* Victoria de Suecia
Victoria Ingrid Alice Desiree (Estocolmo, Suecia; 14 de julio de 1977), más conocida como Victoria de Suecia, es la Heredera Real al trono de Suecia. Hija primogénita de Carlos XVI Gustavo y de Silvia de Suecia. Ostenta los títulos de Princesa Heredera de Suecia (Sveriges Kronprinsessa), Duquesa de Västergötland (Hertiginna av Västergötland) y tratamiento de Alteza Real. Actualmente es la única mujer heredera a un trono en todo el mundo.
Al nacer en 1977, en Suecia regía la Ley Sálica lo que impedía que en un futuro sucediera a su padre Carlos XVI Gustavo.
La presión de grupos feministas ante el Parlamento de Suecia, logró reformar la Constitución, aboliendo la Ley Sálica y estableciendo una Ley Cognática, que establece que el primer hijo del Rey es el heredero al trono sin importar el sexo, sin considerar que cuando la reforma entró en vigor en 1980, ya había nacido el Príncipe Carlos Felipe, que había sido proclamado heredero al nacer. El Parlamento sueco declaró que la reforma tenía efecto retroactivo, por lo cual Victoria fue proclamada oficialmente como Princesa heredera.
Princesa Victoria en Brasil
El 14 de julio de 1995, al cumplir mayoría de edad, juró lealtad al Rey y a la Constitución, en el Salón de Estado del Palacio Real de Estocolmo, asumiendo en forma oficial su rango de Princesa heredera.
Cuando Victoria asuma el trono, será la tercera Reina jefa del Estado en Suecia; siendo Cristina la primera. Otra mujer que asumió el trono de Suecia fue la reina Ulrica Leonor que ocupó el cargo de reina regente.
En 1997 fue centro de interés internacional al reconocer que padecía de anorexia, enfermedad que ya ha superado.
La Princesa contraerá matrimonio con su prometido Daniel Westling el 19 de junio de 2010 en la Catedral de San Nicolás de Estocolmo.
Los suecos no quieren pagar la boda de la princesa
Los suecos se niegan a pagar el enlace de la princesa heredera, Victoria, con su novio Daniel Westling. Diversos portales acumulan firmas en contra de arbitrar un presupuesto extraordinario para el enlace real. 30.000 firmas han suscrito ya el lema “Niégate a pagar la boda de Victoria”. 3.000 “No quiero pagar la boda de Victoria”. Argumentan -apoyados por líderes políticos- que la asignación anual de 112 millones de coronas suecas (casi diez millones de euros) que recibe el rey Carlos XVI Gustavo, debería ser suficiente para afrontar los gastos del enlace.
Suecia es mi tierra prometida. Con una población de 9 millones de habitantes, este organizado y discreto país, sufre la crisis económica como todos. Ha visto caer a Saab y otras marcas punteras. Y lo siente como daño propio. Pero mantiene sus grandes compromisos sociales, aun gobernando los liberales que “no son como el PP”, asegura mi amigo Jan Perneval. “En Suecia el partido equivalente al PP consigue un 1% de los votos”, aclara. Sus políticos saben que son representantes del pueblo y no una élite en la cúspide. Precisamente el vivir con total normalidad y sin fastos, ocasionó que el presidente Olof Palme fuera asesinado en plena calle. O la Ministra de Exteriores Anna Lindh, cuando iba a comprar a unos grandes almacenes.
Ocupa los primeros puestos mundiales en educación, transparencia y desarrollo humano. El sueldo medio es de 2.590 euros, pagan una tasa de impuestos de hasta el 60% -las clases altas- y una casa de dos plantas, bodega y amplio jardín, cuesta 400.000 euros. Los precios de los productos básicos son similares a España, salvo los de lujo que están más gravados con impuestos.
Más de un año de baja maternal llega a sufragar el Estado. La sanidad exige un pago prudencial, pero atienden a quien carece de medios. No rechaza a los emigrantes en general -fueron los primeros en recibirlos cuando los expulsaron las dictaduras sudamericanas en los años 60/70-. Puedes dejar paquetes en el coche, sin que nadie te rompa los cristales para robarlos. Los señores sacuden a sus mujeres como en todas partes, pero llevan un riguroso control de quienes y porqué.
En Lund, ciudad universitaria, celebran asambleas ciudadanas desde comienzos de año, entre los vecinos, políticos y profesores de la Universidad, tratando de perfeccionar en la democracia. “Hacerse el sueco” es no discutir por nada. Prefieren reconcomerse que tener un litigio. Ahora, utilizan Internet, para hacer saber a sus gobernantes el sentimiento ciudadano. Y piden de la monarquía que sufrague sus bodas como hace cada sueco.
Son extremadamente sobrios en sus gastos. Hace mucho frio en invierno. No hay luz en invierno. Y, en verano, es de día a las 12 de la noche y, de nuevo, a las 4 de la madrugada. Nada es perfecto.
Victoria de Suecia y su prometido.
El palacio de regalo de bodas,para victoria de Suecia.
Princesa Victoria en Dubái.
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