocupa de los asuntos sin descanso y en ello se toma un trabajo extremado porque quiere saberlo todo y verlo todo. Se levanta muy temprano y trabaja o escribe hasta el mediodía. Come entonces, siempre a la misma hora y casi siempre de la misma calidad y la misma cantidad de platos. Bebe en un vaso de cristal de tamaño mediocre y lo vacía dos veces y media.  Sufre algunas veces de debilidad de estómago, pero poco o nada de la gota. Una media hora después de la comida despacha todos los documentos en los que debe poner su firma. Hecho esto, tres o cuatro veces por semana va en carroza al campo para cazar con ballesta el ciervo o el conejo.

Su carácter psicológico era reservado y ocultó su timidez e inseguridad bajo una seriedad que le valió una imagen de frialdad e insensibilidad. No tuvo muchos amigos, y ninguno gozó completamente de su confianza, pero no fue el personaje oscuro y amargado que se ha transmitido en la historia a través de la leyenda negra.

Fue un hombre considerado como inteligente, muy culto y formado, aficionado a los libros, la pintura y el coleccionismo de obras de arte, relojes, armas, curiosidades, rarezas y muy especialmente a la arquitectura. Era un gran aficionado a la caza y la pesca.

Fallecimiento

El rey Felipe II de España tuvo, durante la mayor parte de la vida, una salud delicada. Padeció numerosas enfermedades y durante sus diez últimos años de vida la gota le tuvo postrado. Llegó a perder la movilidad de la mano derecha, sin poder firmar los documentos. Comulgó por última vez el 8 de septiembre, ya que los médicos se lo prohibieron a partir de ese momento, por miedo a ahogarse al tragar la hostia. A las cinco de la madrugada del domingo 13 de septiembre de 1598 falleció en el monasterio de El Escorial donde fue sepultado, a los 71 años y su agonía duró 53 días, en los que sufrió varias enfermedades: gota, artrosis, fiebres tercianas, abscesos e hidropesía entre otras.

   
 

  
                             

                                                                            

                                                                        En 1554, según el observador escocés John Elder, Felipe II era de estatura media, más bien pequeña, y continúa:
                                                                        ...de rostro es bien parecido, con frente ancha y ojos grises, de nariz recta y de talante varonil. Desde la frente a la punta de la barbilla su rostro se empequeñece; su modo de andar es digno de un príncipe, y su porte tan derecho y recto que no pierde una pulgada de altura; con la cabeza y la barba amarillas. y así, para concluir, es tan bien proporcionado de cuerpo, brazo y pierna, y lo mismo todos los demás miembros, que la naturaleza no puede labrar un modelo más perfecto.
                                                                        Desde el annus horribilis de 1568, el monarca renacentista acentuó su severidad, y con el tiempo se fue asimilando al estereotipo de la Leyenda Negra, tan grave de gesto como de palabra. Era de carácter taciturno, prudente, sosegado, constante y considerado, y muy religioso, aunque sin caer en el fanatismo del que le acusaban sus enemigos. En 1577 se lo describe así:
                                                                        ...de estatura mediocre, pero muy bien proporcionado; sus rubios cabellos empiezan a blanquear; su rostro es bello y agradable; su humor es melancólico. Se ocupa de los asuntos sin descanso y en ello se toma un trabajo extremado porque quiere saberlo todo y verlo todo. Se levanta muy temprano y trabaja o escribe hasta el mediodía. Come entonces, siempre a la misma hora y casi siempre de la misma calidad y la misma cantidad de platos. Bebe en un vaso de cristal de tamaño mediocre y lo vacía dos veces y media.  Sufre algunas veces de debilidad de estómago, pero poco o nada de la gota. Una media hora después de la comida despacha todos los documentos en los que debe poner su firma. Hecho esto, tres o cuatro veces por semana va en carroza al campo para cazar con ballesta el ciervo o el conejo.
                                                                        Su carácter psicológico era reservado y ocultó su timidez e inseguridad bajo una seriedad que le valió una imagen de frialdad e insensibilidad. No tuvo muchos amigos, y ninguno gozó completamente de su confianza, pero no fue el personaje oscuro y amargado que se ha transmitido en la historia a través de la leyenda negra.
                                                                        Fue un hombre considerado como inteligente, muy culto y formado, aficionado a los libros, la pintura y el coleccionismo de obras de arte, relojes, armas, curiosidades, rarezas y muy especialmente a la arquitectura. Era un gran aficionado a la caza y la pesca.
                                                                        La mayor parte de su vida su salud fue delicada. Padeció numerosas enfermedades, y durante sus diez últimos años de vida la gota le tuvo postrado. Llegó a perder la movilidad de la mano derecha sin poder firmar los documentos. Comulgó por última vez el 8 de septiembre, ya que los médicos se lo prohibieron a partir de ese momento por miedo a ahogarse al tragar la hostia. A las cinco de la madrugada del domingo 13 de septiembre de 1598 fallecía en El Escorial el monarca más poderoso de la tierra en aquel momento, en cuyos dominios nunca se ponía el sol. Tenía 71 años y su agonía duró 53 días, en los que sufrió todo tipo de enfermedades: gota, artrosis, fiebres tercianas, accesos e hidropesía entre otras.
                                                                    •   

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