María Teresa I de Austria.
Emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano Germánico, Reina de Hungría y Bohemia, Archiduquesa de Austria
Casa Real de Habsburgo
María Teresa I de Austria nació el 13 de mayo de 1717 en Viena, reinó del 20 de octubre de 1740 al 29 de noviembre de 1780 fue Archiduquesa de Austria y Reina de Hungría y Bohemia y consorte del emperador Francisco I.
Hija del emperador Carlos VI, a quien sucedió en sus dominios patrimoniales al morir en 1740, y de Isabel Cristina de Brunswick. Madre de los emperadores José II y Leopoldo II. Entre el resto de su descendencia destaca María Antonieta de Austria, última reina absolutista de Francia.
Pragmática Sanción de 1713.
La mayor parte de los Estados europeos habían reconocido esta sucesión y la Pragmática Sanción de 1713 que declaraba indivisibles los territorios de la Casa de Austria. Sin embargo, esta situación cambió a la muerte de Carlos.
Si el imperio de los Habsburgo hubiese formado una entidad nacional, la crisis dinástica se hubiera reducido a una cuestión austriaca exclusivamente. Pero tal imperio era una yuxtaposición de países unidos sólo por la dinastía, lo que tentaba a las potencias imperialistas a destruir la hegemonía que era obstáculo para sus propios intereses.
Retrato oficial de la Emperatriz Maria-Teresa I de Austria (1717-1780), con la corona de Bohemia en las sienes, y las de Hungría, de Austria y del S.S.I.R.G. dispuestas sobre un cojín.
Federico II el Grande aprovechó la circunstancia para atacar a Austria y arrebatarle Silesia. De inmediato, el 11 de septiembre de 1741, María Teresa acude a la nobleza húngara y se reúne con los más altos Señores en la ciudad de Bratislava, una de las capitales del Reino de Hungría. Los nobles respondieron al clamado de auxilio de la reina con que darán "Su sangre y sus vidas" por ella. A partir de esta asamblea, la nobleza húngara será la que proveerá apoyo en muchas ocasiones a los conflictos bélicos de la reina. Carlos Alberto de Baviera se hizo con la corona del Sacro Imperio Romano Germánico (1742-45), desencadenando la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-48). María Teresa salvaguardó tras el Tratado de Aquisgrán (1748) el grueso de sus Estados y la corona imperial para su esposo, Francisco de Lorena (1745-65).
La Corona Imperial del Sacro Santo Imperio Romano Germánico, más conocida como la Corona de Carlomagno (Cámara del Tesoro, La Hofburg, Viena).
A lo largo de su reinado centró su atención en muchas ocasiones en Hungría, donde pasará mucho tiempo, en 1749 ordena la remodelación del Palacio de Buda, fundará en 1760 la guardia personal noble húngara, con sede en Viena y compuesta por 120 nobles húngaros y posteriormente creará la orden de caballería de San Esteban en 1764. De esta forma, María Teresa se convertirá en una de los Habsburgo más populares y apreciados en el Reino de Hungría.
De la mano de su canciller Kaunitz formó una alianza con Francia para recuperar Silesia, lo que dio inicio a la Guerra de los Siete Años (1756-63), que no le devolvió Silesia, pero que le permitió extender sus dominios en Galicia (o Galitzia) y la Bucovina, garantizando la sucesión imperial para su hijo José II (1765-90). Participó en el Primer Reparto de Polonia (1772) y renunció a luchar por la sucesión de Baviera.
María Teresa reorganizó sus reinos introduciendo reformas propias del despotismo ilustrado, modernizó el ejército, sometió los poderes locales al gobierno central, impulsó las ciencias y las artes y limitó la influencia de la Iglesia Católica. Moravia y Bohemia fueron unificadas con Austria, pero no Hungría, donde María Teresa realizó concesiones a la nobleza, a cambio de la ayuda que le había prestado durante la guerra.
María Teresa por Antón von Marón en 1773.
Casada con Francisco I de Lorena, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Duque de Lorena y Gran Duque de Toscana.
Francisco Esteban fue un hombre perezoso, sofisticado, acorde con los gustos de su época, y profundamente enamorado de su tierra natal, Lorena. Asimismo también era un mujeriego empedernido, algo que su esposa, María Teresa, le disculpó, sin poner reparos nunca a que su esposo tuviese amantes. La relación entre ambos siempre fue espléndida, y siempre se profesaron un profundo amor marital. Cuando Francisco Esteban murió (a raíz de una apoplejía), María Teresa se cortó su larga melena rubia -de la que tan orgullosa estaba- y vistió el luto que mantendría hasta el fin de sus días, en recuerdo de su esposo. Al morir, María Teresa fue enterrada junto a él, en un enorme sarcófago donde sus restos reposan.
Francisco era encantador a ojos de la Corte vienesa. Indulgente con sus hijos y afable fuera de los actos ceremoniales, su presencia era una relajación para los austeros usos de los Habsburgo, que decidió cambiar junto con su esposa, empezando por el desuso de la tétrica vestimenta negra que tanto se había estilado en España. Hombre culto y refinado, poseía una valiosísima biblioteca, mandó instalar un zoológico en el palacio imperial y también un jardín botánico.
Tuvieron 16 hijos (sólo diez alcanzaron la madurez):
-Mª Juana (1749-1762)
Tras la muerte de su esposo en 1765, María Teresa nombra co-regente a su hijo José. En 1770, compromete a su hija menor, María Antonieta, con el delfín de Francia, futuro Luis XVI.
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