martes, 30 de junio de 2015

Fabiola de Mora y Aragón-Bélgica

                 Casa Real Sajonia-Coburgo-Gotha.
                              Reina consorte de los belgas.
FABIOLA DE BELGICA

Rosa rojaFabiola de Bélgica (Fabiola Fernanda María de las Victorias Antonia Adelaida de Mora y Aragón), (Madrid, 11 de junio de 1928).
Su Majestad la Reina viuda Fabiola de Bélgica es la cuarta hija de Gonzalo Mora y Fernández, Riera y del Olmo, marqués de Casa Riera y conde de Mora (1887-1957) y de doña Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz, Barroeta-Aldamar y Elío, marquesa de Casa Torres (1892-1981). Su madrina de bautizo fue la reina Victoria Eugenia de España. Es hermana de Jaime Mora y Aragón.
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En el año 1960, finalmente dieron a conocer su relación mediante el anuncio de su compromiso.
Por motivos políticos, durante su niñez la familia residió en diversas ciudades europeas, primero en la localidad francesa de Anglés, cuando se proclamó en España la Segunda República, más tarde en París, y finalmente, durante la Guerra Civil, en la ciudad suiza de Lausana.
Sus estudios primarios los realizó en Roma y París, Tras dos exilios, regresó a España con 11 años. Cuando cumplió 18 años se incorporó a la sanidad militar para iniciar los cursos de enfermera y a los 29 años ya trabajaba en el hospital militar Gómez Ulla de Madrid. Hablaba a la perfección cuatro idiomas -francés, inglés, alemán e italiano. Antes de su matrimonio, publicó un álbum de doce cuentos de hadas (Los doce Cuentos maravillosos), uno de los cuales (Los nenúfares indios) conseguiría su propio pabellón en el parque de tema Efteling (Holanda) en 1966.  Cuentos infantiles, que vieron la luz en revistas españolas como Tin, Tan.

fabiola36--a Con el paso de los años, se supo el curioso dato de que, durante sus meses de novios, Balduino puso a Fabiola el cariñoso seudónimo de ‘Ávila’, por ser ésta la ciudad natal de Santa Teresa

Se convirtió en reina consorte de Bélgica a raíz de su matrimonio con el rey Balduino I en 1960. En 1990, las profundas convicciones católicas de los reyes de Bélgica les hicieron renunciar al trono durante un día para no ratificar una ley que establecía la posibilidad de interrumpir el embarazo, lo que no les impidió retomar la Corona al día siguiente, cuando el Parlamento ya había firmado dicha ley.

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Fabiola soberana de los belgas llevaba viviendo 38 años, desde diciembre de 1960, en el palacio real de Laeken.Los jardines del castillo fueron diseñados siguiendo con las instrucciones del popular paisajista, Lancelot Brown.
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Fue la reina consorte de los belgas durante el reinado de su marido Balduino I. Contrajeron matrimonio el 15 de diciembre de 1960 y ese mismo día iniciaron su luna de miel en España, concretamente en Hornachuelos, (Córdoba). La pareja real no tuvo descendencia, sufriendo 5 abortos, por lo que fue llamado al trono de los belgas el hermano menor de Balduino, Alberto II, casado con la princesa Paola Ruffo di Calabria, actual reina consorte.
Rey Balduino y Fabiola de Mora y Aragón. 15 de diciembre de 1960
Durante el reinado de su esposo, el rey Balduino I, hasta su muerte, Fabiola de Bélgica recibió el tratamiento de Su Majestad Fabiola, reina de los Belgas. Tras la muerte de su esposo, su título cambio a Su Majestad la Reina Fabiola de Bélgica.
La Reina Fabiola de Bélgica está muy vinculada a su país natal, ya que desde siempre lo ha visitado muy a menudo, teniendo un vínculo especial con Madrid y Navarra, por sus familiares y en esta última, tiene un palacete en la localidad de Elío (Navarra), una de sus residencias de verano en España, y por la amistad con aristócratas y nobles de Pamplona.
El 3 de octubre de 2009, fue recibida como Señora Divisera del Ilustre Solar de Tejada, la corporación nobiliaria más antigua de España, dado que Doña Fabiola de Mora y Aragón desciende, por línea materna, de varias generaciones de señores de Tejada, naturales de Aldeanueva de Cameros, en el siglo XVII.

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De color blanco, con adornos de piel y una larga cola. Estos son algunos de los detalles del majestuoso vestido nupcial que la reina Fabiola que lució el día de su boda 15 de diciembre de 1960- con el rey Balduino de Bélgica, fallecido en 1993. Se trataba de un elegante diseño creado por Cristóbal Balenciaga. Ahora, casi 42 años después de mostrarse en la ceremonia nupcial, esta creación podrá admirarse en la Fundación que lleva el mismo nombre del diseñador español.
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Firma de actas durante la boda civil de Balduino y Fabiola
                       Firma de  actas durante la boda.
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Balduino y Fabiola de Bélgica con Juan XXIII (Fabiola en ese momento estaba embarazada
Balduino y Fabiola con Juan XXIII.(Fabiola en ese momento estaba embarazada).
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Pese a ser familiares consanguíneos no suyos, sino de su marido, Fabiola siempre se consideró en familia con ellos. Todos estuvieron junto a ella en sus últimas horas, demostrándole un enorme amor.
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domingo, 28 de junio de 2015

María Pía de Saboya reina Portugal.

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María Pía, princesa de Saboya, nacida el 14 de febrero de 1847.
Se convirtió en reina de Portugal a raíz de su matrimonio con Luís I, celebrado en Lisboa el 6 de octubre de 1862.
Su marido, Luís, fue apodado por los portugueses "O Popular". Durante sus años en el trono, a instancias suyas, se abolieron la esclavitud y la pena de muerte en sus dominios. A la vez, María Pía se ganó el cariño del pueblo por su extraordinaria compasión hacia los desvalidos. Hubo episodios conmovedores que le valieron el apelativo de el Angel da Caridad, como, por ejemplo, su impulsiva reacción al recibir la noticia del gran incendio que había arrasado el teatro Baquet en la ciudad norteña de Porto: aunque un formidable temporal desaconsejaba embarcar en Lisboa rumbo a Porto, María Pía insistió en viajar de inmediato afrontando el peligro con tal de poder reconfortar y auxiliar a los damnificados. Paradójicamente, María Pía también era una reina que disfrutaba adquiriendo trajes y complementos, así como llenando de alhajas sus joyeros, lo cual le mereció fama de "reina elegante" en toda Europa. Cuando se enteró a través de un ministro de que muchos le reprochaban esa sofisticación que costaba un dineral, se limitó a responder, con clara frialdad: "Quien quer rainhas paga-as!" (Quien quiere reinas, las paga).
MARÍA PÍA, REINA DE PORTUGAL
Esa mujer sensible y artística, vivaz e inteligente, compasiva pero con sus momentos de alegre frivolidad, sufrió mucho en la última etapa de su vida. El hijo mayor e indudable preferido, Carlos, que había ascendido al trono a la muerte del padre con el nombre de Carlos I, falleció en un horrible atentado que también se cobró la vida del hijo mayor de Carlos, el príncipe heredero Luís Felipe. La reina Amelia, nuera de María Pía, se salvó casi de milagro, al igual que el segundo hijo, Manuel, convertido, de repente, en rey Manuel II. Manuel II se mantuvo poco tiempo en el trono, sin embargo. A partir de octubre de 1910, María Pía, al igual que su nuera y su nieto, conocería la amargura del exilio. Y, en cuanto a su otro hijo, Alfonso, duque de Porto, le daría la puntilla a la orgullosa dama cuando contrajo matrimonio morganático con una norteamericana que llevaba ya a cuestas nada menos que TRES divorcios...
A decir verdad, todo empezó en la ciudad de Stupinigi, situada a unos diez kilómetros de Turín, capital del Piamonte. Stupinigi se hallaba particularmente vinculada a la dinastía de Saboya, firmemente establecida en aquella región al norte de la península italiana. El Castelvecchio, una típica fortaleza medieval, había sido la residencia de los los "Señores de Piamonte" de la rama Saboya-Acaya, así denominados porque, en una época concreta, también habían ostentado el rango de príncipes de Acaya en Morea, en la península helénica. Tiempo después, el mismo Castelvecchio había servido de hogar a los duques de Saboya, descendientes de los anteriores. Asimismo, con el paso del tiempo, esos duques de Saboya que se transformarían en reyes de Cerdeña y del Piamonte mandaron construir en Stupinigi el Palazzina di caccia di Stupinigi. Teóricamente, se trataba de un "pabellón de caza", pero, como se construyó a gran escala y sin escatimar en lujos, se transformó en un soberbio palacio.
Esa tradición que unía a los Saboya con la localidad de Stupinigi hizo que el día 12 de abril 1842 se celebrase allí un matrimonio de notable relevancia para la dinastía. El entonces príncipe heredero Vittorio Emanuele, hijo del rey de Cerdeña y Piamonte Carlo Alberto con su esposa habsburguesa María Teresa de Austria-Toscana, se casaba con una llamada María Adelaide. Se daba la circunstancia de que María Adelaide tenía por madre a Elisabetta de Saboya-Carignano, una de las hermanas del rey Carlo Alberto. Por otro lado, el padre de María Adelaide era el archiduque Rainer de Habsburgo-Lorena, hijo del emperador Leopold II y de la española mujer de éste, María Ludovica, quienes resultaban ser abuelos paternos de María Theresia de Austria Toscana. Como por esa época una amplia área geográfica al norte de la península italiana, el Lombardo-Veneto, pertenecía al imperio austríaco, el archiduque Rainer desempeñaba allí funciones de virrey, presidiendo, junto a su esposa saboyana María Elisabetta, la "corte" virreinal establecida en Milán.
En cierto sentido, el enlace entre Vittorio Emanuele...

         Vittorio Emanuele. y su doble prima María Adelaide...

parecía un bonito apaño que resolvería como por arte de magia las fricciones pre-existentes. Los Saboya de Cerdeña-Piamonte ya urdían la trama de un proceso de unificación de la península italiana que les acabaría haciendo reyes de Italia. Obviamente, el primer escollo que tenían que salvar los Saboya de Cerdeña-Piamonte era la fuerte presencia de Austria en el norte, concretamente en el Lombardo-Véneto. Cualquiera que supiese por dónde soplaban los vientos de la historia, comprendería que el casamiento de Vittorio Emanuele con María Adelaide no íba a significar ninguna variación en las relaciones entre Turín y Milán. Ni Carlo Alberto ni Vittorio Emanuele podrían evitar una escalada de tensión paulatina con el archiduque Rainer, por mucho que se reforzasen los lazos de parentesco de por sí bastante notables.
                                MARÍA ADELAIDE


                Dos retratos de María Adelaide de Habsburgo.
María Adelaide es una de esas mujeres que inspiran profunda simpatía. De naturaleza suave y complaciente, se enamoró de quien tenía que enamorarse: el primo con el cual la casaban en un intento por apaciguar unas aguas que ya bajaban revueltas, amenazando con salirse de cauce y anegarlo todo. La joven princesa se empeñó en convertirse en la más solícita y devota de las esposas para un marido bastante indiferente hacia su delicada belleza. Ni siquiera el nacimiento de ocho hijos en trece años de unión conyugal sería reflejo de un creciente afecto de Vittorio Emanuele hacia María Adelaide. Él la apreciaba y apreciaba el hecho de que ella proveyese constantemente hijos e hijas para la orgullosa casa de Saboya. Pero, sin embargo, Vittorio Emanuele no hizo nada para ahorrarle sinsabores y penas a María Adelaide. En realidad, al suceder a su padre Carlo Alberto en el trono con el nombre de Vittorio Emanuele II en julio de 1849, Vittorio Emanuele dejó que sus hábiles ministros siguiesen incrementando la hostilidad hacia la presencia austríaca en Lombardo-Véneto, algo que hacía daño a una María Adelaide que adoraba a su padre Rainer. En un sentido más privado, María Adelaide nunca ignoró las constantes y flagrantes infidelidades de Vittorio Emanuele.
Vittorio Emanuele era uno de esos hombres de fuerte líbido que no encontraba que el haberse casado por motivos puramente políticos con su amable prima restringiese su libertad de rondar a otras mujeres "de su gusto". Para colmo, justo cuando María Adelaide ya había tenido a sus primeros tres hijos (María Clotilde, Umberto y Amedeo), Vittorio Emanuele encontró la pasión de su vida en la apasionada Rosa Teresa Vercellana Guerrieri, a la cual los piamonteses denominarían "Bela Rosin". Mientras María Adelaide alumbraba su cuarto vástago, Oddone Eugenio, la relación de Vittorio Emanuele con su "Bela Rosin" era la comidilla en media península italiana. Y un mes después de que María Adelaide diese a luz a su quinto bebé, la niña a la que se bautizaría con el nombre de María Pía, la amante de Vittorio Emanuele, la "Bela Rosin", se quedó embarazada del primer hijo: sería una niña a la que se denominaría Victoria, diez meses menor que su medio hermana la princesa María Pía. El sexto hijo de María Adelaide, Carlo Alberto, nació casi a la vez que el segundo hijo de "Bela Rosin", un niño para el que se escogieron los nombres de Emanuele Alberto. Y, para enredar más las cosas, en esa época Vittorio Emanuele también le puso los cuernos a su querida "Bela Rosin" con la espabilada Laura Bon, que tuvo un bebé nacido muerto en la época en que María Adelaida alumbraba a su séptimo retoño, también fallecido nada más nacer.
Es fácil darse cuenta de lo que tuvo que sentir la apacible María Adelaida al ver que sus partos se sincronizaban con los partos de las amantes de su primo-marido. Sin embargo, ni se quejaba ni armaba escándalo, sino que buscaba consuelo en la religión y en las obras de caridad. Siempre rezaba para que su marido "hiciese las paces" con el imperio austríaco representado en la figura del virrey y para que "no siguiese atosigando" con movimientos de tropas a los Estados Pontificios. El sincero catolicismo de María Adelaide le hacía ver con franco horror los ataques territoriales de los piamonteses ávidos de expandirse hacia los territorios gobernados por el Papa.
Binóculos de la Reina María-Pía de Saboya, con diamantes rosas engarzados (1880). Binóculos de la reina Maria Pia, con diamantes rosas engarzados. (1880).
Esa mujer desgarrada en sus lealtades murió prematuramente, con treinta y tres años de edad, tras dar a luz a su octavo hijo. Su último embarazo había sido bastante difícil, añadiéndose a sus achaques físicos el inmenso golpe psicológico de asistir a la muerte de su hijo Carlo Alberto, de tres años. Aunque le quedaban con vida María Clotilde, Humberto, Amadeo, Oddone Eugenio y María Pía, María Adelaida se dejó inundar por la melancolía. El parto resultó largo y penoso, por lo que quedó en un estado de extrema debilidad. Falleció de unas fiebres puerperales dos días después de poner en el mundo a Vittorio Emanuele. Por desgracia, el bebé no sobrevivió a la infortunada madre durante más de cuatro meses.
Vittorio Emanuele II, rey de Cerdeña y Piamonte, se quedó viudo, con cinco hijos
Un bonito retrato en el cual se nos muestra a María Clotilde, Humberto, Amadeo, Odone y María Pía, los cinco hijos huérfanos de madre al fallecer Marie Adelaida:
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Desde el punto de vista afectivo, para los niños la muerte prematura de su devota madre fue lo peor que pudo haberles acontecido. Sólo quedaba su padre, pero el padre estaba demasiado ocupado con sus asuntos de gobierno en aquella época particularmente decisiva para el devenir de la península italiana y con sus amoríos. Vittorio Emanuele nunca tuvo demasiado tiempo para ofrecérselo a los chiquillos, aunque, sin duda, se interesaba por ellos, en especial por el desarrollo de su heredero, Humberto, y de la favorita, la niña de sus ojos, que siempre había sido María Clotilde.
Aquí tenemos una foto y un retrato, precisamente, de la primogénita, María Clotilde:


Puesto que era cuatro años mayor que María Pía, desempeñó a ojos de esta el papel de hermana protectora en especial a raíz de la muerte temprana de la madre de ambas. Las circunstancias hicieron que María Clotilde se centrase en arropar a sus hermanos menores, en especial a la benjamina, María Pía, que, sencillamente, la adoraba.
Uno de los momentos más duros en la infancia y juventud de María Pía se produjo a principios del año 1859. Tenía solamente once años, una edad en la que las emociones están a flor de piel. Por entonces, María Clotilde, a los dieciséis años, se comprometió en matrimonio con el príncipe Napoléon Joseph Charles Paul Bonaparte, apodado Plon-Plon. Plon-Plon, hijo nacido del matrimonio de Jerome Bonaparte, el hermano de Napoleón a quien éste había hecho durante un tiempo rey de Westphalia, y su esposa, la princesa Catherina de Württemberg, se encontraba en buena posición desde que su primo Napoleón se había convertido en el emperador Napoleón III de Francia. Dábase la circunstancia de que Napoleón III siempre había ayudado a Vittorio Emanuele a hacerse con una posición hegemónica que le permitiese acabar reinando sobre una Italia unificada. Así que la boda de Plon-Plon con María Clotilde tenía un gran significado, en términos dinásticos y políticos.
María Pía era demasiado joven para captar todo el entramado de intereses que culminaban en la boda de María Clotilde con Plon-Plon. Lo único que ella veía es que su hermana, celebrado el casorio, abandonaría Turín para establecerse en la lejana París con el marido Bonaparte que le habían asignado. Para María Pía constituía una gran pérdida.
La temprana boda de María Clotilde era también una señal de la plena disposición de Vittorio Emanuele a usar a sus dos hijas como peones en el tablero de ajedrez de los matrimonios dinásticos en cuanto alcanzasen la edad núbil. No había vacilado en entregar a su querida María Clotilde a Plon-Plon en cuanto ésta hubo alcanzado los dieciséis años de edad. Tampoco vacilaría en hacer lo propio con María Pía.
Ésta se transformó, en esos años, en una jovencita bastante guapa y sobre todo muy estilosa:


                         Otra imagen de la joven María Pía



Un partido muy ventajoso apareció en la figura de Luiz I rey de Portugal.
Luiz era un joven apasionado por las ciencias, en particular por la oceanografía, y que, además, mostraba cierto talento artístico, con una pasión hacia la poesía que le llevaba a componer sus propios versos. Hubiese sido feliz, plenamente feliz, desempeñando el papel de joven príncipe protector de artistas y científicos. Pero en 1861, la familia real portuguesa a la cual pertenecía se había visto duramente golpeada por una epidemia de cólera. En un breve lapso de tiempo, Luíz había visto morir a su hermano mayor, el rey Pedro V, y a uno de sus hermanos menores, el príncipe Fernando, a causa de aquella terrible enfermedad.
Pedro V no dejaba hijos: había estado brevemente casado, con la adorable Estefanía de Hohenzollern-Sigmarigen, que había muerto unos meses antes de que lo hiciese el marido sin haber consumado su matrimonio. Por tanto, a Luiz le correspondió suceder a su hermano bajo el nombre de Luiz I. La situación no le provocó ninguna alegría. Estaba sinceramente trastornado por la pérdida de sus hermanos...y convertirse en rey no era algo que él hubiese deseado en absoluto.
Pero las circunstancias se habían impuesto. Y esas mismas circunstancias le obligaban a casarse lo antes posible para garantizar la continuidad dinástica. El cólera que había matado a dos de sus hermanos en 1861 había enseñado una amarga lección a los portugueses: no sólo hacía falta tener siempre un heredero, sino un repuesto por si faltaba el heredero. Luiz no podía quedarse a esperar a que surgiese una princesa de su agrado. Tenía que salir a buscar una princesa que les conviniese.
Los Saboya eran una dinastía pujante. Poco antes, sólo habían gobernado Piamonte y Cerdeña, pero ya se vislumbraba en ellos a los futuros señores de toda Italia. Así que podía ser muy ventajoso ir atando lazos con la casa de Saboya. Vittorio Emanuele disponía de una hija casadera, María Pía, que agradaría a los católicos portugueses por el mero hecho de que, al haber tenido por padrino de bautismo a un Papa, había recibido con pocos días de edad la preciada "Rosa de Oro" que otorgaba el Sumo Pontífice.
Luís no tardó en solicitar la mano de María Pía

                                      Luis y María Pía


                              María Pía  en su niñez.


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domingo, 4 de enero de 2015

El joyero de la princesa Leticia

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PENDIENTES 'AROS Y LIS'
Este par de pendientes están formados por dos aros concéntricos cuajados de diamantes y flor inspirada en la lis. Son un diseño de Paloma Cuevas para Yanes 2005.
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PENDIENTES 'DI-AMANTES'
Dos preciosas criollas de la firma Yanes, con ondas de diamantes —talla brillante de 1’32 quilates— y oro blanco que representan una flor inacabada. Doña Leticia estrenó estos pendientes en la entrega de los príncipes Asturias 2007-

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PENDIENTES 'NUPCIALES' Entre las joyas que inauguraron el cofre de doña Letizia como princesa de Asturias se encuentran estos pendientes (derecha) de talla antigua —pertenecían a la familia—, que fueron regalo de los Reyes con motivo de su boda con el príncipe Felipe. Realizados en platino están formados por diez diamantes montados en garras: seis de ellos talla pera de 2’44 quilates, dos talla brillante de 1’22 quilates y otros dos de la misma talla, de 4’54 quilates.

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PULSERAS 'UNIVERSO' Se trata de un par de pulseras de oro amarillo que llevan colgando las iniciales, en pave de diamantes, con los nombres de sus hijas: Leonor y Sofía. Fue un regalo de la Reina Sofía a su nuera por el nacimiento de sus dos nietas. Después de la muerte de su hermana Erika Ortiz, la princesa añadió una 'C', la inicial del nombre de su sobrina, Carla.

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PENDIENTES 'MARIPOSA'
Son un diseño de Paloma Cuevas para los joyeros Yanes en oro blanco y amarillo y están formados por tres aros concéntricos cuajados de diamantes. Su originalidad estriba en la mariposa que se posa sobre ellos abrazándolos con sus alas

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CRUZ DE LA VICTORIA
Fue un regalo del Principado de Asturias a doña Leticia, tras el anuncio de su compromiso matrimonial. La Cruz de la Victoria posee un pequeño relicario en el centro y de sus brazos cuelgan el alfa y el omega, que simbolizan el principio y el fin.

PENDIENTES 'ALIANZAS QUE NOS UNEN'
Esta joya, incluye unos pequeños diamantes talla brillante, aguamarinas y turmalinas rosas en caída rematados con dos perlas australianas de la colección «Alianzas que nos unen» .
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BRAZALETE ‘SALVAJE’
Es una de las joyas preferidas de la princesa de Asturias. Pertenece a la colección ‘Salvaje’, de Perodri. Está realizada en oro amarillo, blanco y diamantes.
ALIANZA MATRIMONIAL
En el dedo anular de su mano derecha, la princesa de Asturias luce siempre su alianza matrimonial. Se trata de una pieza extremadamente sencilla, en oro amarillo. Su forma circular simboliza la eternidad, mientras que el oro —como metal indestructible que es— representaba el amor duradero.
ALIANZA DE LA ETERNIDAD
La princesa tiene un especial cariño a su alianza de prometida, regalo de don Felipe en su pedida de mano. Se trata de un anillo e diamantes en talla baguette engastados en oro blanco de la colección «Grace», de Suárez que se caracteriza por su diseño atemporal y «moderno», tal y como lo definió el propio príncipe.

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BROCHE DE LIS
La flor de lis es la parte central de la diadema «Princesa», que fue diseñada para que la pieza pudiera usarse por separado. En las cenas de gala, doña Leticia ha recurrido frecuentemente a este broche para la sujeción de su banda.
ANILLO 'PARENTESI' Diseño greco-romano —calado de oro blanco de 18 kilates y pavé de diamantes— fue un regalo de la firma Bulgari a la princesa con motivo del nacimiento de la infanta Sofía
BRAZALETE ‘ART-DECO’
Este brazalete de Cartier está realizado en oro blanco y diamantes, y su diseño se inspira en las columnas griegas. Se trata de un modelo antiguo —fuera de catálogo— que, se dice, pertenece a doña Sofía.

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PERLAS AUSTRALIANAS
Doña Leticia tiene dos pares de pendientes en oro blanco con diamantes y perlas australianas —que se alargan o acortan según el acto al que asista—, pero es este conjunto compuesto por cinco diamantes talla brillante —uno de ellos montado en doble chatón— el que más utiliza.

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PENDIENTES CORDOBESES
La princesa de Asturias recibió un regalo muy especial de la asociación de joyeros de Eloy de Córdoba en la fecha de celebración de los Reyes Magos, de 2005. Los pendientes, de oro blanco, llevan 17 diamantes talla brillante y su diseño se inspira en la tradicional joyería cordobesa.

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BROCHE 'DRAGONFLY CLIP' Doña Leticia ha llevado en alguna ocasión una pequeña libélula de oro amarillo, diamantes y alas de pavé de zafiros rosas que don Felipe le regaló por su cumpleaños en 2007. Este broche pertenece a la colección «Dragonflies» de Van Cleef & Arpels.

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PENDIENTES ESPOLIN
Este romántico diseño de Yanes, en oro blanco y diamantes, incluye un centenar de diamantes talla brillante de 3,03 quilates y pequeños corazones en pandantif cuajados de diamantes. Los pendientes pertenecen a la colección Espolín, y fueron un regalo de bodas a doña Leticia.
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La tiara “lleva más de cuatrocientos cincuenta diamantes y diez perlas australianas”. Aunque la reina nunca se ha puesto esta diadema, sí es cierto, como menciona Funes, que ha llevado en alguna ocasión “su broche central en forma de lis con brillantes”.
Existe la teoría de que la reina no ha llegado a exhibir nunca esta joya en sus actividades oficiales debido al alto valor económico de la pieza, en torno a 50.000 euros.
Este regalo con el que don Felipe obsequió a doña Leticia en su quinto aniversario de boda fue adquirido en la joyería madrileña Ansorena. El rey -entonces príncipe de Asturias- encargó al establecimiento realizar la joya, una tarea que el actual jefe de Estado siguió muy de cerca, dada la importancia sentimental del obsequio.
Lo cierto es que la reina no suele lucir joyas ostentosas en sus apariciones públicas. Doña Leticia ha llevado tiara en ocasiones puntuales, y siempre ha escogido las más sencillas pertenecientes a la familia real. Ha utilizado, como menciona la autora de ‘Estilo Letizia’, la tiara prusiana y la diadema floral, más ‘joviales’ que el resto de la colección.
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jueves, 1 de enero de 2015

Monarcas que han perdido la cabeza.

En un tiempo en donde cuestionar al monarca era cuestionar la voluntad divina, nombrar a la persona más poderosa del reino demente no era una tarea fácil.
Es por esto que la historia está llena de miembros de la realeza que no han sido diagnosticados como enfermos mentales, pero cuyas acciones y comportamiento los han calificado como locos.
A continuación, algunos gobernantes que se cree perdieron la cordura:
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                Jorge III de Gran Bretaña e Irlanda
Reinó desde 1760 hasta 1820, tiempo durante el cual perdió las colonias americanas. Según informes, su orina estaba teñida de azul o rojo y presentaba comportamientos dementes, como intentar darle la mano a un árbol que confundió con el rey de Prusia.
Diagnósticos modernos de la causa de su conducta incluyen la esquizofrenia, trastorno bipolar y porfiria; una enfermedad sanguínea hereditaria cuyos síntomas pueden imitar los de la locura, causando confusión y orina de color rojo. Es posible que el arsénico en los medicamentos que se le administraban haya agravado su condición. Algunos expertos atribuyen el color azul de su orina a la planta genciana, comúnmente empleada como medicamento.
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                        Carlos VI de Francia
Conocido como “Carlos el bienamado” y “Carlos el loco”, sucedió a su padre en el trono francés en 1386, a la edad de 11 años. Sin embargo, sus tíos mantuvieron el poder hasta que alcanzó los 21 años, cuando pudo restaurar el reino de la ruina y las revueltas provocadas por sus parientes.
Desafortunadamente, este periodo de tranquilidad fue breve. Convencido de que estaba siendo perseguido por sus enemigos, mató a varios de sus propios caballeros y por poco asesinó a su hermano. Sus periodos de lucidez eran cada vez menores y en sus  últimos años ya no reconocía a su esposa ni familia, incluso olvidaba que era rey. Afirmaba ser San Jorge y deliraba estar hecho de cristal. Se negaba a ser tocado y utilizaba ropa que le ofrecía protección adicional para evitar que su cuerpo se rompiera.
María I de Portugal
María I de Portugal
Esta monarca gozaba de dos títulos: “María la piadosa” y “María la loca”.  Fue la primera reina en gobernar por derecho propio, desde 1777 hasta 1816.  Su reinado de 19 años fue el segundo más largo en la historia portuguesa.  Se le consideraba una gobernante destacada y competente hasta convertirse delirante en 1786 (año en que murió su esposo y tío Pedro III).
Religiosa hasta el punto de manía, se consideraba maldita y sufría episodios de furia en los que gritaba y corría desesperadamente. El Dr. Francis Willis, que había atendido a Jorge III, llegó a la corte de Portugal y la diagnosticó con una locura. Sus tratamientos incluían camisas de fuerza, baños helados,  una camisa de fuerza, formación de ampollas y baños de hielo, sangrías y enemas purgantes.
Juana I de Castilla
Juana I de Castilla
Mejor conocida como “Juana la Loca”, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso en 1496.  Tras la muerte de su madre Isabella I, se convirtió en reina de Castilla en 1505. Sin embargo, su padre Fernando II de Aragón convenció a la corte de que estaba demasiado enferma para reinar.  La guerra civil en Castilla forzó a Fernando II a retraer sus palabras y los tribunales reconocieron a Juana y Felipe como gobernantes.
Tras la muerte de Felipe, su padre retomó el poder y confinó a Juana a un convento, donde permaneció durante su reinado y, posteriormente, el de su hijo Carlos I durante 50 años. Se decía que estaba loca y besaba y acariciaba el cadáver de su esposo, de quien estaba tan enamorada que había perdido la cordura. Es posible que haya sufrido de melancolía, depresión o incluso esquizofrenia. Pero más probable aún es que no estaba loca en absoluto, sino que su padre e hijo perpetuaron la mentira para evitar que regresara al trono.
Zhengde, emperador de China
Zhengde, emperador de China
Nacido Zhu Houzhao, adoptó el nombre de Zhengde cuando subió al trono en 1505, convirtiéndose en el décimo emperador de la dinastía Ming. No tenía interés por los asuntos del Estado, prefiriendo concentrarse en sus excéntricos placeres. Inconforme con su gran harem, recogía a mujeres de la calle y tenía prostitutas en el palacio real. Disfrutaba beber, el aprendizaje de idiomas, disfrazarse de plebeyo y viajar incógnito. También gozaba de la caza, tanto de animales como de humanos.
El gobierno de país quedó en manos de eunucos y amigos de alto rango, quienes vendían los cargos públicos al mejor postor. Quien se atrevía a cuestionar el extraño comportamiento de Zhengde se arriesgaba a ser exiliado o ejecutado. El tirano murió en 1521, a los 31 años de edad, como resultado de infecciones que contrajo tras caer en un canal en estado de ebriedad.

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https://youtu.be/vLN1rLKh85o
 
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