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viernes, 15 de enero de 2010

* Catalina Howard.

 

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                         Reina consorte de Inglaterra 

Fue la segunda de las 5 hijas de lord Edmund Howard y de Joyce Cultpepper y, además, era prima por el lado materno de Ana Bolena —la madre de Ana y el padre de Catalina eran hermanos—. El padre de Catalina estaba constantemente endeudado y tenía problemas económicos. Su sobrina Ana le consiguió un empleo en el gobierno, trabajando para el rey en Calais. En ese momento, la joven Catalina fue enviada a vivir con su abuela, Agnes Tilney.

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Su abuela regentaba una casa de huéspedes y recibía a numerosos visitantes; pero asistía constantemente a la corte, así que Catalina pronto se vio envuelta en los enredos y líos amorosos con los clientes.

A los 12 años, inicio un romance con su profesor de música, Henry Mannox. El romance terminó cuando Catalina se enamoró de un joven secretario, Francis Dereham. Se convirtieron en amantes, asunto que pasó a ser del conocimiento de los huéspedes de la mansión. A finales de 1539, Catalina consiguió el empleo de dama de compañía de la nueva esposa de Enrique VIII, la reina Ana de Cleves.

Al ser una adolescente atractiva, Catalina captó la atención del rey. Enrique anuló su matrimonio con Ana el 9 de julio de 1540 y se casó con Catalina -que había sido su amante durante dos meses- el 28 de julio del mismo año en el palacio de Oatlands, en Surrey. Enrique tenía casi 50 años mientras que Catalina solo 19 años estaba aún en la adolescencia.
Lo cierto es que el rey Enrique manifestaba estar enamoradísimo de la joven y bella pelirroja, a la que llamaba “su rosa sin espinas” y por esto la boda y la coronación de la nueva reina se efectuaron casi inmediatamente de la anulación de su anterior matrimonio. Sin embargo, esta unión que parecía satisfacer los deseos de la corona de consolidar su progenie, pronto se truncaría. Si bien la belleza caracterizaba a la reciente esposa, su inteligencia era escasa.

Enrique, viejo y obeso, llenó a su joven esposa de joyas y otros regalos extremadamente caros. El rey desconocía el pasado de Catalina a la que consideraba una reina joven y virtuosa.El monarca anhelaba la continuación de su dinastía, que le diera un hijo varón, pero sus esperanzas se vieron con el pasar del tiempo trucadas.

A pesar de todas estas riquezas, Catalina encontró que su matrimonio no le satisfacía. Le desagradaba el cuerpo de su esposo, maduro, obeso, glotón y bebedor  y para colmo padeciendo el mal de gota y buscaba entretenimientos amorosos en cualquier parte. Inició un romance con uno de los cortesanos favoritos del rey, Thomas Culpeper. Mientras su relación con Culpeper avanzaba, antiguos huéspedes de la casa de su abuela contactaron con Catalina. Para conseguir su silencio, contrató a algunos de ellos. Sus antiguos amantes Henry Mannox y Francis Dereham estaban entre ellos.

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     Castillo Hampton Court, castillo donde residía Enrique VIII

En 1541 aumentaron los rumores sobre la conducta de la reina. Uno de los antiguos compañeros de Catalina reveló la relación que la reina había mantenido con Francis Dereham. En un principio, el rey no quiso creerlo hasta que las evidencias fueron demasiado claras para negar el hecho.

Catalina fue puesta bajo vigilancia en sus aposentos, acompañada tan sólo de una de sus damas de compañía. Fue interrogada por los consejeros del rey en numerosas ocasiones. Se habló de divorcio y de exiliar a Catalina, hasta que se descubrió una carta de amor que le había escrito a Culpeper. Fue acusada de adulterio que, en el caso de la reina, significaba traición.

La reina fue encerrada en la abadía de Middlesex en invierno de 1541. Thomas Culpeper y Francis Dereham fueron ejecutados el 8 de diciembre de 1541. La viuda de su primo, Lady Jane Rochford (cuñada de la reina Ana Bolena) fue ejecutada por haber sido auspiciadora de las relaciones de Catalina Howard con Thomas Culpeper. El caso de la reina llegó al parlamento en enero.

Fue llevada a la Torre de Londres el 10 de febrero de 1542. La noche anterior a su ejecución, Catalina pasó horas practicando como colocar su cabeza sobre el cadalso. Fue ejecutada el 13 de febrero de 1542. Llegó al cadalso con dignidad, aunque se la veía pálida y aterrorizada. Antes de morir, pidió perdón a su familia y rezó por la salvación de su alma. Su muerte fue rápida. Catalina fue enterrada en la capilla de San Pedro-ad-Vincula, junto a su prima Ana Bolena.

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domingo, 10 de enero de 2010

* Ana de Cléves.Cuarta esposa de Enrique VIII. “Hermana del rey”

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                     Ana de Clèves, Retrato de Hans Holbein.

Ana de Clèves (alemán: Anna von Jülich-Kleve-Berg) nació en la ciudad de Düsseldorf, el 22 de septiembre de 1515, siendo la segunda de los 4 hijos de Juan III, duque de Clèves, y de María de Julich, heredera de los ducados de Julich, Berg y Ravensberg. Como todos sabemos, pasó a la historia por haberse convertido en la 4ª esposa de Enrique VIII.

Más allá de la tristeza que embargaba a Enrique por la muerte de su esposa Juana, debió considerar celebrar un nuevo matrimonio, ya que resultaba conveniente a los fines de fortalecer sus alianzas de poder. En este sentido, necesitaba casarse con alguna candidata que lo aliara con el Sacro Imperio Romano Germánico que –liderado por el Emperador Carlos– representaba la mayor potencia de la época.
Entre las posibles esposas se encontraba la flamenca Ana de Cleves, princesa de una familia destacada de religión protestante luterana, lo que favorecería la posición de Enrique en Inglaterra como jefe de la Iglesia Anglicana que él mismo había creado.

En este sentido, a los fines de conocer el aspecto de la que sería su cuarta esposa, envió a la corte germana al pintor Hans Holbeín para que realizara un retrato de su prometida. Así lo hizo el gran pintor, sin embargo, por temor de desagradar al rey realizó un retrato retocado de la futura reina, ante el cual el rey aprobó y hasta se ilusionó con la nueva posesión conyugal. Pero cuando conoció personalmente a Ana de Cleves, no pudo menos que manifestar su desagrado. Según los cánones de la época, Ana era poco agraciada: era alta y corpulenta, y su rostro mostraba además marcas de picaduras de viruela.

Lamentablemente la educación de Ana no fue muy esmerada, María de Jülich, su madre, no permitían que se impusieran las excitantes ideas del Renacimiento en cuanto a la educación de las mujeres. Parece ser que la duquesa María era una católica estricta, que no compartía los ideales reformistas de su esposo. Se dice que Ana no sabía leer ni escribir en otro idioma que el propio, el dialecto llamado deutsch o dietsch, los ingleses lo llamaban holandés y lo encontraban extrañamente áspero al oído.

La corte de Clèves era mundo que nada tenía que ver con la Inglaterra del Renacimiento.Dicen que ella ocupaba su tiempo cosiendo, a igual que una de sus antecesoras, Catalina de Aragón. Lo que ocurría es que Enrique VIII estaba acostumbrado a esposas que podían hacer eso y mucho más. Como ya hemos nombrado en alguna ocasión, para el soberano inglés la música era de suma importancia. El monarca necesitaba el canto y la danza como el aire que respiraba, daba por hecho que su futura consorte poseería talentos musicales.

El contraste con sus antecesoras era muy significativo: No se podía comparar con la instruida Catalina de Aragón, ni con los dotes artísticos de Ana Bolena. A la edad de veinticuatro años, era tímida, ignorante y humilde, además de estar mal preparada para enfrentarse las intrigas cortesanas.Sin duda no poseía el encanto para conquistar un marido corpulento y quisquilloso, inseguro en cuanto a su propia virilidad, casi veinticinco años mayor que ella.

Preso de esta decisión, ya que no podía negarse al casamiento por los altos intereses políticos y económicos que la novia representaba, contrajo matrimonio en 1540. De esta manera, Ana de Cleves se convertía en la cuarta esposa de Enrique VIII.

Ana había permanecido católica conservadora, aunque su familia era luterana. Entablo una relación prospera con la princesa María y se estima que su relación con el rey era buena. A pesar de esto, Enrique había puesto su atención en una dama que formaba parte del sequito de damas de honor de Ana, la bella Catalina Howard. De esta forma, el matrimonio entre Enrique y Ana estaba destinado a la ruptura. De hecho, Enrique consiguió que la fea flamenca, quizá temerosa de correr la suerte de la otra Ana (Ana Bolena), aprobara el divorcio, apenas transcurridos unos meses desde el día de la boda.Ana afirmó que no habían consumado el matrimonio. A cambio de ello, recibiría una importante renta vitalicia y el título honorable de "hermana del rey", siendo considerada una de las mujeres más ricas de Inglaterra. Como curiosidad recibió como regalo el Castillo de Hever, antaño propiedad de la familia de Ana Bolena.

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        Castillo de Hever,Kent. Residencia de la Familia Bolena.

 

Pasó el resto de su vida en el campo, siendo contadas las ocasiones que acudió a la corte. Entre sus apariciones públicas, podemos enumerar: la boda de Enrique VIII con Catalina Parr( su última esposa) y la coronación de su hijastra María I, cabalgando al lado de la princesa Elizabeth. Murió el 28 de julio de 1557, teniendo el privilegio de ser la ultima esposa de Enrique en fallecer. Fue sepultada con honores en la Abadía de Westminster.

La posición y fortuna de Ana de Clèves la convirtió en una mujer poderosa e independiente para su tiempo, siendo además una dama de carácter afable y amable con sus seres queridos y demás sirvientes, mostrándose siempre generosa con todos. Enrique a pesar de todo, sintió estima hacia ella, y en ocasiones le pidió consejos. Ana tuvo la inteligencia de mantenerse en su lugar, ganándose el respecto y la admiración del reino.

 

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jueves, 7 de enero de 2010

* Jane Seymour, tercera esposa de Enrique VIII.

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Enrique VIII y Jane Seymour se comprometieron secretamente en Hampton Court, temprano, en la mañana del 20 de mayo, veinticuatro horas después de la ejecución de Ana Bolena. Al poco tiempo, el 30 de mayo de 1536 se celebró oficialmente el matrimonio en el "gabinete de la reina" en Whitehall.El 04 de junio fue públicamente declarada reina. Ella eligió como moto: "Obligada a obedecer y a servir".

Jane no pudo disfrutar de una gran coronación tal y como lo hizo Ana, la anterior consorte. Era verano y la peste se extendía por todo Londres. El rey le dijo que debería esperar hasta primavera para ser coronada. Pero se rumoreaba, que Enrique no tenía ninguna intención de hacerlo hasta que su esposa diera a luz a su ansiado hijo.

Se cuenta que era una dama que disfrutaba de los placeres sencillos. Adoraba los jardines y era una costurera experta, cuyo trabajo se exponía en los palacios reales más de un siglo después de su muerte. También le gustaban la caza y la pesca e iba de cacería siempre que podía.

Una de sus primeras medidas como reina, fue lograr la reconciliación entre Enrique VIII y su hija María. Consiguió que Enrique permitiera que Lady María regresara a la corte, donde le dio procedencia como "la primera después de la reina". Jane tomaba a María de la mano y caminaba con ella como su igual, y se negaba a ser la primera en cruzar las puertas. Apenas les separaban siete años de diferencia y se hicieron muy buenas amigas, además de compartir el fervor religioso por la vieja fe.

La corte de la reina Jane, si debía ser espléndida, también debía ser decorosa. Se cuenta que era estricta en cuanto a los trajes de sus damas, prohibiendo la moda francesa introducida en la corte por Ana Bolena. Se decía que sus amistades eran sólo femeninas y su reinado se caracterizó por transmitir una atmósfera severa, casi opresiva. Se preocupaba por los mínimos detalles, muchas veces sin importancia, quería que todo estuviera impecable.

Finalmente a principios de 1537, el rey recibió la buena nueva que tanto ansiaba: su queridísima esposa estaba embarazada. El embarazo de Jane le despertó un deseo incontrolable de comer perdices.El monarca ordenaba traerlas desde Calais y Flandes. Engordó terriblemente y se tuvieron que ensanchar todos sus vestidos.

A comienzos de septiembre de 1537, la reina se retiró al Palacio de Hampton Court para reposar en vísperas del gran acontecimiento. El parto fue largo y difícil, pero al final, a las dos de la madrugada del 12 de octubre de 1537, la soberana dió a luz el esperado príncipe. Enrique VIII se mostró lleno de júbilo y lloró de alegría cuando sostuvo a su hijo en brazos por primera vez, y el país estalló en celebraciones.A la edad de 46 años, el monarca había logrado su sueño. El niño fue bautizado con el nombre de Eduardo, por su bisabuelo, Eduardo IV, pero más en particular porque era la víspera de San Eduardo. Las hermanas del joven príncipe, María y Elizabeth atendieron al esplendida ceremonia de bautismo. Jane acudió al gran evento, pero aún se encontraba débil y sin fuerzas. María actuó como madrina, Elizabeth la llevaba en brazos el tío del niño, Thomas Seymour.

A los pocos días de nacer su hijo, Jane contrajo fiebre puerperal, probablemente a causa de los métodos obstétricos poco higiénicos que se emplearon en el parto. Al día siguiente después del bautizo, su salud fue empeorando cada vez más. La fiebre y la infección dominaban de su cuerpo. Desgraciadamente, Jane murió a medianoche el 24 de octubre de 1537, sólo doce días después del nacimiento de su hijo. Tenía veintiocho años y había sido reina de Inglaterra menos de dieciocho meses.

220px-Edward_VI_by_Holbein El príncipe Eduardo.( hijo de Eduardo VIII y Jane Seymour ).

El rey la consideró siempre su "verdadera" esposa, la única que fue capaz de darle el heredero varón que tanto deseaba. Tanto es así que la enterró en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, lugar que él había destinado para su propia tumba. Ella fue la única de las seis consortes que descansó eternamente junto a Enrique VIII, y según cuentan, la que sinceramente le amó. El monarca vistió negro hasta 1538 y tardó más de dos años en volver a casarse.

Nunca sabremos si detrás de ese rostro bondadoso y servicial se escondía algo más. Su familia, los Seymour, no midieron escrúpulos hasta ver a su hermana en el trono de Inglaterra. En una corte con tantas ansias de poder, no sería de extrañar que la ambición se hubiera apoderado de ella también. Tal vez quiso actuar con cautela y sensatez, sin entrometerse demasiado en los asuntos de Estado, en vistas del trágico destino de la anterior consorte. Años después de su muerte, incluso mientras estaba casado con otra de sus esposas, Jane seguía apareciendo en los retratos reales como reina. Su especial condición como madre del heredero nunca fue olvidada.

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* Catalina de Aragón, primera mujer de Enrique VIII

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Reina Consorte de Inglaterra
11 de junio de 1509 - 23 de mayo de 1533

Princesa de Gales
14 de noviembre de 1501 - 2 de abril de 1502
Predecesor Ana Neville
Sucesor Carolina de Brandeburgo-Ansbach

Coronación 24 de junio de 1509
Nacimiento 17 de diciembre de 1485
Palacio Arzobispal, Alcalá de Henares, España
Fallecimiento 7 de enero de 1536
Castillo de Kimbolton, Kimbolton, Cambridgeshire, Inglaterra
Entierro Abadía de Peterborough
Consorte Arturo Tudor (1501-1502)
Enrique VIII (1509-1533)
Descendencia María I de Inglaterra
Casa Real Casa de Trastámara
Padre Fernando II de Aragón
Madre Isabel I de Castilla
Catalina de Aragón y Castilla o Catalina de Trastámara y Trastámara (Alcalá de Henares, 16 de diciembre de 1485 - Kimbolton, Inglaterra, 7 de enero de 1536). Infanta de Aragón y Castilla que fue reina consorte de Inglaterra como la única esposa de Enrique VIII, según los católicos contemporáneos, y como la primera en una lista de un total de seis esposas para los fieles a la causa real. Enrique anuló el matrimonio, de 24 años de duración, por su pretensiones con una cortesana de Catalina, Ana Bolena, y por la supuesta incapacidad de la Reina para engendrar un hijo varón.

Infanta de Aragón y Castilla
Nacida en la ciudad de Alcalá de Henares, el 17 de diciembre de 1485, siete días antes de Nochebuena. Fue la menor de las hijas del rey Fernando II el Católico y de la reina Isabel I la Católica. Era tataranieta del rey Eduardo III de Inglaterra y prima en cuarto grado tanto del rey Enrique VII y de la reina Isabel de York. La hija de los Reyes Católicos era la que más se parecía a su madre: pelirroja, de ojos claros, decidida e inteligente. Catalina tenía sin duda grandes capacidades intelectuales y morales. Recibió una esmerada educación apegada al catolicismo digna de una futura reina, aprendiendo lenguas romances de la península ibérica, francés, flamenco, inglés y, por supuesto, latín, además de artes como la danza y la música. A los seis años contempló la emocionante y vistosa toma de Granada. Allí se quedó a vivir con sus padres, porque Isabel y Fernando siempre consideraron que la capital de la España suya, la de los Reyes Católicos sólo podría ser la ciudad de Granada. Pasaron los años y Catalina abandonó Granada junto con su familia para instalarse en Santa Fe. Su destino era el de contemplar el designio político de la España recién nacida como potencia universal, en contra de Francia, cuyo cerco establecieron los Reyes Católicos con el anillo de cinco bodas: Juan y Juana con los Habsburgo; Isabel y María con Portugal; Catalina con Inglaterra. Catalina fue prometida siendo niña al príncipe de Gales, Arturo, hijo de Enrique VII fundador de la dinastía Tudor.


Siguiendo la política de los Reyes Católicos de aislar a Francia, Catalina fue prometida en matrimonio el 26 de marzo de 1489 con el príncipe Arturo de Gales, primogénito de Enrique VII de Inglaterra, en el llamado tratado de Medina del Campo. A Catalina le causo un gran daño moral abandonar la Alhambra, ya que había pasado en el castillo rojo su niñez y adolescencia. A la edad de 15 años, el 17 de agosto de 1501 el barco de la infanta levó anclas desde La Coruña hacia Inglaterra, pero en el golfo de Vizcaya se desarboló al barco, por lo que debieron fondear en el puerto de Laredo para iniciar nuevamente el viaje el 27 de septiembre del mismo año.

Tras un mes de navegación Catalina llegó al puerto de Plymouth, donde fue recibida por el obispo de Bath, en representación del príncipe. El 14 de noviembre fue desposada por el desconocido, joven y enfermizo príncipe de Gales en la catedral de San Pablo de Londres. Causó una gran impresión a su futuro suegro. Como príncipe de Gales, Arturo fue enviado al castillo de Ludlow en Shropshire para presidir al consejo de Gales y fue acompañado por la ahora princesa de Gales. Unos pocos meses después, el 2 de abril de 1502, el joven príncipe murió por una epidemia, bautizada "como la fiebre del sudor", dejando a una princesa viuda y virgen.

Los intereses de ambas coronas, la pérdida de una cuantiosísima dote por parte de los españoles y la pérdida de un fiel y cada vez más poderoso aliado por parte de los ingleses, llevaron a negociar el matrimonio de la viuda con el siguiente en la línea de sucesión, el príncipe Enrique, hermano del difunto, que tan solo tenía 11 años. Incluso se llegó a barajar la posibilidad de casarla con el propio Enrique VII que había quedado viudo años antes. La princesa viuda testificó que debido a la juventud y carácter enfermizo del príncipe el matrimonio no había sido consumado, hecho que fue certificado con una dispensa del Papa Julio II para que el matrimonio con Enrique fuera posible.

Reina consorte de Inglaterra
En 1509 murió el rey Enrique VII de Inglaterra. Su hijo Enrique asumió el reinado como Enrique VIII de Inglaterra, de la reciente dinastía Tudor, mostrando su deseo de poseer cuanto antes a la princesa española. Por esa razón, dos meses más tarde, el 11 de junio, en la capilla Grey Friars, Catalina fue nuevamente desposada tras una larga y solitaria espera de siete años, llena de incertidumbre. Fue coronada como Reina, el 24 de junio de 1509. Tenía 23 años mientras que el rey acababa de cumplir dieciocho. Tanto como princesa de Gales como de reina, Catalina fue extremadamente popular, entre sus súbditos. Ella gobernó la nación como regente, mientras Enrique invadía Francia en 1513. Ella en persona cabalgó al frente de las tropas de reserva que derrotaron y dieron muerte al rey de Escocia en 1513. Para entonces Catalina había dado a luz a una niña muerta y había visto morir al heredero al trono.

Fue un matrimonio feliz para ambos -con infidelidades por parte del rey-, durante 18 años, hasta que el Enrique VIII comenzó a preocuparse seriamente ante la necesidad de un heredero varón y el fin de la fertilidad de la reina.


Catalina había sido madre en 6 ocasiones, pero los bebes o nacían muertos o sobrevivían poco tiempo. El primero fue un niño que nació en 1510, llamado Enrique que murió al poco tiempo; el segundo fue un varón al que le pusieron por nombre, Enrique y que nació el 1 de enero de 1511 que murió antes de llegar a su tercer mes de vida . Al cabo de dos años nacería otro Enrique pero tampoco sobrevivió. En 1514 nació una niña a la que parece ser también nació muerta. El 18 de febrero de 1516 nació la única hija de Catalina que sobrevivió, la futura María I de Inglaterra, la última reina católica que tuvo Inglaterra. Ante un último intento por parte de Enrique, nacería en 1518 otra niña que parece que murió muerta, aunque algunos apuntan que simplemente fue un aborto sin explicar el genero del bebe. El nacimiento de un varón se hacía esencial para Enrique VIII.

La dinastía Tudor era nueva, y su legitimidad estaba aún en entredicho. Ninguna reina había gobernado nunca exitosamente en Inglaterra en su propio derecho. Los desastres de la Guerra de las dos rosas (1455-1485) se encontraban aún vivos en la memoria colectiva.

En 1520, el poderoso sobrino de Catalina, Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de España, visitó Inglaterra, y la reina comenzó rápidamente con la política de ganar tanto su alianza como la de Francia. Inmediatamente después de la partida del emperador, el 31 de mayo de 1520, la reina acompañó al rey a Francia, para una visita a Francisco I, recordándose el encuentro (por el esplendor de la ocasión) como el campo de la tela de oro. Sin embargo, a los dos años se declaró la guerra contra Francia y nuevamente el emperador fue recibido en Inglaterra, entre otros asuntos, para hacer planes sobre el matrimonio de la princesa María.

Catalina de Aragón como Reina de Inglaterra .El rey, enamorado de Ana Bolena, solicitó la nulidad eclesiástica a la Iglesia Católica (1527) con el pretexto de la ilegalidad del matrimonio celebrado entre cuñados. La actitud inicialmente favorable del papa Clemente VII se modificó ante la negativa de Catalina y las presiones del emperador Carlos V, poco dispuesto a ver comprometida su estrategia.

En plena efervescencia protestante, la cuestión se convirtió en una viva polémica sobre la primacía papal en la que participaron teólogos y hombres de letras. Por último, Enrique se casó con Ana Bolena (25 de enero de 1533), ya embarazada de la futura reina Isabel I. El arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, anuló el matrimonio del rey con Catalina (23 de mayo de 1533). Enrique VIII se separó de la obediencia a la Iglesia Católica de Roma (1534) y se hizo reconocer como jefe supremo de la nueva Iglesia de Inglaterra.

Catalina fue confinada sucesivamente en Ampthill, en Buckden y en el castillo de Kimbolton, donde murió el 7 de enero de 1536, a la edad de 50 años. Aunque nunca renunció al título real, fue enterrada en la Catedral de Peterborough con un funeral propio de Princesa Viuda en lugar del de una reina. Las ciudades de Peterborough y Alcalá de Henares (su lugar de nacimiento) son hoy ciudades hermanas. Todos los 29 de enero, aniversario de su entierro, tienen lugar unos actos conmemorativos en la hoy catedral de Peterborough.

 

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sábado, 2 de enero de 2010

*Ana Bolena,la reina de los mil días.

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ANA BOLENA fue la más emblemática e influyente reina consorte de Inglaterra y1ª marquesa de Pembroke. Nació aproximadamente en el año 1501/07 y murió asesinada el 19 de mayo de 1536. Fue la segunda esposa del rey Enrique VIII, con quien tuvo una hija, la reina Isabel I.

Cuando Enrique VIII posó sus ojos sobre Ana fue en la casa de los Bolena. Por aquél entonces él tenía una relación extramarital con su hermana María y por las constantes visitas que le hacía a su amante, el rey comenzó a entablar una relación más estrecha con ella. Al poco tiempo de conocerla Enrique ya estaba obsesionado, la cortejaba sin cesar pero ella le decía tajante que sólo la tendría si era su esposa. La atosigaba con miles de cartas de amor en las cuales se le declaraba y rogaba que fuese suya. Después de tanto insistir le propuso casamiento y ella aceptó, pero se negó a dormir con el antes de la boda porque sabía que si engendraban un hijo, éste sería ilegítimo.

Tan reticente y difícil se mostró Ana que el rey, dispuesto a conseguirla fuera como fuese, solicitó la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, pedido que en un principio fue rechazado por la iglesia. Pero, gracias a varias jugadas que Enrique VIII hizo para con la Iglesia, el arzobispo Cranmer los declaró marido y mujer después de anular el anterior compromiso con Catalina, la cual fue desterrada en 1531. La nueva reina no fue muy bien recibida por el pueblo, la gente la abucheaba porque no consideraba justa la forma en que desplazó del trono a su anterior gobernanta.

La subida al trono de Ana Bolena fue el comienzo de una revolución tanto religiosa como social, ya que ella convenció al Rey que siguiera en consejo radical y religioso de William Tyndale, el que desterraba la figura de papa y consideraba que un monarca tenía que llevar las riendas de la Iglesia. Además garantizó a Inglaterra una fuerte unión con un aliado ya que por ese entonces Ana entabló firmes relaciones con Francia consiguiendo una alianza entre ambos países.

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Orgulloso de su esposa, Enrique VIII le cedió el marquesado de Pembroke convirtiéndola en la primera plebeya que fue noble por propio derecho. La familia Bolena también se vio muy beneficiada por la relación del rey con la joven.

Pero cuando Ana estaba embarazada de su primera hija, Isabel, Enrique tuvo amoríos con una joven de la corte, lío que enfureció a su esposa. La historia fue pasajera porque el rey no quería que nada alterase la tranquilidad de su mujer ni perturbara el embarazo. Más tarde, el 7 de septiembre de 1533, nació la primogénita del matrimonio real, que de mayor sería una gran soberana. Por ese entonces el papa había excomulgado a la pareja y la primera esposa de Enrique VIII había fallecido. Todo parecía volverse en contra de ambos y la tensión iba en aumento.

Pero los años de gloria fueron cortos y efímeros… Durante el entierro de Catalina, Ana sufrió un aborto y su esposo tomó este hecho como la confirmación de que el matrimonio estaba maldito por Dios. La relación comenzaba a derrumbarse y el rey se vinculó nuevamente a su joven amante, la cortesana Jane Seymour. Aprovechando los dichos de las malas lenguas que aseguraban que Ana le había hechizado para poder casarse con él, o quizás por celos, la mandó a encerrar en la Torre de Londres y así verse libre nuevamente y dar rienda suelta a sus amoríos.

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                             Caja de música de Ana Bolena

No contento con esto comenzó un juicio contra su esposa en el cual la acusaba falsamente de adúltera y de mantener una relación incestuosa con su hermano Lord Roeford. Hoy día se sabe que tales afirmaciones eran totalmente falsas, no existe prueba alguna que las avale y los testigos habían sido sometidos a torturas con el fin de que declarasen contra Ana.

Thomas Cromwell, que en un principio fue aliado de Ana, se volvió en su contra y formó parte del complot para darle muerte. Torturó a varios hombres a los cuales les obligó a declarar que habían tenido relaciones carnales con ella así como también al hermano de la reina, que a pesar de negarlo todo, culparon de traición y de mantener una relación incestuosa durante más de 1 año.

Los hombres fueron ejecutados un 17 de mayo y la muerte se llevaría el alma de Ana dos días después. Antes de su sentencia la joven mujer parecía haber asimilado su destino y mostraba una irónica alegría comentando con sorna que al momento de decapitarla “No tendrán mucho problema, ya que tengo un cuello pequeño. ¡Seré conocida como La Reine sans tête (la reina sin cabeza).

El 19 de marzo Ana Bolena fue ejecutada y sus restos no fueron debidamente enterrados en un ataúd real, sino que fueron depositados en un arca alargada, bajo una tumba sin inscripciones, en la capilla de St. Peter ad Vincula. Al día siguiente de la ejecución, el rey desposaba a su tercera esposa Jane Seymour.

Enrique VIII, vestido lujosamente de inmaculado blanco, se casaba con su tercera esposa, Juana Seymour.

La reina inmolada fue llamada "Ana de los mil días” a causa de que ésa fue la duración de su reinado.

Tiempo después, bajo el mandato de la reina Victoria, sus restos fueron identificados y el sitio donde está enterrado el cuerpo de la Ana Bolena está marcado con inscripciones en una lápida de mármol. Cuentan las leyendas que el espíritu de la joven Ana no encuentra sosiego y aún deambula por la torre de Londres en busca de justicia.

Su persona ha trascendido el límite del tiempo y continúa aún fresca y vivaz en nuestros días a causa de la muerte injusta y cruel a la que fue sentenciada. A pesar de que era una mujer inocente se la acusó de adulterio, incesto y traición condenándola a la morir decapitada. Pero conozcamos más acerca de esta interesante dama que revolucionó su época comenzando la agitación política y religiosa que desencadenó en la Reforma inglesa.

Ana fue hija de sir Tomás Bolena y de lady Isabel (Howard) Bolena. Por falta de registros poco se sabe de su nacimiento, tanto por el lugar donde fue dada a luz como el día en que aconteció. Sí se sabe que tuvo dos hermanos, una mujer y un varón, María y George.

El padre de Ana era un diplomático con gran facilidad para hablar lenguas extranjeras por lo que Enrique VII le tenía cierta predilección. Por tanto en toda Europa su fama se extendió y ganó la simpatía de muchos, incluida la archiduquesa Margarita de Austria.

Ella fue quien le propuso que enviase a su hija menor, Ana, a su casa ya que Margarita se refería a ella como “La petite Boleyn”. Así la joven vivió allí durante un año para después seguir educándose en París. Allí fue nombrada dama de honor de Claudia de Francia y terminó su importante educación capacitándose en cultura francesa, protocolo y cobrando a la vez interés por el mundo de la moda como por la filosofía religiosa.

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                                  Collar de Ana Bolena.

Ana no fue una de las mujeres más hermosas de su época, quizás por su tez mate y cabellos negros lo que por entonces no correspondía a los cánones de belleza establecidos, pero si era poseedora de una seducción innata, sus ojos eran el epicentro de toda su hermosura y ella sabía cómo utilizarlos para encantar a quien la conociera. Otro de sus atractivos era su carisma, elegancia y personalidad. La joven tenía una visión más amplia que muchas de las damas de aquél entonces, y por su sentido de la estética creó nuevas tendencias convirtiéndose en el ícono de la moda del siglo XVI. Era una mujer muy diferente a las demás, por ello en cualquier tertulia su persona era el centro de atención de todas las intenciones masculinas.

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El palacio de Malinas donde Ana Bolena pasó la mayor parte de su estancia en los países bajos.

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A partir de entonces comenzó su corto reinado, tan corto fue que fue llamada “la reina de los mil días“…

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                              Enrique VIII y Ana Bolena                

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https://youtu.be/vLN1rLKh85o
 
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