Alfonso de Borbón y Battenberg. Príncipe de Asturias y Conde de Covadonga.
Alfonso de Borbón y Battenberg, bautizado Alfonso Pío Cristino Eduardo Francisco Guillermo Carlos Enrique Eugenio Fernando Antonio Venancio (Palacio Real de Madrid, 10 de mayo de 1907 - Miami, Florida, Estados Unidos, 6 de septiembre de 1938) fue Príncipe de Asturias y heredero del trono de España desde su nacimiento hasta su renuncia en 1933.
En esta postal, la pareja real española es representada con su hijo mayor: el Infante d. Alfonso, príncipe de Asturias (1907-1938), quien renunció a sus derechos al trono en 1933 para casarse con Edelmira Sampedro y Robato (1906-1994), este matrimonio terminado en divorcio. Él casó en segundas nupcias (Unión Civil) Marta Esther Rocafort y Altuzarra (1913-1993). El príncipe era hemofílico
Como hijo primogénito de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia fue Príncipe de Asturias (heredero de la Corona española) desde su nacimiento. Con motivo de su bautizo, el 18 de mayo de 1907 fue nombrado Caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro. Por Decreto de 2 de febrero de 1931, su padre le concedió el Collar de la Real Orden de Isabel la Católica.
El príncipe Alfonso tuvo una salud muy frágil durante toda su vida y sufrió hemofilia,enfermedad que había heredado de su madre, la reina Victoria Eugenia, y transformaría su vida ya que nunca le permitiría ser nada más que un niño triste.
Tuvo una formación insuficiente y dificultades para desarrollar las funciones públicas como heredero de la Corona a causa de las crisis generadas por su enfermedad.
Las malas relaciones con su padre, el Rey
Alfonso, increíblemente hermoso, de ojos azules y pelo rubio, aunque siempre pálido y ojeroso, vivía permanentemente en vilo –al igual que la Familia real- ante la posibilidad de enfermar o de sufrir un accidente que presentara hemorragias que no se pudieran detener.
De ahí quizá vino esa posición de desgana personal hacia todo lo que le rodeaba, su escaso interés por la política y los asuntos de Estado y, también, sus malas relaciones con el Rey. Un Rey que nunca superó que su hijo mayor fuera un enfermo, cuando lo que se pedía a un heredero era precisamente fortaleza y salud... Y un heredero. Y Alfonso no mostraba intención alguna de contraer matrimonio. Incluso había rechazado, a sabiendas de que como heredero a la corona de España tenía que casarse para perpetuar la dinastía, a la princesa, Ileana, hija de la reina María de Rumanía.
El príncipe granjero
Fue entonces, cuando el Príncipe de Asturias se retiró al palacete de la Quinta, en los montes del Pardo. Un maravilloso lugar con jardines del siglo XVIII inspirados en la corte de Luis XIV y en el palacio de Versalles... Con El árbol de los sueños bajo el que dormía sus siestas mirando cómo se mecían las encinas y las jaras a lo lejos. Con el Manzanares ragando todo el monte y, sobre todo, con su granja de gallinas y cerdos que tan feliz le hizo.
Al día siguiente de la proclamación de la II República, el 15 de abril de 1931, partió, junto con su familia, hacia el exilio. Debido a una de las crisis que le aquejaron, tuvo que ser ayudado al abandonar el Palacio Real de Madrid porque no podía andar. Junto a su madre y casi todos sus hermanos viajó en tren hasta Francia.
Alfonso se enamoró de una mujer de nacionalidad cubana de origen español, Edelmira Sampedro y Robato, mientras estaba convaleciendo y en tratamiento en una clínica suiza. Porque ella no pertenecía a ninguna familia real, requisito que debía cumplirse según la Pragmática Sanción de Carlos III que regulaba los matrimonios de la Familia Real para no perder los derechos de sucesión al trono, su familia le retiró su apoyo y medios. Al contrario de los actuales Príncipes de Asturias, en que supuestamente ya no existen salvo los que estipulen las Cortes y Constitución. por ello y a petición de su padre, el príncipe Alfonso renunció a sus derechos sucesorios por escrito en Lausana el 11 de junio de 1933, y desde entonces utilizó el título de Conde de Covadonga. Se casó con Edelmira en la Iglesia del Sagrado Corazón de Ouchy, junto a Lausana, el 21 de junio de 1933. Edelmira era hija de Pablo Sampedro y Ocejo (natural de Matienzo, Cantabria), propietario de una plantación de caña de azúcar, y de Edelmira Robato y Turro, de origen asturiano. No tuvieron descendencia. Alfonso y Edelmira terminaron divorciándose en La Habana el 8 de mayo de 1937.
En 1933, días después de renunciar a la corona, contrajo matrimonio con Edelmira Sampedro en una sencilla ceremonia. A la boda, celebrada en Lausana, asistieron la reina Victoria Eugenia y las infantas, Beatriz y Cristina.
Alfonso de Borbón y Battenberg volvió a contraer matrimonio, civilmente, en la Embajada de España de La Habana el 3 de julio de 1937, con Marta Esther Rocafort y Altuzarra, también de nacionalidad cubana. Marta Esther era hija de Blas Manuel Rocafort y González, odontólogo, y de Rogelia Altuzarra y Carbonell. Alfonso y su segunda mujer se divorciaron en la ciudad de La Habana el 8 de enero de 1938. Tampoco tuvo hijos de su segundo matrimonio.
Marta Esther Rocafort, hija de un dentista de la Habana y modelo reconocida de alta costura en Nueva York, fue su segunda esposa. Una mujer de impresionante belleza.
Don Alfonso murió en 1938 a consecuencia de un accidente en Miami. La única persona le envió flores fue su madre, la reina Victoria Eugenia, en la imagen. Sus restos, gracias al rey Juan Carlos, reposan desde 1985 en el Escorial
Alfonso pasaría más de la mitad de los treinta y un años de su corta vida en cama, internado en hospitales, con operaciones, con dolores terribles. Era incapaz de disfrutar de la vida y de tener descendencia, pues tras una operación urológica se quedó impotente, unos años antes de casarse con Edelmira Sampedro.
Don Alfonso murió solo, el 6 de septiembre de 1938, durante una noche en la que conduciendo su coche por las calles de Miami, se estrelló contra un poste de teléfono. A su entierro no fue apenas nadie. Y la única persona le envió flores fue su madre, la reina Victoria Eugenia. Sus restos, gracias a un gesto de su sobrino, el rey Juan Carlos de España, reposan desde 1985 en el Escorial. En cuanto a sus esposas, Edelmira siguió usando el título de condesa de Covadonga con discreción el resto de su vida; y Marta Esther Rocafort, contrajo nupcias nuevamente con un americano multimillonario llamado Atkings.
El 25 de abril de 1985, por orden del rey Juan Carlos I, sus restos fueron trasladados al Monasterio de El Escorial. A la despedida de los restos en Miami acudió Edelmira.
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