María Eugenia de Montijo
Eugenia de Montijo
Emperatriz consorte de Francia
María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick,condesa de teba,más conocida como Eugenia de Montijo, nació el 5 de Mayo de 1826, en Granada (España)
Sus padres Cipriano Guzmán y Portocarrero,conde de teba y de Montijo, Grande de España y de su esposa María Manuela Kirkpatrick, de ascendencia escocesa.La hermana de Eugenia, María Francisca,se casó con el duque de Alba y falleció 1860.
Fue emperatriz consorte de Francia como esposa de Napoleón III.
Ahí fue donde conoció al futuro emperador con quien se casó el 30 de enero de 1853. Napoleón acababa de ser rechazado por la princesa Adelaida, sobrina de la reina Victoria.
En un discurso que pronunció poco antes de su boda, Napoleón dijo: «Prefiero casarme con una mujer a la que amo y respeto que con una desconocida, con la que una alianza podría tener ventajas mezcladas con sacrificios». Este comentario fue visto con cierta sarcasmo desde Gran Bretaña. Los periódicos de ese país lanzaron comentarios sobre la unión entre una aristócrata de reconocido linaje con un miembro de la familia Bonaparte.
El 16 de marzo de 1856, Eugenia dio a luz a su único hijo, Eugène Bonaparte que recibió el título de Príncipe Imperial. Gracias a su belleza y elegancia, Eugenia contribuyó de forma destacada al encanto que desprendía el régimen imperial. Su forma de vestir era alabada e imitada en toda Europa. Su interés por la vida de la reina María Antonieta expandió la moda neoclásica, estilo muy popular durante el reinado de Luis XVI.
Eugenia era una mujer educada e inteligente. Después del nacimiento de su hijo, el príncipe imperial, Eugenia decidió tomar parte activa en la política del Segundo Imperio. Ferviente católica, se opuso a la política de su marido en lo tocante a Italia, y defendió los poderes y prerrogativas del Papa en dicho país. Desempeñó la regencia del imperio en tres ocasiones: durante las campañas de Italia en 1859; durante una visita de su marido a Argelia en 1865 y en los últimos momentos del Segundo Imperio, ya en 1870.
La emperatriz Eugenia secundó las desafortunadas intervenciones exteriores del imperio:
* La derrotada Invasión francesa de México que costó la vida al emperador Maximiliano I de México.
* La guerra contra Prusia, que concluyó al año siguiente con la derrota de Sedán.
Eugenia fue educada en París en el convento del Sacré Coeur donde recibió una educación católica. Cuando el príncipe Luis Napoleón se convirtió en presidente de la Segunda República apareció junto a su madre en los bailes que dio el príncipe-presidente en el Palacio del Elíseo.
En 1869 la emperatriz Eugenia asistió a la inauguración del canal de Suez, construido por su pariente lejano Fernando de Lesseps. Asimismo, apoyó las investigaciones de Louis Pasteur, que acabarían en la vacuna contra la rabia.
Tras la caída del Segundo Imperio Francés, la familia se exilió a Inglaterra. A la muerte del emperador en 1873, Eugenia se retiró a una villa en Biarritz en la que vivió alejada de los asuntos de la política francesa. Su vida adquirió tintes de tragedia novelesca cuando su único hijo pereció en Sudáfrica (1879), muerto por los zulúes.
Relacionada genealógicamente con la Casa de Alba, se alojó ocasionalmente en el palacio de Liria y el palacio de Dueñas de Sevilla. Algunas de sus pertenencias, como pinturas y muebles, pasaron a manos de los Alba, como un retrato suyo pintado por Winterhaltr y otro de Goya, La marquesa de Lazán.
Retrato de Eugenia de Montijo, propiedad de la casa Alba.
La ex emperatriz murió a las ocho y media de la mañana del 11 julio de 1920 a los 94 años en el Palacio de Liria(Madrid), durante una de sus visitas a España, su país natal. Su muerte fue consecuencia de un ataque de uremia. Está enterrada en la cripta imperial, al lado de su esposo y de su hijo, que falleció en África en 1879.
Fue la madrina de bautismo de la nieta de la reina Victoria, la princesa Victoria Eugenia de Battenberg, que años más tarde se convertiría en la esposa del rey Alfonso XIII.
Curiosidades.
* Se cuenta que el encuentro entre Eugenia y el futuro Napoleón III no fue casual. Según algunas fuentes, se conocieron gracias a la madre de ella, quien deseaba un buen partido para sus dos hijas y se preocupó por exhibirlas en los actos sociales oportunos para que conociesen a los caballeros adecuados.* Eugenia, convertida ya en emperatriz, ordenó a algunos arquitectos y jardineros de su corte la remodelación del castillo de Arteaga, un edificio de sus ancestros en la provincia de Vizcaya (España) y también restauró el castillo de Belmonte (Cuenca) propiedad de los marqueses de Villena.
* Utilizó frecuentemente como apellido el de Guzmán, en lugar de los de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, por ser titular del mayorazgo fundado en 1463 por doña Inés de Guzmán sobre el señorío de Teba, elevado a condado en 1522 por Carlos V. Sus sobrinos, hijos de su hermana Francisca y del duque de Alba, utilizaron como segundo apellido el de Portocarrero.
* Bajo su auspicio se cultivó en una finca de Baños de Rioja( La Rioja),de la cual era propietaria, una viña que todavía existe con el nombre La Emperatriz.
Eugenia, Emperatriz de Francia, portando a su hijo Eugenio Luis-Napoleón, por Francisco Javier Winterhalter.
Castillo de Eugenia de Montijo.
Algunas de sus joyas:
Tiara de esmeraldas de Eugenia.
Broche de la emperatriz Eugenia de Montijo, con la perla regente.
La hermosa diadema de perlas y diamantes confeccionada por Lemonnier para la emperatriz el año de su enlace (1853), vendida por 78.100 Francos. en 1887, fue adquirida en 1890 por el Príncipe Albrecht von Thurn-und-Taxis, para su boda con la Archiduquesa Margarita de Austria, y conservada por sus descendientes hasta la venta en subasta de la fabulosa colección Thurn-und-Taxis en Ginebra en 1992, y adjudicada a la sociedad Los Amigos del Louvre.
El suntuoso broche en forma de nudo con dos borlas de diamantes, que perteneció a Eugenia de Montijo y que Napoleón III encargó al joyero Kramer en 1855, fue perseguido en una primera subasta de Sotheby's celebrada en Londres en 2002, aunque en vano pese a la ayuda de un importante mecenas. Poco después, la alhaja imperial volvió a salir al mercado en otra subasta celebrada en Christie's (Nueva York) y fue finalmente adjudicada al representante del Museo del Louvre, que pagó por la fabulosa joya nada menos que 6 millones de €uros.
Esta misma joya también perteneció a la Duquesa de Angulema.
La corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, que le fue devuelta a cambio del valor equivalente de diferentes piedras que Napoleón III había comprado de su bolsillo y entregadas al fondo de los Diamantes de la Corona, fue donada al Louvre en 1988 por el Sr. Roberto Polo.
Fresca, Intemporal y Optimista EAU Imperiale Guerlain Creada en 1853 para la emperatriz Eugenia de Montijo, es un aroma refinado y discreto, cuyas notas cítricas florales siguen gustando.
En el frasco se reproducen las abejas imperiales del manto de Napoleón III y las fuentes de París, símbolo de frescor.
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